Hay veces que las palabras no salen, no fluyen para explicar una situación. Quizá sea porque no hay nada que explicar cuando no se sabe qué hay que explicar, no se sabe qué ha pasado.
Como un Teseo en el laberinto, pero sin hilo que muestre la salida.
Me viene a la memoria una entrada que escribí hace tiempo, años, allá por octubre del 12. No podría decir el motivo que me llevó a escribirla, pero sí que recuerdo dos frases que han sido una constante en mi vida, por uno u otro motivo: Una vez me dijeron que nunca pertenecería a nadie completamente… y puede que sea cierto. Desear pertenecer a alguien no ha hecho más que coserme dos grandes alas a la espalda y no hay manos o miradas que consigan arrancarlas.
Sí, no soy una persona fácil, pero, curiosamente, quien ha comprendido eso y ha profundizado en mi forma de ser es quien más ha estado a mi lado.
El invierno dará paso a la primavera y ésta al verano. Otro verano más, pero no será igual que el anterior, jamás lo será.
Esta canción de Vanesa Martín, en esta ocasión cantada a dúo con Manuel Medrano, Complicidad, habla de todo eso. Un día, sin saber por qué, te miras a los ojos y no te encuentras. ¿Qué ha pasado? ¿En qué momento? Vuelvo atrás, Teseo, sin hilo, en el laberinto.
Estoy mirando por la ventana. La niebla lo cubre todo.
Estoy mirando por la ventana. La niebla lo cubre todo.
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