Así comienza el ‘Desiderata’:
“Camina plácidamente entre el ruido y la prisa,
y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio”.
Vivimos en la civilización del ruido. Ruido de coches, de máquinas en fábricas, de obras en la calle, de aparatos en casa, de palabras en terrazas nocturnas y diurnas, ruidos de altavoces, de conciertos, en el fútbol y en discotecas… convivimos con toda clase de ruidos infernales. No es extraño que vayamos quedándonos sordos a edades cada vez más tempranas y nos pongamos nerviosos e irritables, porque el bullicio produce estrés.
Tenemos gran necesidad de silencio. El silencio es el lugar donde podemos estar con nosotros mismos, conscientes de nuestra interioridad. Silencio exterior y silencio interior, éste es mucho más difícil de lograr, porque implica hacer desaparecer nuestras voces internas, pensamientos, presentimientos e ideas sobre el pasado o el futuro. Conviene silenciar primero el cuerpo para después no pensar nada, dejar la mente en blanco y simplemente contemplar; sólo en el silencio se puede dar el encuentro con uno mismo, como lo hicieron profetas bíblicos forjados en el desierto (lo que ellos llamaban ‘Dios’) y los místicos de ayer y de hoy.
Quizá en la civilización futura se valore más el silencio y lleguemos a un estado de calma y paz tan anhelado por todos.
7 comentarios:
Percibo hasta el ruido de una mosca aún estando dormida. Me ha encantado siempre trabajar de cara al público pero necesito concentrarme en las palabras que reclaman una escucha discreta. Oír otros ruidos es absolutamente insoportable. Dicen que el silencio es la más poderosa de las palabras. Es cuando realmente una persona escucha. Un don que caracteriza a la introversión cargando su cabeza de nuestras cargas diarias.
Hay silencios que son necesarios, que a lo largo del día se necesitan. Sentarse por un momento en soledad y permanecer callado y escuchar nuestros mismos pensamientos, ese 'yo' interior que todos tenemos, pero que a veces no escuchamos por el incesante ruido que tenemos a nuestro alrededor. Necesitamos escucharnos más, sentirnos en paz con nosotros mismos y darle importancia a lo realmente importante.
A veces se piensa que por estar rodeados de muchas personas y escuchar que nos hablan, estamos acompañados, a veces es cuando más solos nos sentimos...
Tanto ruido absurdo, contaminación auditiva, no nos deja percibir lo que nos rodea. Me encanta salir a caminar al aire libre, todos los días,. con la compañía de la naturaleza y por media hora, estar en silencio, solo escuchar el viento, la caídas de las hojas de los árboles, un pajaro que cante al pasar cerca de él. Solo observó y camino, no hay mejor desestresante que ese...¡¡¡Son mejores minutos del día!!!. Es mi momento conmigo misma y doy gracias por tener esos silencios, que aunque hay ruidos, no me incomodan porque me dan paz y ayudan a recargarme y seguir.
Hay silencios que dicen mas que mil palabras y hay otro momento que disfruto mucho y es cuando percibo sentimientos, con tan solo sentir su respiración o escuchar un suspiro, aunque igual hay algún sonido, no necesito palabras para sentirme en plenitud.
Saludos Leo y Marino
València es una ciudad muy ruidosa, y la gente tiene la costumbre de hablar a gritos aunque estén al lado y los críos ni os cuento. Vivo en un barrio antiguo, donde las viviendas están muy juntas unas de otras y cuando se hicieron no se insonorizaron, así que una vivienda de otra están separadas por un tabique muy fino y la tranquilidad y el silencio son una utopía.
Encima y para mi desgracia tenía una vecina que cuando estaba en casa, se pasaba todo el tiempo moviendo muebles y pasando el aspirador, le daba igual que fuera la 5 de la mañana que las diez de la noche. Aguanté más de dos años, por más que le decía ni caso, al final me creo una crisis de ansiedad ya que apenas dormía y siempre estaba de los nervios. Así que con un certificado médico que decía que me estaba causando un problema de salud la denuncie. No llegamos a juicio porque prometió corregirse y no molestarme más. Pero el dueño del piso acabó por no renovarle el contrato y se fue. Así que me tuve que gastar 5.000 euros para insonorizar mi habitación y el salón donde más hago vida. Y leo con tapones en los oídos y para la tele uso cascos. Y este es el motivo por lo que estoy buscado casa fuera de València, están haciendo unas urbanizaciones que son una maravilla.
Dulcinea yo soy uno de esos que a pesar de estar rodeado de mucha gente me siento solo, es una sensación extraña pero me pasa.
Leo, yo también tengo un sueño muy ligero y cualquier sonido por débil que sea me impide conciliar el sueño, por eso duermo con tapones.
Hola Benja, siento mucho lo que te ha pasado con la señora que vivía cerca tuyo... Siempre hay vecinos fastidiosos que no respetan, ojala y logres conseguir un lugar tranquilo para vivir y si, a veces por mas personas que tengas a tu lado y digan amarte, te sientes más solo que un hongo.
Un abrazo para ti
Insonorizar las habitaciones donde más hago vida y duermo, fue un acierto y un dinero muy bien gastado.
Leo: estoy de acuerdo contigo; muchas veces es más importante callar y escuchar que hablar y no decir nada.
Saludos
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Dulcinea: si sabré yo eso que me dices... estar con gente que habla y habla, pero no escuchas lo que dicen, porque quisieras escapar y estar en medio de la nada.
El poder tener ese espacio de soledad recarga el alma y es el mejor momento del día. Eso son sonidos, no ruidos... es una gran diferencia y es un placer que merece ser disfrutado.
Besos
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Benja: dijo Machado: "Dadme una Sevilla sin sevillanos"... lo mismo se podría decir de Valencia. A mí, personalmente, creo que alguna vez lo he dicho, no me gusta para vivir. Yo, de vez en cuando, trabajo para un constructor del barrio de La Torre y ahí no me importaría vivir, se está tranquilo.
Lo de insonorizar es, por desgracia, algo a lo que mucha gente no le da importancia. El tuyo es el primer caso que conozco de alguien que se ha tomado el ruido en serio. 5.000 euros, si el trabajo está bien hecho no me parece caro... si te soy sincero, no sé a cuánto está el metro.
Saludos.
Si no ha cambiado, la Torre es una pedanía de València y aún guarda esa esencia de ser pueblo, ahí la gente vive a gusto. Está claro, que no todo el mundo se puede permitir insonorizar algunas habitaciones de su casa o toda. Yo pude hacerlo y el precio incluía dos ventanas climalit y dos puertas acústicas. Quien lo hizo lo conozco hace muchos años. Desde como presidente lo contraté para un trabajo en la comunidad bastante importante. Es una empresa pequeña pero trabaja muy bien y siempre ajusta los precios todo lo que puede.
Marino, opino como tu, València es la ciudad del ruido y para mí vivir aquí se ha vuelto insoportable.
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