sábado, 15 de mayo de 2021

Incertidumbre



Recuerdo mis tiempos de la universidad. Por estas fechas ya llevaba un mes estudiando (desde que acababa semana santa) para los exámenes que teníamos entre mediados de junio y principios de julio.
Había veces que tenía que elegir asignaturas, bien por dificultad o bien por extensión. A mí me gustaba centrarme en las complicadas, ya que siempre podía recurrir al profesor para preguntarle dudas y no dejarlas para septiembre, ya que esa opción, a causa de las vacaciones, no la tendría.
Cuando iba a los exámenes lo hacía de dos formas: a) o muy nervioso o b) muy tranquilo.
Si había estudiado y lo controlaba iba muy nervioso por miedo a que me preguntasen algo que no hubiera estudiado. Si había estudiado poco y me presentaba a ver si tenía suerte y coincidía con lo que me había preparado iba bastante tranquilo, ya que el resultado casi, casi que lo podía intuir.
Si ocurría lo primero quedaban unos días de incertidumbre; de ver cuándo saldrá la nota; con la confianza de haber aprobado, pero con la incertidumbre de que, a pesar de ser consciente de haberlo hecho bien, podía haber ocurrido que me hubiera equivocado. Como un jugador de fútbol que está convencido de que le han hecho un penalti clamoroso, pero el árbitro va a revisarlo al VAR.
Creo que desde entonces odio la incertidumbre, esa angustia de esperar algo que crees que está bien hecho, pero no depende de ti. Quizá por eso no me gustan las sorpresas.
Por eso no me gusta que me dejen con incertidumbre. Prefiero un sí o un no en el momento a que tengan que pensar la respuesta. Estoy más preparado para eso que para la duda.
Por eso me gusta tenerlo todo controlado, me gusta pensarlo todo antes de tomar una decisión, me gusta que las cosas dependan de mí para ser responsable de ellas. Si eso no sucede me siento perdido y mi mundo se tambalea. A veces, es mejor tomar uno mismo las decisiones a esperar que otros las tomen.
Aquí, ahora… sí, no… ¡ya! Psicológicamente estoy más preparado para la derrota que para la incertidumbre de la victoria; cuando ocurre lo segundo mi mundo interior se tambalea. Creo que la vida no debería ser tan complicada.

3 comentarios:

Benja dijo...

Tienes toda la razón, la vida no tenía que ser tan complica y somos nosotros mismos los que nos la complicamos.

Alba dijo...

Así es Marino, tienes razón... La vida es indescifrable y a la vez tan magnífica que los seres humanos no valoramos lo que tenemos y nos complicamos siempre, con lo fácil que sería ser felices y hacer feliz a quien nos rodea.

Leo dijo...

Confía en tu credibilidad.