sábado, 27 de noviembre de 2010

Ana



Me decía mi amiga Ana, residente en la misma ciudad que el Padrino Fabra, que nunca le había escrito nada, que nunca le había dedicado un escrito. Claro, hay veces que cuando te pillan en una falta, sabiendo que es verdad, no sabes cómo salir del paso y tratas de darle la vuelta a las cosas, dudando mucho que la otra persona se lo crea; cosa lógica por otra parte, porque no te lo crees ni tú mismo.

El otro día me lo volvió a decir, y yo, que últimamente parece que mis musas hayan emigrado en busca de mentes más cálidas, le prometí que lo haría. Lo primero que pensé, mientras asumía mi compromiso, era acordarme de Lope de Vega:

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto...


Así que pensando y pensando creo que este escrito puede suplir mi falta y mi descuido que, por otra parte, no es ni mucho menos intencionado. Estoy seguro que ella lo sabe.

Tiene ese puntito agudo que me preocupa, me desconcierta y es una derrota de mi ego porque me comprende, quizá, como nadie. En ocasiones me siento como un caballero sin su armadura y ella, supongo que sabiéndolo, responde con una risa evidenciando su enésimo triunfo hacia mi coraza. Pero esto yo nunca se lo reconoceré mirándola a los ojos. Siempre queda algo de orgullo como último bastión.

Podemos estar tiempo sin hablar y volver a hacerlo en el mismo punto que lo habíamos dejado, como si hubiera sido un hasta mañana.

Ahora, quizá, no esté pasando por sus mejores momentos personales, la pérdida de una madre siempre es un duro golpe. Pero, aún así, estoy seguro que pronto volverá a relucir su maravillosa sonrisa, porque no la ha perdido, solamente la tiene aparcada durante un tiempo.

Y yo, seguiré su consejo y me portaré bien. No entraré en provocaciones infantiles donde el afán de protagonismo va acompañado de ignorancia. En ocasiones como esa yo diría, emulando a los dioses griegos, en una mezcla de arrogancia desmedida y ego descontrolado: “Sería una muestra insignificante de mi poder”. Y ella me contestaría: “Es que, cuando tú das, das”. Además, tengo otros motivos para hacerle caso, me ha prometido que me hará una bufanda para el frío invierno que se avecina. Ahora, es ella la que está en deuda conmigo.

7 comentarios:

Felipe Medina dijo...

Que pronto se recupere de ánimo tu amiga Ana para que te pueda hacer esa bufanda que tanto promete

Saludos

Niña hechicera dijo...

Sin duda un bonito regalo,un escrito desde el corazón para dar un poco de aliento a una amiga querida...¡¡¡bien merece la bufanda!!
:)

Luis López dijo...

Huyyyyyyyyyy, amigo Marino, cómo te ha costado escribir esta entrada¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Saludos.

Casteee dijo...

Bonitas palabras para Ana y las tuyas se ven que son de corazón y no de compromiso. Suerte tenéis de teneros uno al otro. Ayudala en estos momentos de dolor porque te necesitará.

La bufanda sino puede ser para este invierno será para próximos inviernos :-)

Besos

MAYTE dijo...

Bonita entrada la que le dedicas a tu amiga Ana, tenéis mucha suerte de teneros como amigos, ahora eres tú el que la tienes que animar y estar a su lado en estos momentos y la bufanda, ya vendrá.

Besos.

Anónimo dijo...

Palabras cálidas como la futura bufanda de Ana.
Ánimo para ella y un abrazo para ti.
Besos.

Valeria dijo...

Que bonito escribes.... cuando escribes bonito.