sábado, 22 de septiembre de 2018

Picasso - Dalí



No entiendo de pintura y no me siento cómodo en museos pictóricos porque no sé lo que estoy viendo. Por ejemplo, he estado varias veces en el Prado, y en un día lo he visto todo; es evidente que no lo aprecio. Imagino que debe ser la misma sensación que puedan tener algunos al ver una catedral, sólo que, a lo mejor, ellos no se frustran y disfrutan conformándose con que lo que están viendo es bonito, sin más.
Pero a pesar de ser un inculto pictórico me rindo incondicionalmente a dos autores: Velázquez y Goya. No descubro nada si digo que fueron dos genios.
España ha sido potencia cultural a lo largo de su historia en dos facetas: literatura y pintura. No hace falta explicar los motivos. Otros dos genios de nuestra pintura, que duda cabe, son Picasso y Dalí. Sus estilos distan mucho de los dos anteriores (Velázquez y Goya), pero no colocarlos en nuestro Olimpo artístico sería de necios. No obstante, entre ellos existía una rivalidad como tantas ha habido a lo largo de nuestra historia entre otros genios: Quevedo - Góngora, Cervantes - Lope de Vega, Valle-Inclán - Echegaray.
La rivalidad comenzó cuando Dalí regresó desde Nueva York a la España franquista y Picasso seguía exiliado. En una conferencia en 1951, en el Teatro María Guerrero de Madrid, Dalí acuso al genio malagueño de “matar la belleza del arte con el materialismo comunista”. No obstante, señalaba que lo había invitado a regresar a España “para gloria de la pintura española por encima de ideologías”. Ese día, delante de la flor y nata de la burguesía y aristocracia madrileñas, Dalí dijo unas palabras que lo perseguirían siempre: “Picasso es español; yo también. Picasso es un genio; yo también. Picasso tendrá unos 72; yo unos 48 años. Picasso es conocido en todos los países del mundo; yo también. Picasso es comunista; yo tampoco”.
Pocos días después, desde París, Picasso respondía lo siguiente: “Dalí tiene la mano tendida, pero yo sólo veo la falange”.
Recuerdo que en mi infancia mi abuelo me contó este suceso. No se puede discutir la genialidad de Dalí. No obstante, y siendo un lego en la materia, estoy convencido que era un personaje y que el personaje engulló a la persona. Picasso siempre fue Picasso, sin necesidad de nada más.

3 comentarios:

Benja dijo...

A mí nunca me ha gustado el surrealismo, la verdad es que no lo entiendo y no veo nada de lo quiere plasmar el artista. A mi gusta la pintura del realismo, quiero que exprese algo que corresponda con la verdad o mejor con lo que veo con los ojos. Si veo una pintura que representa un paisaje "quiero ver ese paisaje". Y no unas manchas o líneas que no representa nada para mí. Hace unos meses estuve en una exposición de Sorolla, su estilo Luminismo e Impresionismo es fantástico. Yo reconozco que no soy un experto en arte, pero dentro de mi biblioteca personal hay un espacio muy importante para todos estos artistas que han hecho grande este país.

Marino Baler dijo...

Yo soy igual. Quiero saber lo que estoy viendo y no la paja mental de cualquier pintor. A mí, por ejemplo, no me gustan ni Picasso ni Dalí.
Sorolla es especial.

Casteee dijo...

A mi también me ocurre lo mismo. Supongo porque soy muy básica y no entiendo de arte.

Un beso