sábado, 24 de octubre de 2020

Herguijuela del Campo



Por mi formación académica y profesional tengo -lo que para mí es una ventaja, pues proporciona un abanico más amplio de percepción- la capacidad de analizar de una forma más particular aquellos lugares en los que me encuentro. Ello me permite poder interiorizar de una forma totalmente aséptica el lugar que visito. 
Durante el último puente de octubre he estado ¡por fin! en Herguijuela del Campo (Salamanca), el pueblo de mi amiga Virginia aunque, para ser exacto, es el pueblo originario de su madre. Digo ¡por fin! porque después de diez años he conseguido que me invitase y, lo que es más sorprendente, no se lo pedí yo, me lo ofreció ella. 
Conocía cosas del pueblo que me contaba… un pueblo pequeño, con pocos habitantes… cuya fuente económica principal es la ganadería, ya que está rodeado de grandes extensiones de fincas con vacas… no tiene bar… casas de piedra, en las que el granito ocupa un lugar predominante… Con esas pequeñas pinceladas uno ya puede hacerse idea de cómo puede ser ese pequeño lugar enclavado en la Salamanca profunda (y esto no lo digo en tono despectivo). 
Alguna vez he escrito que mi ilusión es vivir en un pueblo perdido de Teruel o Soria, en el que alejarme de todo lo que ahora me rodea y de lo que por razones obvias no puedo desprenderme en estos momentos. Por lo tanto, para mí, ir a Herguijuela suponía un pequeño paréntesis en mi vida normal. 
Los parajes con los que me voy encontrando llegando al pueblo no causan ninguna sorpresa, ya que son los esperados, salvo el asombro de quien hace años que no ve una vaca. 


Lo bueno de tener una idea preconcebida de un lugar es que se puede hacer una comparativa respecto de un patrón, para valorar si ese lugar es como lo que habíamos imaginado, mejor o peor. 
Desde el punto de vista urbanístico es un núcleo que cumple con el estereotipo de pequeño pueblo castellano: calles estrechas y con quiebros muy pronunciados que desembocan en amplios espacios (plazas) y, algo muy característico, la iglesia ésta en un lugar visible. En los pueblos la iglesia solamente podía estar en dos lugares: si la población era grande se ubicaba en el centro geográfico del pueblo, ese era el punto sobre el que giraba la vida de los habitantes, y si el pueblo era pequeño en la periferia, cerca de un camino principal que pasase por el pueblo y visible para que los viajeros y/o peregrinos pudieran parar a descansar. Otros caminos de salida y entrada al pueblo únicamente tienen salida a los prados de vacas, señal inequívoca de la fuerte relación que siempre ha tenido con el sector ganadero. 


Arquitectónicamente me parece que es un pueblo que no ha sabido mantener su esencia. Sí, hay construcciones en piedra, pero abundan las casas de nueva construcción o aquellas en las que a la envolvente se le ha echado un proyectado de mortero para tapar la piedra y luego pintarse; eso me parece una calumnia, pues están ocultando la verdadera esencia de esa construcción. Esas casas podrían estará ahí como en Murcia, ya que rompen con la verdadera idiosincrasia del pueblo; son casas artificiales para un lugar que no necesita impostar su naturalidad. 
Las edificaciones de piedra que podríamos considerar originales se limitan a algún cobertizo medio en ruinas, con vigas de madera y que atestiguan un pasado mejor. 
No obstante, también hay casas de piedra que han sido rehabilitadas y que pueden dar una ligera idea de lo que pudo ser en otros tiempos. Pero creo que han sido demasiado trabajadas, como una suerte de estilo rococó que ha querido llevar la restauración de la piedra hasta el extremo y que ha conseguido el efecto contrario, es decir, convertirlo en una caricatura, no sólo por lo estrictamente constructivo, sino también analizando su carpintería. 
Resumiendo. Como urbanismo me parece que es un ejemplo fantástico de población pequeña que no ha perdido su espíritu y que se ha sabido mantener. El único ‘pero’ que le podría poner es la pavimentación de las calles, hechas con hormigón. Pero, repito lo que he dicho al principio, yo iba con una idea preconcebida del pueblo y esperaba encontrarme alguna calle de tierra y, por qué no, alguna gallina suelta, quizá una idea un poco naif de lo que es un pueblo. 
Arquitectónicamente creo que el pueblo ha perdido su espíritu poco a poco y que ha vivido tiempos mejores; posiblemente debido a que la gente emigraba y cuando volvía al pueblo quería traer las cosas de la ciudad, quería compaginar la comodidad de la ciudad con la tranquilidad del pueblo y, cuidado, eso, a veces, es una simbiosis muy difícil de conseguir. No cabe duda que en este sentido, constructivamente, los tiempos gloriosos del pueblo quedaron lejos. 
No obstante, como he dicho al principio, el análisis que aquí he escrito es debido a mi formación, sin entrar a valorar si está bien o si está mal, simplemente he sido un notario que ha reflejado lo que ha visto sin entrar en otras valoraciones, para las que haría falta un mayor conocimiento del lugar y un análisis más extenso. Un pueblo es lo que quieran sus habitantes que sea y eso no es ni bueno ni malo, es lo que es.
Por momentos podía cerrar los ojos e imaginar cómo sería aquello hace 50, 60, 70… años. La piedra guarda muchos recuerdos y, en ocasiones, hay que tocarla y sentirla para saber lo que cuenta… esos viejos cobertizos tienen mucho que decir. Y despertar, levantar la persiana y ver vacas es algo que creo que difícilmente podré olvidar. No cabe duda que Herguijuela del Campo es un pueblo en el que poder encontrar algo de lo que en estos tiempos andamos escasos, paz y tranquilidad y, ¿quién no iba a querer algo así?
Y, finalmente, tengo que decir que me sentí muy cómodo durante los dos días que estuve y muy agradecido por el inmejorable trato recibido por parte de mis anfitriones. Muchas gracias.

