Es triste como una persona es capaz de arrastrarse, dejando a las babosas como ejemplo de dignidad, por no entender un ‘no’, ‘paso’, ‘déjame en paz’ y otras expresiones que se nos podrían ocurrir.
Una vez han suplicado, se han humillado y revolcado en la más absoluta indiferencia y desprecio, entra un pequeño soplo de restos de decencia y arremeten pretendiendo levantarse como titanes cuando no son más que copias de Quasimodo, el jorobado de Notre Dame. Y es que en el mundo tiene que haber de todo.
Como dice Calamaro: “Brindo contigo… ¡Salud!”
Al fin y al cabo es lo que se dice al brindar… aunque no sea cierto.
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