“La España de charanga y pandereta” a la que aludía Machado está presente en el día a día, nunca tan pocas letras sirvieron para decir tanto de un país, ¡nunca!
El pasado fin de semana, por razones que no vienen al caso, estuve en un hospital. Lo que más me sacó de quicio no fueron las cinco horas que tuve que estar en la sala de espera... al fin y al cabo, es lo que tiene cuando uno va a un hospital, sabe cuando entra, pero no cuando sale.
Lo peor, lo más lamentable, lo más vergonzoso, lo más bochornoso y todos los adjetivos similares que queramos poner era la gente que estaba allí. Por momentos, uno tenía la impresión de estar en un mercado persa en lugar de un hospital, donde no tendría que hacer falta poner que se ruega silencio. La gente hablando en voz alta, unos hablando por el móvil, otros viendo vídeos con el volumen alto, había quien se acostó en tres asientos, un par de niños subiéndose en los asientos y un padre haciendo el gilipollas jugando al escondite con su niño de dos años becerreando... Hasta tres veces tuvieron que pedir silencio y una de ellas tuvo que ser un guarda de seguridad.
Sinceramente, creo que muchos ese día se equivocaron de lugar... hubiera sido más acertado que les hubiese visitado un veterinario. ¡Educación!
El pasado fin de semana, por razones que no vienen al caso, estuve en un hospital. Lo que más me sacó de quicio no fueron las cinco horas que tuve que estar en la sala de espera... al fin y al cabo, es lo que tiene cuando uno va a un hospital, sabe cuando entra, pero no cuando sale.
Lo peor, lo más lamentable, lo más vergonzoso, lo más bochornoso y todos los adjetivos similares que queramos poner era la gente que estaba allí. Por momentos, uno tenía la impresión de estar en un mercado persa en lugar de un hospital, donde no tendría que hacer falta poner que se ruega silencio. La gente hablando en voz alta, unos hablando por el móvil, otros viendo vídeos con el volumen alto, había quien se acostó en tres asientos, un par de niños subiéndose en los asientos y un padre haciendo el gilipollas jugando al escondite con su niño de dos años becerreando... Hasta tres veces tuvieron que pedir silencio y una de ellas tuvo que ser un guarda de seguridad.
Sinceramente, creo que muchos ese día se equivocaron de lugar... hubiera sido más acertado que les hubiese visitado un veterinario. ¡Educación!
3 comentarios:
Tienes toda la razón. En España no hay la más mínima educación ni por parte de los adultos ni por parte de los niños y los críos no tienen la culpa “si no los padres” y el sistema educativo. No hay respeto por nada ni por nadie y da igual donde se encuentren. Yo tuve que ir a urgencias por un fuerte dolor abdominal, pero fui a un hospital privado y en 15 minutos me atendieron. Cuando por los recortes la sanidad valenciana empezó a ser muy mala, me hice un seguro privado y realmente vale la pena. Estoy en Adeslas, tengo el seguro más completo y pago apenas 60 euros. Al final era una gastroenteritis y el dolor era brutal, imagínate si hubiera tenido de estar cinco horas para que me atendieran…me muero antes.
¿60 euros al mes o al año?
Yo creo que la educación tiene que venir de la familia y la cultura por parte del colegio. Pero sí, en general la gente es bastante maleducada, ¿tan difícil es de entender que en una sala de hospital hay qu guardar silencio? ¿Tan difícil es pensar que puede haber gente grave esperando a que la llamen y necesita silencio? Sinceramente, la mala educación es algo que me puede.
60 euros al mes.
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