sábado, 31 de julio de 2021

Al lugar donde has sido feliz...


Dice Sabina:

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver

Y he vuelto a ese lugar casi veinte años después, no se llama Camala, pero ahora también lo comprendo.



Podría escribir mis sensaciones, pero creo que no superaría a este poema de Félix Grande... quizá él, en algún momento,también volvió a ese lugar...

Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantado
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.

Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
−el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.

No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.
Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su víctima,
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.

Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño… su dueño… su dueño…

martes, 27 de julio de 2021

Retrato


26 de julio de 1876, nacimiento de Antonio Machado.


sábado, 24 de julio de 2021

La política y la lógica



Sátrapa persa

Si al responsable de un cometido se le acusara con fundamento de mentiroso, desleal e incompetente, en relación con su actividad, no dudo de que, por vergüenza torera, dimitiría de inmediato o, en su defecto, le obligarían a hacerlo. Pero, claro, esto ocurriría si relatáramos un comportamiento lógico, pero la política queda al margen de cualquier conducta racional.
De entrada, es la única tarea que no exige a los candidatos ni aptitud ni formación alguna para ejercerla; basta con que exista algún tipo de cercanía con el ‘jefe’ para acceder a un puesto de responsabilidad bien gratificado.
Si hablásemos de ‘vergüenza torera’, se trataría de una locución y una práctica inexploradas en esta profesión, en la que se maniobra con engaños para alcanzar unas metas incompatibles con el bien común y la igualdad de todos los ciudadanos. Y no importa si el máximo mandatario arruina el país con su nefasta gestión, porque disfrutará igualmente de una generosa y arbitraria pensión vitalicia, además de otros abusivos beneficios, cuya sola enumeración provocaría vergüenza ajena.
Jamás, nunca, he escuchado a un político quejarse de su sueldo, quejarse de que no llega a fin de mes.
La historia es cíclica. La única diferencia entre los faraones nobles y sacerdotes egipcios o los reyes y sátrapas persas con los políticos actuales es que hace 3.000 años no existía el aire acondicionado. Ya no queda nada por inventar.

sábado, 17 de julio de 2021

martes, 13 de julio de 2021

Micro XXVI


La certeza de una acción es peor que la propia acción.

sábado, 10 de julio de 2021

De eminencias y genios


Autorretrato de Leonardo da Vinci

Seguramente a todos nos suenan Newton, Galileo, Pascal o Aristóteles, aunque sea sólo de oídas, sin mayor profundidad. Estos personajes tenían un denominador común: un amplio conocimiento de diversas materias que abarcaba desde la astronomía, pintura, literatura, música, matemáticas, literatura o física. Es fácil preguntarse cómo podía ser que acaparasen tantos y tan diversos campos y, al mismo tiempo, porqué hoy en día no hay nadie que pueda compararse a ese tipo de personajes; es decir, porqué hoy en día la palabra ‘genio’ no puede aplicarse a ningún ser humano como sí que se podía aplicar a los anteriormente mencionados.
Probablemente se deba al auge de las tecnologías, ya que con un solo clic se puede acceder a toda información que queramos, lo que hace que tengamos un conocimiento superficial y de dudosa bibliografía que nada tiene que ver con las antiguas enciclopedias. Recuerdo que cuando era pequeño decir que tenía una enciclopedia era casi, casi como tener la llave de la sabiduría. Pensando en la verdadera raíz del problema puede que aparezca durante la revolución industrial, cuando la humanidad ha vivido un crecimiento sin precedentes incentivando un modelo productivo de inmediatez y eficiencia con consecuencias nefastas desde el mismo momento en que se pone pie por primera vez en el colegio. La especialización es cada vez más temprana, lo que obliga a que los jóvenes vayan decidiendo, sin saber la razón, estudiar unas asignaturas que desplazan a otras, acotando su conocimiento y abandonando otras fuentes del saber de por vida. Lo peor de todo es que nos lo tomamos con naturalidad. ¿Para qué necesita un biólogo saber escribir un ensayo filosófico? ¿Para qué necesita un físico saber analizar un texto lingüístico? ¿Para qué necesita un historiador saber resolver ecuaciones diferenciales? ¿Para qué necesita un lingüista conocer las leyes de Newton? ¿Para qué necesitamos, en general, saber la lista de los reyes godos, resolver problemas de física, analizar textos de filosofía, saber quién fue Blas de Lezo o plantear un sistema de ecuaciones? La respuesta a todas las preguntas es la misma: para nada (desgraciadamente). Hemos creado una sociedad de especialistas y/o eminencias que no saben desenvolverse fuera de su ámbito. Ahora ya podemos saber porqué da Vinci era un genio.

martes, 6 de julio de 2021

A ver qué pasa


Desde hace unos años la cervecera Estrella hace lo que se podría llamar ‘el anuncio del verano’ y, cómo no, acompañado por una canción a la altura. Este año no podía ser menos.
Amor a primera vista. Fantástico.



Y aquí la banda sonora del anuncio, ‘A ver qué pasa, de Rigoberta Bandini.



sábado, 3 de julio de 2021

Aquí acaba El Larguero... José Ramón de la Morena


Tengo la sensación que ayer acabó una etapa de mi vida, una etapa que se remonta a treinta años atrás, desde que estudiaba en el internado de Cheste. Ayer José Ramón de la Morena decía adiós a los micrófonos.
Comencé a escucharlo a principios de los noventa, cuando me acostaba encendía el transistor y me ponía unos auriculares para no molestar a mis compañeros de habitación. A las 00:00 horas, en la Cadena Ser, hablaba una voz femenina… “Aquí comienza El Larguero… José Ramón de la Morena” y comenzaba la sintonía.


Dormíamos en literas (éramos cuatro en la habitación) y cada dos semanas nos turnábamos (los de abajo pasábamos arriba y viceversa)… más de un aparato se cayó al suelo cuando me tocaba arriba y a los de abajo les daba un buen susto.
Luego, en la universidad, El Larguero era el que marcaba el tiempo que dedicaba a dibujar. Si estaba estudiando lo dejaba para escucharlo. Yo viví la guerra García – de la Morena.
No voy a decir que no me perdí ningún programa porque no es cierto; pero sí que es un programa que me ha acompañado en muchísimas y largas noches.
El Larguero es mi adolescencia, mis años de internado y mis años de universidad. La primera vez que salí de mi ciudad, de mi casa, para llevar una vida, en cierta forma independientemente. Mientras mis amigos estudiaban en el mismo lugar yo salía fuera. Representa esos años en los que, en cierta forma, te haces mayor rápidamente por estar lejos de la familia y del entorno.
Luego en la universidad… un tablero de aglomerado con dos patas metálicas, la luz amarilla de un flexo igualmente amarillo y los planos pegados a un tablero de metacrilato (en aquellos tiempos el AutoCAD todavía era algo sideral y la tinta era lo habitual). Un pequeño transistor era lo único que rompía el silencio de la noche y mi única compañía.
Todo aquello hace años que pasó y la sintonía y el programa que ponía voz a aquellas noches era El Larguero. No he podido dejar de sentir cierta nostalgia ante la jubilación de José Ramón de la Morena… todo pasa.