sábado, 17 de junio de 2017

Hay cosas más importantes y ahora no toca



En España hemos pasado del “vuelva usted mañana”, de Larra, al “hay cosas más importantes” o “ahora eso no toca”. Cualquiera de las dos últimas variantes podría servir. Hay cosas más importantes que preguntar a los españoles si queremos monarquía o república; hay cosas más importantes que juzgar los crímenes del franquismo, desenterrar a las víctimas del franquismo y eliminar los honores a los hispanicidas; hay cosas más importantes que solucionar el problema de Cataluña; hay cosas más importantes que revisar los privilegios eclesiásticos; hay cosas más importantes que hacer una reforma electoral; hay cosas más importantes que hacer una reforma fiscal y, ¡cómo no!, hay cosas más importantes que hacer una moción de censura al Gobierno más corrupto de toda Europa occidental y parte de la oriental.
Esas son las excusas que ponen esos que llevan toda la vida atornillados al sillón tratando de desviar cualquier cuestión que pudiera arrancarles de su privilegiada posición. Ellos saben lo que nos conviene y lo que no. Los españoles no somos capaces de tomar decisiones para nuestro futuro y ya están ellos para decirnos que “hay cosas más importantes” o “ahora eso no toca”.
Pero en esas llegó la moción de censura de Unidos Podemos y, por supuesto, había cosas más importantes que hacer. Aunque se respire la putrefacción de la corrupción. Aunque el Tribunal Constitucional haya declarado que la amnistía fiscal de Montoro fue ilegal. Aunque un exministro presione junto con otro alto cargo político la conveniencia para sus intereses del nombramiento de determinado fiscal. Aunque el partido del Gobierno esté imputado y declarado como organización criminal. A pesar de todo eso: hay cosas más importantes, ahora no toca.
Evidentemente que hay cosas más importantes, aunque en España seamos líderes europeos (además de en el fútbol) en temporalidad, desigualdad, desempleo, paro juvenil, pobreza infantil, recortes sanitarios, educación o en las cuotas mínimas de los autónomos a las que tienen que hacer frente todos los meses puedan o no puedan. Ellos pueden pasarse la legalidad por donde les dé la gana, pero tú no salgas a la calle con el pelo de colores porque eres un antisistema.
A la moción de esta semana le sobran los motivos (como a Sabina), para lo que no sobran es para votar en contra. Admito que el partido de Pablo Iglesias podría haber encontrado un momento mejor y un consenso previo para evitar lo que finalmente ocurrió, vale, lo acepto. Pero ahora viene la segunda parte… la mayoría le habría respondido que les fallan las formas, que el día les viene fatal, que hoy no estamos… lo que ya sabemos, que “hay cosas más importantes” o “ahora eso no toca”. El verdadero espíritu nacional que retrató Larra con el “vuelva usted mañana”. Hay situaciones, problemas y emergencias que no pueden esperar más.
Sinceramente, lo que más me irritó de la moción no fue como se desarrolló ni que Unidos Podemos la perdiera. Lo que más me repateó fue una frase del españolísimo Alberto Rivera cuando le dijo a Pablo Iglesias: “Usted quiere demoler el sistema y yo quiero reformarlo”. ¡Pues claro que hay que demoler el sistema! Cuando uno tiene gangrena en un brazo lo más sano es amputarlo, no poner tiritas. De la misma forma que cuando en una edificación hay riesgo de colapso lo mejor es demoler. Cuando el sistema está podrido hay que hacer una catarsis. Lo que está claro es que la situación no se reforma apoyando a esos que han traído la putrefacción a las instituciones.
¿Y el PSOE? Psssseee, estos pasaban por allí, como el que no quiere la cosa, oiga. Los sociatas tenían la excusa de Pedro Sánchez y desde que salió elegido hasta el día de la moción tiempo han tenido para sumarse, pedir una prórroga o presentar una propia como les ofreció Pablo Iglesias. Pero tampoco escapan al mal español: hay cosas más importantes y ahora eso no toca.
Es lo que pasa. Acababa Larra su famoso artículo con “¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!”. Nunca es el momento de hacer las cosas que tenemos que hacer porque hay cosas más importantes y ahora eso, lo que sea, no toca. Y siempre estamos en el mismo sitio, sin avanzar.

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