martes, 31 de agosto de 2021

Micro XXVIII


Empezar o terminar son también lo mismo, pero con diferentes nombres.

sábado, 28 de agosto de 2021

Micro XXVII


La vida es como una rotonda, por muchas vueltas que se den siempre tiene una salida.

martes, 24 de agosto de 2021

Formarse para opinar



Hubo un tiempo en el que, para entender y tener conocimiento sobre cualquier tema, bebíamos en variadas fuentes con el fin de crearnos una opinión. El adquirir conocimientos suponía el esfuerzo de ir a una biblioteca a investigar en una buena enciclopedia que en casa no teníamos. Es más, hubo un tiempo, por desgracia cada vez más lejano, en el que tener una enciclopedia era motivo de orgullo.
Recuerdo la primera que tuve. Me la compraron mis padres cuando tenía once años y es la misma de la fotografía que acompaña a esta entrada, seis tomos que eran seis tesoros. Con toda seguridad no era la mejor que había (no era una Larousse ni Espasa-Calpe), pero era mi enciclopedia, para mí solo y ya no era necesario ir a la biblioteca a buscar cosas. Para mis padres, las 35.000 pesetas de hace 35 años que costó y que pagaron en varios plazos, sé que supusieron un esfuerzo; no podían comprarme el juego de moda de la época y que algunos compañeros de mi clase de familia bien podían permitirse, el Scalextric, pero daba lo mismo, yo decía que tenía una enciclopedia en mi casa y para mí era motivo de orgullo. Estaba colocada en la estantería más alta del mueble del comedor, a la que para llegar debía subirme a una silla y me sentía importante cuando tenía que echar mano de ella. ¡Cuántas horas pasé leyendo entradas, definiciones y acontecimientos! Para mí, un niño de once años, leer sobre los visigodos, la I Guerra Mundial, Napoleón, descubrir que hay una provincia y ciudad que se llaman Guadalajara y un país Mongolia y otros muchos temas era algo inimaginable… y quería saber más, tanto es así que las tapas se fueron despegando de tanto abrirla y cerrarla. Hoy recuerdo a aquel niño y veo al hombre que soy hoy… ¡cuánto disfrutaría ahora con aquel niño explicándole las cosas que sé! El niño que yo era entonces… ¡cuánto hubiera disfrutado con este hombre explicándole las cosas que desconocía!
Hoy, con el desarrollo tecnológico y la globalización, la pasión por el conocimiento, salvo excepciones, va descansando en redes sociales, ‘influencers’, medios de comunicación, etc. Pero hay que estar en guardia frente a estos ‘formadores de opinión’. No estamos vacunados contra la manipulación y es muy fácil caer en el error si no se analizan varias opciones. Algunos quieren que el relato de nuestro modo de pensar no exija el esfuerzo de la reflexión. Cuestión de fe; como si fuésemos beatos de misa diaria que nos creemos sin rechistar el sermón del párroco de turno.
Los llamados ‘millenians’ son la generación de las series y el mando a distancia, donde prima lo visual sobre lo textual y este modo de aprendizaje está sometido a la cultura del entretenimiento, no del conocimiento. Y es aquí, donde la cultura audiovisual y la de las ideas chocan, donde el conocimiento empieza a descarrilar. Parece como si esta generación hubiese sido ‘formateada’ y los valores inculcados quisieran instrumentalizarlos. Los nuevos ideólogos quieren que tengamos esquemas simples, arrastrando hacia la polarización, truncando el libre pensamiento y exigiendo lealtades incondicionales y opciones excluyentes.
Pero todavía es tiempo de abrir caminos a la esperanza. No caigamos en la indigencia analítica. Vayamos a una búsqueda conjunta del conocimiento que podamos compartir. La inteligencia y la curiosidad van intrínsecamente unidas y ambas son el motor y la pasión por el conocimiento. Sin inquietudes no avanzamos y nos convertimos en lo que dijo Larra: “un álamo más en la alameda”.

sábado, 21 de agosto de 2021

El lenguaje inclusivo



Uno de los rasgos que caracteriza a los etiquetados como progresistas es el uso del llamado lenguaje inclusivo. Tenemos ilustres ejemplos en la ministra de Igualdad, Sra. Montero; en el exvicepresidente Sr. Iglesias, y en el Presidente del Gobierno, Sr. Sánchez... si nos vamos a nivel de pueblos y ciudades la lista de concejales y alcaldes sería infinita.
Con el fin de no limitar el factor inclusivo al género, propongo extender el ámbito de aplicación al resto del lenguaje: unificar las bes (B) y las uves (V), las kas (K) y las qus (Q), las yes griegas (Y) e íes latinas (I), eliminar las haches, las tildes, comas y, en general, suprimir todas las reglas ortográficas y gramaticales y que cada uno, una, une, un@ y unx hable y escriba como le salga de los cojones, cojonos, cojonas, cojon@s, cojonxs o del coño, coña, coñe, coñ@, coñx. Se conseguirían dos objetivos fundamentales: disminuir el abandono escolar, ya que sería más fácil aprobar la ESO, y, sobre todo, se ampliaría el número de ciudadanos como posibles candidatos a futuros ‘concejalos/as/es/@s/xs’, ‘diputados/as/es/@s/xs’, ‘ministros/as/es/@s/xs’ y ‘presidentos/as/es/@s/xs’. Es posible que algún miembro de la RAE se cortara las venas presa de la desesperación, pero serían efectos colaterales que habría que pagar por conseguir una España más igualitaria, progresista e inclusiva.

martes, 17 de agosto de 2021

El doble placer del aprendizaje



La enseñanza, que debería ser una de las profesiones más valiosas y gratificantes, tiene dos partes: la del que enseña y la del que aprende. Pero su éxito depende de que el maestro o profesor se asegure de que los conocimientos que imparte queden bien aprendidos por sus alumnos. La enseñanza es para la gente, siempre es lo más importante.
El profesor que no sabe despertar el aprendizaje, por parte de sus alumnos, de la materia que enseña, debería hacérselo mirar. Todo el mundo, incluso con problemas físicos o mentales, puede llegar al conocimiento, aunque algunos precisen de una educación especial. La educación es la base de todo progreso cultural y material.
El sabio griego Pitágoras decía: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
Tuve un profesor que decía “el saber no ocupa lugar, pero ocupa tiempo”. Y es muy valioso cualquier tiempo dedicado a enseñar y a aprender, para situarnos en el mundo, relacionarnos con los demás y con el entorno que nos habita y nos nutre.
Enseñar bien es un arte y requiere mucha entrega e ilusión. Pero no lo es menos y va a la par el aprender.
Siempre he pensado que el que no tiene cultura es porque no quiere. Me refiero a cultura, en general, a tener inquietudes a coger un libro y leer, querer aprender; una ventaja que hoy en día es muy sencillo con internet. No me estoy refiriendo a estudiar una carrera e hincar codos… en mi caso podría decir que una cosa es lo que te obligan a aprender para aprobar un examen y otra lo que realmente después es útil.
Pero, remitiéndome a mi antiguo profesor, aprender ‘ocupa tiempo’. Es más sencillo llenar ese tiempo con ignorancia.

martes, 10 de agosto de 2021

Quiero ser un pájaro


Hoy querría ser un pájaro… y volar… e irme lejos… y no ser yo, sino eso... un pájaro.


sábado, 7 de agosto de 2021

Se acabó


Se acabó el fútbol para mí.