Hace unos días me enviaron la siguiente frase: “Un estudio de la Universidad de Michigan demostró que quienes están eternamente pendientes de los errores ortográficos de los demás tienden a ser menos tolerantes y amables en ocasiones… o, simplemente, odiosos”.
Parece ser que vivimos unos tiempos en los que saber escribir y hablar es considerado como algo excepcional y, al mismo tiempo, decir a alguien que lo haga es considerado como un signo de intolerancia, ¡ojo! que lo ha dicho una universidad, ni más ni menos que la de Michigan. Yo creo que los que defienden esta teoría ni habrán pisado una universidad en su vida, ni sabrán donde está Michigan, hasta dudo que una universidad, me da igual la que sea, haya sido capaz de decir semejante tontería.
Parece ser que vivimos unos tiempos en los que saber escribir y hablar es considerado como algo excepcional y, al mismo tiempo, decir a alguien que lo haga es considerado como un signo de intolerancia, ¡ojo! que lo ha dicho una universidad, ni más ni menos que la de Michigan. Yo creo que los que defienden esta teoría ni habrán pisado una universidad en su vida, ni sabrán donde está Michigan, hasta dudo que una universidad, me da igual la que sea, haya sido capaz de decir semejante tontería.
Este artículo no está ni mejor escrito que el que podría escribir cualquier otra persona. Tampoco es nada excepcional, simplemente está escrito (creo yo) de una forma correcta y respetando las normas que rigen la escritura en lengua castellana. Todos cometemos errores, pero es sensato diferenciar cuando esos errores pueden ser algo inusual o habitual. De la misma forma, se podría decir que uno no es mejor conductor que otro por respetar un semáforo en rojo o por pedir que lo respeten, sencillamente, eso es algo que hay que hacer.
Trasladado a la escritura es lo mismo. Uno no escribe mejor por usar con corrección las reglas ortográficas, sencillamente, eso es algo que hay que hacer. Evidentemente, si hilamos más fino, sí que podríamos decir que hay gente que escribe mejor que otra, pero ello se deriva de la forma en la que estructura sus escritos. Me explico. Yo podría escribir un libro perfectamente, sin faltas de ortografía, pero eso no significa que sea un buen libro… supongo que es por eso por lo que existen grandes genios de la literatura universal, que no hace falta citar y que todos podríamos nombrar… pero eso es otro tema.
Trasladado a la escritura es lo mismo. Uno no escribe mejor por usar con corrección las reglas ortográficas, sencillamente, eso es algo que hay que hacer. Evidentemente, si hilamos más fino, sí que podríamos decir que hay gente que escribe mejor que otra, pero ello se deriva de la forma en la que estructura sus escritos. Me explico. Yo podría escribir un libro perfectamente, sin faltas de ortografía, pero eso no significa que sea un buen libro… supongo que es por eso por lo que existen grandes genios de la literatura universal, que no hace falta citar y que todos podríamos nombrar… pero eso es otro tema.
Concluyendo. Mala época esta en la que hay que ser mediocre con las letras y el uso de las palabras para no ser acusado de intransigente. Mala época ésta en la que usa como justificativo a la incultura la siguiente coletilla: “Tú tendrás mucha cultura, pero no tienes educación y yo prefiero tener educación a tener cultura”, como si la cultura y la educación fuesen cosas antagónicas. Como dijo Unamuno: “¡Qué país, paisaje y paisanaje!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario