martes, 30 de junio de 2009

¿Qué es España?



Esta es una pregunta que si hiciéramos a cada persona obtendríamos muchas respuestas distintas y, posiblemente, todas igual de razonables. Lo primero que nos viene a la cabeza es pensar en que es el país en el que vivimos, sin más. Esto es cierto y es algo indiscutible. Pero como todas las cosas, siempre se puede concretar un poco más.

Para mí España no es, ni más ni menos, que el país donde me ha tocado vivir. Pero desde el punto de vista político, lo veo como un conjunto de estados que en su día los unieron para formar uno solo. Un invento administrativo como cualquier otra demarcación territorial. Por ello, no deja de resultarme curioso cuando oigo a aquellos que se creen más patriotas que nadie, más españoles que nadie, diciendo que están dispuestos a dar la vida por su país.

Observando la historia de este país, vemos que apenas tiene 300 años de historia y si hilamos muy fino ni siquiera existe, como más adelante razonaré.

Después de la caída del imperio romano, la península paso a manos visigodas, durante casi 300 años, hasta que los árabes conquistaron la península quedando, por un lado, estos últimos y, por otro, en el norte, el Principado de Asturias, un reducto de resistencia visigoda, más o menos, como hoy lo conocemos. Con el correr de los años, y a medida que se van conquistando tierras al Islam, van apareciendo otros reinos fruto de repartos, herencias y guerras entre los cristianos. Así pues, aparecen cerca de los Pirineos el Reino de Navarra y Aragón. Asturias pasa a ser el Reino de León. Después de muchas uniones dinásticas y más guerras entre ellos surgen en la península cuatro principales reinos cristianos: El Reino de Portugal, la Corona de Castilla, el Reino de Navarra y el Reino de Aragón.

El Reino de Portugal, después de la batalla de Albujarrota (1397), logra la independencia definitiva de Castilla. El reino de Aragón está constituido por Aragón, el Reino de Valencia, Murcia y los Condados Catalanes. El Reino de Navarra pasa a ser de Aragón una vez entrado el siglo XVI. Viendo esto se puede deducir que tanto el nacionalismo catalán como el vasco, apoyándose en la historia, son falsos, pero esto sería para tratar en otra ocasión.

Para resumir y no extenderme en fechas, batallas y nombres, llegamos a principios del siglo XVIII, donde únicamente existe el Reino de Aragón y Castilla. Es después de la Guerra de Sucesión, cuando Felipe V, primer Borbón que reina en España, decide unir ambos reinos bajo el nombre de ESPAÑA. Por eso he dicho al principio que este país, como tal, apenas tiene 300 años. Y por eso he añadido que ni siquiera podía denominarse como tal puesto que Gibraltar pertenece a Gran Bretaña.

De aquí que saque el razonamiento que España es un invento administrativo, unido mediante guerras, por la fuerza casi siempre en contra de las propias gentes.

Si me preguntan digo que soy español, no me siento nacionalista, pero del mismo modo creo que España tiende a un estado federal por cuestiones lógicas. Para mí ser español ni es un orgullo ni una bendición, simplemente una circunstancia.

Las fronteras no son inamovibles, mutan con el pasar de los años, de los siglos, eso es algo que es evidente. El nacionalismo, en este caso el español, no es más que una limitación de nuestra perspectiva, aplicable a cualquier nacionalismo. Somos de lugar donde de nacemos. Este no nos elige y por ello creemos que es lo mejor, pero pensando de ese modo difícilmente podremos superarnos.

Espero, y deseo, que este país, acabe siendo un estado federal. Creo que las tesis de Pi y Margall al respecto son ejemplares y todavía vigentes por aquellos que creen en ello. Si llegamos a estado federal y se decide que seamos estados independientes también lo aceptaría. Estaría de acuerdo con cualquier elección que hiciese el pueblo sobre su futuro, libremente y nunca bajo la coacción de las armas ni bajo falsos abolengos históricos para ello.

Conclusión: Hoy soy español, mañana… quién sabe.

martes, 23 de junio de 2009

Caruso

Hace poco descubrí esta canción. Yo creía que la voz masculina era de Andrea Bocelli, pero en realidad se trata de otro italiano, Lucio Dalla, cuyo dueto con Ana Belén es impresionante.

Al escucharla, me recuerda, imagino, un hombre y una mujer, desnudos sobre las sábanas de una cama. Se crea una magia especial, digna de esta noche. Ella es dulzura y misterio transformado en susurro. Él pasión y fuerza. Ambos se unen en un éxtasis maravilloso solamente reservado a unos pocos, como las voces que cantan. Se pierden en caricias, suspiros y en un laberinto de deseo insaciable. Sus cuerpos desprenden ansias ilimitadas que solamente podrán ser saciadas por el otro. Las sábanas acaban dejando la cama desierta, solamente ellos. El límite se encuentra en el delirio que ellos no están dispuestos a dejar que cese.

