A veces, en ciertas situaciones no hay que pedir ayuda. Quien te rodea ya lo sabe… ya sabe cómo estás y cómo te puede ayudar; es como estar con alguien en un río, tú te metes y el otro se queda en la orilla y de repente comienzas a chapotear y a hundirte; no hace falta gritar “ayúdame
que me ahogo”, quien está contigo ya sabe que te tiene que ayudar sin que tú digas nada.
El inmolarse (metafóricamente hablando) y hacerse a un lado dejándote a tu suerte, excusándose en que ‘lo hago por tu bien’, no es más que una prueba de egoísmo. Por eso lo mejor es marcharse a tiempo (de ciertas personas) o que se marchen ellas mismas. Ante ciertas situaciones se demuestran las cosas.
El inmolarse (metafóricamente hablando) y hacerse a un lado dejándote a tu suerte, excusándose en que ‘lo hago por tu bien’, no es más que una prueba de egoísmo. Por eso lo mejor es marcharse a tiempo (de ciertas personas) o que se marchen ellas mismas. Ante ciertas situaciones se demuestran las cosas.
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