8 comentarios:

Leo dijo...

Gracias Marino. Nos ha encantado la entrada a todos. En cuanto a mantener la arquitectura, te entendemos, aunque,la vida va cambiando y conocer aquellas casas frías y sin agua, los molinos o las gallinas paseando por las calles sin asfaltar, sería algo imposible en estos tiempos. El ganado sigue siendo el medio de vida hoy. No estoy acostumbrada a una vida tan dura pero quizá tenga que emigrar algún día...

Marino Baler dijo...

Me hago cargo de que la vida en el pueblo es dura, sobre todo en esas zonas tan frías y con unos recursos tan escasos.
La gente que siempre haya vivido allí es evidente que prioriza el bienestar ante cualquier otra cosa; el instinto de supervivencia hace que nos tengamos que adaptar a los tiempos, aunque eso suponga romper con lo que siempre hemos conocido.

Leo dijo...

Queda pendiente ir comer una hamburguesa de buey y un montón de cosas más. No lo olvidemos.

Marino Baler dijo...

Comienza la cuenta atrás, queda pendiente esa hamburguesa de aquí a diez años.

Benja dijo...

He estado pegando un vistazo al pueblo por internet y parece ser un pueblo tranquilo si es lo que se busca. Yo soy urbanita y no sé si me adaptaría a vivir toda la vida en un pueblo pequeño. He veraneado en numerosos pueblos y la verdad es que me ha encantado, pero después vuelvo a mi casa. Mi madre, hermano y yo nos compramos un terreno a unos 35 km de Valencia y nos construimos una casa. La verdad es que era un sitio fantástico y con unas vistas impresionantes de la sierra. Al final lo vendimos por que daba mucho trabajo y costaba mucho de mantener. Pero vivir siempre en un pueblo yo no me veo. La ciudad me da una seguridad que no me la da un pueblo.

Benja dijo...

Otra cosa es vivir a las afueras de la ciudad en plena naturaleza.

Leo dijo...

Benja, mi pueblo es chiquito con un entorno impresionante y un montón de posibilidades y paraísos por descubrir. Estoy contigo en que el pueblo es para disfrutarlo por momentos, no para vivir. Quién sabe la vida gira y gira. Es curioso observar que las personas que se aman y han tenido una vida llena de relaciones necesitan su territorio en un lugar tranquilo sin nada que les perturbe. Creo que es cuestión de ir toreando el momento según las percepciones. Pero nosotros, aún somos jóvenes. Debemos luchar en la ciudad con nuestros tiempos de relax.

Benja dijo...

He visitado en más de una ocasión Castilla y León y es una tierra fantástica y con una historia increíble y lo mejor las personas que conocí. Sé que viviría muy a gusto en un pueblo pequeño y tranquilo, en mitad de la sierra, lejos de las grandes ciudades. Por desgracia en numerosos pueblos tienen muchas carencias de todo tipo, y es lo que a mí me crea inseguridad si pasa algo grave.