Caricatura de Cánovas y Sagasta
La restauración del último cuarto del siglo XIX no solamente fue una vuelta a la Monarquía, sino la implantación de un nuevo modelo en el que dos grandes partidos políticos se alternarían en el poder en el que influía la manipulación electoral y los caciquismos.
Y detrás de todo ello, como artífice y principal impulsor, estaría la figura de Antonio Cánovas del Castillo, que se apoyaría en la figura de Alfonso XII para traer de regreso a la dinastía de los Borbones y levar a cabo un proyecto en el que se asegurase relativa estabilidad política a través del ‘turnismo’ o, lo que es lo mismo, la alternacia en el poder del Partido Liberal-Conservador, liderado por el propio Cánovas, y el Partido Liberal, con Mateo Práxedes Sagasta y de tendencia más ‘progresista’.
A pesar de haber pasado más de un siglo no hemos cambiado tanto. Es cierto que no es el mismo contexto, pero estoy seguro de que a más de uno le sonará aquello, ya no sólo de dos grandes partidos, sino de la eterna pugna entre grandes facciones, entre grandes grupos, la bipolarización de la sociedad española, etc.
Pues nada. La Restauración ha vuelto. La debacle de Unidas Podemos nos ha devuelto a un bipartidismo, aunque ahora tenga otra apariencia. Todo ha cambiado para que nadie cambie.
El PSOE parece que se ha recuperado, la derecha se ha dividido para contener su hemorragia y la nueva política que venía a revolucionarlo todo ha terminado involucionando hacia la vieja izquierda irrelevante y dividida de siempre. Los sociatas le piden al partido del Ibex que les levante el veto, el franquismo sin máscaras obtiene representación y el PP con sus peores resultados, aparentemente, salva los muebles.
Y justo ahora el Campechano anuncia que se aparta definitivamente de la vida pública. Muy oportuno y simbólico. Ya vuelve a estar todo en su sitio, ya puede irse tranquilo. Ha dejado al niño colocado y recolocados a los partidos que aseguran la continuidad del sistema, mientras las mareas que venían a desbordarlo se retiran sin hacer ruido.
Unidas Podemos ha perdido gran parte del poder autonómico y la fuerza para exigirle al PSOE entrar en un gobierno progresista. La famosa ventana de oportunidad que se ha ido estrechando elección tras elección, se ha cerrado de golpe, rompiéndose en pedazos.
La tendencia de la izquierda sería coger los cristales rotos para cortarse las venas o apuñalarse entre sí. Ya está pasando. Dirigentes y votantes se echan las culpas unos a otros. No aprenden que es precisamente eso lo que ha llevado hasta aquí, que no hay un único causante sino una responsabilidad compartida, mezcla de personalismos y cainismos, falta de pluralidad y pérdida de transversalidad.
No obstante, estoy esperanzado y sigo pensando que hay una ola de cambio; quiero pensar que es así. Tienen cuatro años para hacerla crecer o acabar de hundirla.
Esperanza.
4 comentarios:
En primer lugar, si tú consideras que con 123 escaños el PS se está recuperando… yo no lo creo. Aun le falta mucho para llegar a los 202 diputados que consiguió el PSOE en octubre de 1982 o a la mayoría absoluta.
Yo he tenido alguna que otra discusión al criticar el ataque brutal de la mayoría de medios controlados por la izquierda, al estar siempre utilizado las palabras "extrema derecha" al referirse a Vox. Cuando a Podemos nunca se le llama "extrema izquierda comunista, totalitaria y proseparatista", que lo es. Tampoco proetarras a los de “Bildu” ni separatistas como los de “Esquerra Republicana y Junts per Catalunya”. Se ha usado mucho el miedo para conseguir votos, esto lo tengo muy claro. Y la derecha es cierto que está fragmenta, de la misma manera que lo está la izquierda.
Y para que quede claro, yo no he votado a Vox, porque rechazo todos los extremos en la política sean de derechas o de izquierdas.
Digo recuperarse teniendo en cuenta los últimos resultados electorales al Gobierno (2015).
Es que Vox es de extrema derecha y a mí, sinceramente, me da lo mismo ser de extrema izquierda, personalmente no me importa; aunque una matización, una cosa es ser de extrema izquierda y otra ser comunista, un comunista no tiene que ser de extrema izquierda ni uno de extrema izquierda ser comunistas, ya que, ¿en que espectro se colocarían los anarquistas? Lo que ocurre es que acostumbrados a que el PSOE se le llame de izquierdas, sin serlo, todo el que tenga un discurso más radical que él ya es tildado de extrema izquierda.
En Cádiz, Kichi es de Podemos y ha revalidado la alcaldía con más votos; la alcaldía de Madrid se ha perdido por poco... no sé, no creo que sean tan extrema izquierda. Tengo curiosidad por saber si Vox repite los resultados obtenidos. Habrá que esperar cuatro años.
Es cierto, no toda la izquierda o todos los partidos y grupos que componen Podemos son de extrema izquierda. Este mensaje lo envié cuando había tenido alguna que otra discusión subida de tono.
Aquí en Valencia, de 9 Consellerias que Había con el PP, ahora 13 y querían poner 15. Todo por el enfrentamiento entre Podemos/IU y Compromís "que querían su parte del pastel" se han duplicado las Consellerias. Ahora tenemos una Vicepresidenta y un Vicepresidente verde. Una Conselleria de Medio Ambiente y otra verde…que tienen el mismo papel y hacen lo mismo. Y así en otras, 50% más de altos cargos y de cargos intermedios, además del personal de base. Incluso Sánchez le ha dado un toque de atención a Puig, porque el dinero sale del Fla y a lo mejor no les dan todo el dinero que estos esperan.
Pues en una especie de tertulia hablando de todo esto, hubo quien defendía lo que han hecho y se justificaba por lo que había hecho el PP. Sobre todo un jelipoyas, que no tiene donde caerse muerto y come gracias a diferentes asociaciones que le ayudan a él y a su familia. Le parecía muy bien un gasto innecesario cuando somos una Comunitat o País, que estamos en quiebra técnica y nos mantenemos gracias al gobierno de Madrid. Estoy harto!!! de la política y de este país.
El nuevo Gobierno del Botánico ya tiene número de serie. En concreto sobrepasará los 125 puntos. La cifra corresponde al conjunto de altos cargos totales que formarán parte del Consell de la Generalitat durante los próximos cuatro años. En total, y a falta de la cifra definitiva, serán más de una treintena que en la anterior legislatura y supondrán un coste total de alrededor de 29,5 millones de euros en los cuatro años de mandato, sin contar los complementos que cada mes engrosarán las nóminas de las autoridades. 7,3 millones cada año.
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