Hay una leyenda que dice que Teruel nació sobre el monte en el que se divisó a un toro que buscaba alcanzar la primera estrella del anochecer. Todo esto sucedió en el siglo XIII, cuando aún el linaje y la nobleza determinaban el destino de los turolenses. Caprichoso y hostil destino, a menudo.
Y ahí, bajo los inviernos fríos de la villa del toro y el repicar de las campanas de la Iglesia de San Pedro, se esconde una verdadera historia de amor, la de los amantes de Teruel, Isabel de Segura y Juan (aunque por culpa de Lope de Vega es más conocido como Diego) Martínez de Marcilla, dos adolescentes enamorados pero condenados al desamor. Cinco años de espera, un beso rechazado, una muerte de tristeza y otra de culpa.
Y de eso ya hace 800 años… Y allí están, para toda la eternidad, pero sin llegar a tocarse… un amor imposible… o quizá no tanto, porque 8 siglos después siguen juntos.
Siempre he pensado que el mausoleo en el que descansan Diego e Isabel es el mejor escenario para declarar mi amor … no hay mejor escenario… no hay espacio más puro... símbolo de amor imperecedero.
1 comentario:
Te iba a gastar una broma, pero entre la magia del toro intentando alcanzar una estrella y la historia tan dulcemente contada... lo dejo así...
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