Esta canción puede contener todo eso.



miércoles, 17 de junio de 2009

Las ruinas de Palmira


Cuando una canción nos gusta, la escuchamos hasta la saciedad, aprendemos la letra y nos deleitamos con ella. Lo mismo ocurre con una película siendo capaces de verla repetidamente sin importar que ya nos la sepamos de memoria. Con un libro es más complicado que esto ocurra, pero siempre hay alguno que haga que rompamos esta norma. Nos invita a ello. Este ha sido el caso con este libro. Lo leí hace algunos años pero he sentido la necesidad de leerlo de nuevo.

La primera vez que lo hice empezaba la veintena. Es en esa edad cuando se forma la ideología, cuando se empiezan a tener las cosas claras sobre ciertas cosas y cuando las inquietudes políticas y existenciales empiezan a aflorar, aunque no todos tienen las mismas necesidades. He de reconocer que me impactó y siempre lo he tenido en el olimpo de mis libros. Esta segunda vez, en la mitad de la treintena, me ha servido para ver la evolución de mis pensamientos, para reafirmarme en lo que creo y poder juzgar, ya con la experiencia de los años, ciertas cosas que he aprendido con el correr de estos.

Su autor, el conde de Volney, vivió la Francia ilustrada, aquella en la que afloraba el libre pensamiento, la enciclopedia, destacaban los grandes matemáticos y todo ese pensamiento revolucionario estalló con la toma de la Bastilla y la Revolución Francesa. Mucho ha de evolucionar un pueblo para cortarle la cabeza, en pleno absolutismo, a sus reyes ¡Ay cómo he admirado desde siempre la Francia del siglo XVIII! Después mediante las traiciones por el poder entre Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII, trataron de introducir esas ideas en España pero no fue posible, los españoles siempre hemos sido de ¡Vivan las cadenas!... pero esto es otra historia y no quiero desviarme.

Así como los católicos tienen la Biblia y los musulmanes el Corán como libros sagrados, los ateos deberíamos tener este libro, a la misma altura, para nosotros. La conclusión es que todas las religiones están basadas en mitos, en ignorancia y en malicia. Podría considerarse una obra como racionalista. El racionalismo es una corriente filosófica en la que todo se mueve por la razón y por el sentido común, por ello difícilmente se puede creer en lo que no se ve. Yo no he conocido a nadie que haya estado en el cielo o en el infierno y haya vuelto para contarlo. Tampoco conozco a ningún creyente que quiera irse al cielo y abandonar esta vida de dolor y sufrimiento.

No solamente trata de religión, también sobre la igualdad entre los hombres. En mi segunda entrada en este blog le quise hacer un homenaje, a esta gran obra, y copié el que para mí es uno de los mejores capítulos y que os invito a que leáis aquí. Ese texto lo tengo copiado en un papel y dobladito en mi cartera (junto con un poema de D. Antonio Machado).

Si por mi fuera lo copiaría todo pero no sea cosa que aparezca la SGAE y me arruinen el verano. Bromas aparte, estos son unos pequeños fragmentos dignos de ser leídos, entre otros…


"Cualquiera que sea la potencia activa, la causa motriz que rija el universo, habiendo dado a todos los hombres los mismos órganos, las mismas sensaciones y necesidades, ha declarado, por este mismo hecho, que daba a todos, los propios derechos al uso de sus bienes y que TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES EN EL ORDEN DE LA NATURALEZA".
"En segundo lugar, es cosa indudable que habiendo dado a cada uno los medios suficientes para proveer a su existencia, les ha constituido a todos en seres independientes y les ha creado libres, de modo que ninguno esté sometido a otro y que cada uno sea propietario absoluto de sí mismo".

"Resulta, pues, que la igualdad y la libertad son dos atributos esenciales del hombre, dos leyes de la divinidad constitutivas e irrevocables, como las propiedades físicas de los elementos".
"Luego, del hecho de ser todo individuo dueño absoluto de su persona, se sigue que la libertad absoluta de su consentimiento es una condición inseparable de todo contrato y de toda obligación".

"Y de que todo individuo es igual a otro, se sigue que la balanza de lo dado y de lo recibido debe estar en perfecto equilibrio: de suerte que la idea de justicia y de equidad contiene esencialmente la de igualdad".

"IGUALDAD, LIBERTAD, JUSTICIA, he aquí cuál serán en lo sucesivo nuestro código y nuestra guía".


Estos textos dan muestra de la categoría del libro.

