Lao-Tse
Imagino que a todos les habrá pasado; salir, por ejemplo, un sábado por la noche a cenar y, sin tener nada planeado, pensar que lo van a pasar muy bien, por el simple hecho de salir de casa siendo un día habitual para hacerlo.
Algo así me ocurre ahora. Dada mi costumbre de publicar martes y sábado, hoy toca. Cuando cree este blog (al que en ocasiones llamo cariñosamente ‘mi niño’, porque, en cierta forma, es algo que yo he ‘criado’ como a mí me gustaba) tenía la intención de escribir de vez en cuando, sólo cuando tuviese algo que contar (de ahí el subtítulo). Pero con el paso del tiempo me di cuenta que me gustaba más de lo que pensaba; digamos que ‘salí del armario’ (metafóricamente hablando), ya que alguien de ciencias como yo había descubierto que las letras le apasionaban.
Pues bien, hoy es martes y me apetece escribir, pero, la verdad, no sé sobre qué hacerlo. Decía Lao-Tse, en su libro en Tao Te King, que:
Treinta radios convergen en el centro
de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil al carro.
Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío
depende el uso de la vasija.
Se abren puertas y ventanas
en los muros de una casa,
y es el vacío
lo que permite habitaría.
Es decir… a veces es más importante el vacío, la nada… eso es lo que le da utilidad. En este caso creo que ocurre lo mismo. Me siento delante del ordenador, sin saber qué escribir, pero algo va saliendo. Esa ausencia de ideas ya es algo, ya es importante, porque me da pie a seguir escribiendo.
Podría contar cosas del día a día… que ayer, por ejemplo, estuve por motivos de trabajo, en Pamplona… o que desde hace un tiempo a esta parte mi corazón late con una fuerza que jamás lo había hecho antes… o también que de mis ojos han salido lágrimas como hacía años que no fluían… o que una simple palabra puede hacer que tengas ilusión y te sientas vivo… Podría, podría, podría contar muchas cosas, pero seguramente no se entenderían o simplemente lo haría su destinatario y, para eso, mejor decirlo en otros medios.
Al final, sin proponerlo, sin saber qué decir o escribir ya he escrito algo, ya he contado alguna cosa y mis dedos han sido los que han ido moviéndose por el teclado con la libertad de una hoja cayendo de la rama de un árbol porque, aunque no lo parezca, siempre hay algo que contar.
Sí… ha sido algo inesperado, no es sábado pero, para el caso, lo mismo da. A veces es como mejor surgen las cosas… dejándose llevar.