Si hay un rey que ha sido tan desconocido como maltratado durante el poco tiempo que estuvo en el poder ese es, sin ninguna duda, José Bonaparte, hermano del ‘Gran Corso’.
Tenemos en este país la puñetera costumbre de rechazar todo aquello que venga de fuera de nuestras fronteras y que desconozcamos… imaginemos cuan acentuado estaría este sentimiento a principios del siglo XIX.
José I, conocido como Pepe Botella, por una falsa afición a la bebida, tuvo un reinado efímero, pero cargado de buenas intenciones. A pesar de todo lo que se ha dicho de él (nada bueno), era un diplomático convencido y un intelectual avanzado que devoraba literatura casi con delectación mística.
Gobernó durante cinco años, con escasa efectividad debido a la guerra, aunque con la intención de realizar reformas revolucionarias para una España atávica.
En este país se prefirió el ‘viva las cadenas’ bajo el yugo de Fernando VII, el Rey Felón, con todo lo que eso conllevó.
El 14 de abril de 1931 llegó la II República. El primer periodo democrático de toda nuestra historia con un programa de cambios, quizá, demasiado ambicioso para una España con un 70 % de analfabetismo y el país con el mayor estamento eclesiástico del mundo, sólo por detrás del Vaticano.
Demasiado se ha dicho ya cómo acabó. Este país no estaba preparado para aquello; al igual tampoco lo estaban, para las reformas que llegaban de la Francia ilustrada y que pretendía implantar José I, los paisanos que pintó Goya en su cuadro ‘Lucha a garrotazos’ o los que quitaron los caballos del carro en el que Ferando VII entraba en Madrid, para arrastrarlo ellos mismos.
Tengo la sensación que en este siglo estamos perdiendo, otra vez, una nueva posibilidad de cambiar las cosas.
Ya no hay luchas a garrotazos con barro hasta las rodillas; quizá, haya menos fervor religioso y el analfabetismo sea más reducido (si por analfabetismo entendemos el no saber leer ni escribir; si profundizamos más en la cuestión, quizá, tampoco hemos avanzado tanto)… pero, en el fondo, nada cambia. Este país prefiere la comodidad, aunque se haya probado en numerosas ocasiones su fracaso y maltrato a la sociedad.
Hace tiempo sí que se podría decir que los que no conozcan la historia están condenados a repetirla. Hoy no. Hoy, los que repiten la historia son unos ignorantes y, el problema, es que su ignorancia tiene consecuencias para todos.
Siglo XIX… José I
Siglo XX… II República
Siglo XXI… ¿Podemos?
7 comentarios:
Hubo una frase, no la recuerdo bien, que tuvo éxito:"Necesito un antídoto que me libere de las cadenas que me atan".
En realidad, yo, pienso que somos unos ignorantes del poder, pero que existe una pequeña gran lucha que nos hace iguales, ante un esfuerzo compartido, que sin duda nos agranda el corazón.
Pienso que, una persona con ambición por los demás lucha por una mente tranquila.
Observa, simplemente, el ejemplo de el emperador Akihito que completó su abdicación deseando la paz, respeto y felicidad por su pueblo y el mundo entero.
Requiere de mucha disciplina, pero, desde chica me asombró esta cultura.
Lo que quiero decir es que debemos de observar más: "Existe tanta infelicidad en nuestro país, teniéndolo todo, que el poder mina lo más sencillo".
“Rechazar todo aquello que venga de fuera de nuestras fronteras y que desconozcamos”. Marino! que era el invasor, José Bonaparte, fue impuesto en el trono de España por su hermano, Napoleón Bonaparte. Y hubo una represión brutal de las tropas francesas contra el pueblo español, en Valencia aun están las huellas en las Torres de Quart.
Benja, por no extenderme demasiado, lee sobre las abdicaciones de Bayona y verás como no fue una invasión.
En el subconsciente queda como tal, sin embargo no fue así. Es lo mismo que con la invasión musulmana en 711, tampoco lo fue, al igual que reconquista.
Reciben esos nombres, pero historiográficamente no se consideran como tales si profundizamos en el tema.
He de reconocer que he tenido que dar un repaso a la enciclopedia que tengo de la historia de España. En un principio España era aliada de Francia, por el Tratado de Fontainebleau. Y por este acuerdo entre los gobiernos de los dos países, en1807, los franceses cruzaron España con el objetivo de invadir Portugal. Por supuesto que en este momento no era una invasión.
Pero en 1808, Francia se volvió en contra de España. Bajo el pretexto de reforzar el ejército franco-español que ocupaba Portugal, Francia comenzó a enviar tropas imperiales a España. En febrero de 1808, Napoleón ordenó a los comandantes franceses tomar las fortalezas militares estratégicas españolas. Y este fue el comienzo de la guerra. Por lo tanto al principio fueron aliados, pero al final fue una invasión en toda regla, al enviar tropas para tener el control del país.
Sí, pero en Bayona, Carlos IV fue obligado a abdicar en su hijo Fernando VII y éste, a su vez, abdicó en favor de Napoleón, quien cedió el trono a José I. Fue ahí cuando las tropas francesas, que ya estaban en España con el pretexto de invadir Portugal (como bien dices) que era aliada de Inglaterra, comenzaron a tomar posiciones en España, es decir, 'legalmente' el rey era francés y se supone que él permitía que las tropas estuvieran en España.
En definitiva, a principios del XIX teíamos unos reyes que eran unos peleles que, influenciados por la ambición de Godoy, se plegaron a los deseos de Napoleón y no hicieron nada por conservar la corona.
Yo, como he dicho, no lo veo una invasión, más bien una jugada estratégica de Napoleón; otra cosa es que el pueblo se levantase en armas (como así sucedió) y luchase contra lo que ellos consideraban un invasor, pero no es menos cierto que había gente que no lo veía así y eran los llamados afrancesados.
Sabes Marino, cuando iba al colegio, la historia y geografía era lo que mejor se me daba porque me gustaba mucho. Pero tengo que darte la razón, entraron en España por el tratado, y una vez aquí intentaron hacerse con el país y por eso el nombre de la guerra de la independencia y no de liberación. De lo que hemos hablado saco otra lectura, que el pueblo no pintaba nada a la hora de elegir a sus gobernantes.
Tengo tantos libros y aunque los estoy clasificando, no sé ni lo que tengo. Y hoy me ha aparecido un libro que fue Premio Planeta “Yo, el rey” y trata de José Bonaparte.
Deseado y añorado por los que abandono, recibo la corona del país que parece rechazarme y, dándome cuenta de todo, actuó como si no me percatase. Mi posición me disgusta… No soportaré si tengo que hacer algo que vaya contra mi conciencia.
José Bonaparte
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