Otro capítulo interesante es cuando un genio, subido en un montículo, convoca a los cientos de religiones que existen y pide a un representante de cada una de ellas razones y pruebas de ser la representante del dios verdadero. Cuando tres o cuatro habían hablado exponiendo sus razones, entre ellas se abuchean, se insultan y menosprecian acabando luchando por defender a su dios verdadero.

Semejante obra no podía pasar desapercibida para la época, por ello estuvo dentro de los libros prohibidos por el Vaticano, desde, aproximadamente, 1840 hasta bien entrado el siglo XX.

Sinceramente, una joya literaria, por desgracia muy desconocida, que debería ser de obligada lectura, por ello dejo aquí el enlace del libro donde podréis ojearlo si os apetece.


Argumento: 9
Ambientación: 7
Personajes: 7
Capacidad para seducir al lector: 8

jueves, 11 de junio de 2009

Alma


Cuando se habla de alguien o se quiere describir se suele hacer referencia a su físico, pero ¿cómo es posible definirlo para saber lo que es ese alguien? Yo quiero hablar de alguien, quiero hablar de Alma. Podría decir que es alta, baja, rubia o morena… pero eso sería demasiado simple, por ello prefiero dar más datos de cómo es Alma para mí, de cómo yo la veo. Quizá así sea más fácil describirla.

Alma es:

Su nombre.
Un descuido intencionado.
Unos zapatos rojos.
Unas rastas.
Una graciosa peca en el lado derecho de la nariz.
Un falso beso atrevido.
Una tónica con hielo y sin limón.
Una pitillera.
Un cigarro a medias.
Un beso esperando que se ponga verde el semáforo de los peatones.
Una pequeña bola del mundo.
Una imponente estatua de Juan Ramón.
Un sonrojo en el Conquero.
Mi novia.
Unas manos entrelazadas.
Una cena especial.
Una escritura en el mundo.
Una visión triste por el retrovisor.
Un reencuentro en el andén.
Un desayuno apacible.
Una pregunta imposible.
Una respuesta susurrada al oído.
Un arco de herradura.
Arquitectura por descubrir.
El parque de María Luisa.
La Plaza de España.
Una comida en su coche.
Un primer concierto de Aranjuez.
Una cena en MC Donalds.
Un desayuno en El Amanecer.
El monasterio de la Rábida.
La tumba de Juan Ramón y Zenobia.
Una comida con mirada cómplice.
Una coca cola light.
Una partida de billar.
Una escalera de estación.
Un “hasta luego” esperanzador.
Un abrazo interminable.
Unas piedras zen.
Un paseo tranquilo.
Un helado de chocolate y limón.
Un café con mis padres para mostrarla orgulloso.
Una caña de lomo.
Una comida en mi coche.
Unas ansias exaltadas.
Unas conversaciones apasionantes.
Un lunes tarde platero en Moguer.
Una cena serrana en San Juan del Puerto.
Unos paseos nocturnos.
La mujer a la que le pido cientos de veces que se case conmigo pero que no me responda hasta que su respuesta sea afirmativa.
Poesía.
Una librería.
Un rincón en nuestra cafetería.
Una tarde en el cine de abrazos rotos.
Un baile inesperado en un parking de Triana.
Unas porras a la orilla del Guadalquivir.
Un paseo nocturno en Sevilla.
Carmona.
Una película en el salón con palomitas.
Unos posters de esos abrazos rotos.
Un coletero rosa que tengo en mi mesita.
Una camiseta De Gijón.
Una puesta de sol sobre el Odiel.
El río Tinto.
Es Río Tinto.
Una historia de año de tiros apasionante y para mí desconocida.
Un cementerio con encanto.
Unas historias inglesas.
Un pañuelo sobre el asiento de mi coche que me abraza al sentarme.
Unos besos de película.
Un texto desafortunado y mal entendido.
Algo que se ha roto.
Una despedida sin abrazo.
La misma sin beso.
Un cepillo de dientes olvidado.
Mi ex novia.
Unas conversaciones por teléfono.
Un reencuentro esperanzador.
Mi novia.
Una noche de concierto.
Tartesos.
El parasol de mi coche.
Una conversación por teléfono.
Una rectificación inservible.
Viejos fantasmas.
Mi ex novia.
Mis últimas lágrimas por una mujer.
Lo que pudo haber sido.

Esta es Alma. Estoy seguro que me dejo cosas, no por descuido, sino porque prefiero guardarlas para mi. Supongo que todos nos guardamos algo de alguien y yo no soy menos, cosas guardadas que solamente nos pertenecen a ambos.

Hay veces que si las miradas no se encuentran es inútil seguir el camino, sin buscar quien se equivoca. Todas las razones son igualmente válidas para quien las esgrime, sin culpables ni inocentes. Lo que vale es ser consecuente con ellas para ser feliz, sólo eso.