sábado, 31 de diciembre de 2016

Otro más



Dada mi costumbre de publicar los martes y los sábados, por lógica, esta será la última entrada de este año. Del mismo modo, por ser el día que es, podría servir la misma entrada por la circunstancia de acabar el año.
Suele ser habitual durante las últimas horas del año que la gente haga balance o decir eso de ‘año nuevo, vida nueva’. No creo que sea necesario ni una cosa ni otra. Mi vida será la misma cuando llegue el 1 de enero, el 2, 3, 4… Puede que cambie a lo largo del año porque tenga que hacerlo, pero no será ni el 1 de enero ni por ser otro año distinto. Y, del mismo modo, hacer balance de lo que he hecho o he dejado de hacer sería una especie de discurso borbónico durante la Nochebuena y, sinceramente, no le veo ningún sentido. ¿Por qué aparece la testa coronada delante de las cámaras durante un cuarto de hora solamente esa noche? ¿Por qué no el resto del año? Por eso digo que de nada sirve ver en un instante o día determinado lo que se ha hecho bien y mal, ya que cualquier momento del año es bueno para hacer una retrospección.
Pero supongo que es inevitable no acordarse de cosas y mientras escribo estas líneas retrocedo con la memoria y pienso en todo lo ocurrido durante este año. Ha sido un año ‘RARO’ (con mayúsculas)… Quizá quedó algo por pensar, decir o hacer… ahora ya no importa; como decían los berserkers antes de entrar en batalla.

Por todo lo que debimos pensar y no pensamos.
Por todo lo que debimos decir y no dijimos.
Por todo lo que debimos hacer y no hicimos”. 

Nos leemos en unos días.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Una noche distinta



Esta es la misma entrada que puse hace un año, dos, tres, cuatro, cinco… y la misma que puse en esta fecha desde que comecé en el maravilloso mundo bloguero. El día es el mismo, por eso creo que sirve. Un año más y los motivos son los mismos, como lo serán al año que viene y al siguiente, y al siguiente, y al siguiente… Sólo eso, al fin y al cabo, aunque no participe del folclore navideño, sí que creo que es una noche distinta.
Desde el año 97, el Día de Nochebuena, suelo hacer siempre lo mismo; a las 8 de la tarde subo a la terraza de la casa de mis padres y enciendo una vela. No soy muy amante de la Navidad, pero sí que creo que esa es una noche especial. Tengo la suerte de haberla celebrado siempre en compañía de mi familia, por ello me siento afortunado, por poder estar con la gente que quiero. Pero también surgen otros sentimientos inevitables, como son el acordarme de mis seres queridos que ya no están. Por eso necesito un momento para acordarme de ellos en soledad. Justo es el momento en el que enciendo la vela. Me acuerdo, especialmente, de ellos y no puedo evitar la melancolía, esa que solamente se puede sentir en privado... y es que algunas cosas nunca cambiarán.
Después del primer recuerdo, dedico mi luz a más gente; primero a personas que conozco y que comparten culaquier tipo de relación conmigo y después, muy especialmente, a gente que no conozco pero que existen. Y pienso en todos los que están lejos de casa por motivos de trabajo y esta noche no estarán con sus familiares, en aquellos que tienen que pasar la noche en un hospital, que tienen que dormir en un cajero, en un banco o en cualquier contenedor. En esas madres que desde sus países pensarán en sus hijos, lejos de casa; en aquellos lejos de sus países por cualquier motivo; en los que están de viaje; en aquellos que esta noche cenarán solos en casa porque no tienen familia u otros que, sencillamente, no podrán cenar; en todos aquellos que acabaron sus días lejos del hogar… como mi admirado poeta y en tantos más que se nos podrían ocurrir y que no por no nombrarlos están ausentes. Por todos ellos también enciendo la vela, para que su luz, al menos esta noche, no les haga sentirse tan solos. Que sepan que alguien, desde la distancia, se acuerda de ellos y sabe que existen. Nunca se sabe, quizá, al año que viene, tal noche como esta, yo pueda estar en alguna de esas situaciones.
Este año, como los anteriores, también les dedico esta canción. Un canto a la paz y a la libertad nunca igualado, igual que os la dedico a todos los que pasáis por aquí.

Que paséis una buena noche.



martes, 20 de diciembre de 2016

sábado, 17 de diciembre de 2016

Fiesta pagana


Tengo que reciclarme… o no. Uno se recicla cuando no quiere quedarse atascado en algo y, por ello, necesita actualizarse. No es mi caso. Hace unos días tuve una cena de empresa. La verdad es que no tengo mucha afinidad con muchos de los que iban, pero había que ir.
He estado en alguna que otra cena o comida y siempre pasa lo mismo, no entiendo qué necesidad tiene la gente de hacer el payaso. En el día a día tan formalitos, tan estirados, algunos ni siquiera te dan los buenos días y, luego, en este tipo de acontecimientos tan ‘guays’.
El caso es que después de la cena, nos fuimos a unos pubs. Una vez dentro me sentía raro, parecía que entraba en otro mundo. Todo era desconocido: el ambiente, la forma de vestir la gente, la música… Todo había cambiado desde que yo salía en mis tiempos de mocedad o, quizá, era yo el que se había quedado anclado en el pasado. Era como si a un individuo de finales de los 90 o principios de los 2.000 lo hubiesen crionizado y se hubiese despertado en un pub en diciembre de 2016.
Al rato de estar allí me fui al servicio y al salir había un espejo. Quede mirando mi imagen durante un momento y vi a un chico de veinti pocos años con el pelo lo suficientemente largo como para hacerse una pequeña coleta y unas cuantas greñas a los lados que le caían por la cara, un pequeño pendiente en la oreja izquierda, las uñas pintadas de negro, unas botas por el tobillo, pantalones vaqueros negros, un jersey de lana y un fular por el cuello. Al salir no estarían los actuales compañeros de trabajo, si no los antiguos compañeros de estudios. Allí no faltarían…, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, …, … y, como siempre, Mago de Oz sonaría en algún momento.
Alguien entró en el servicio y volví a diciembre de 2016. Salí y me reuní, de nuevo, con la gente que estaba. Pero no, aquella no era una ‘fiesta pagana’.



sábado, 10 de diciembre de 2016

Allá, en las tierras altas


Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?



Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.


Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.

martes, 6 de diciembre de 2016

1898. Los últimos de Filipinas



No suelo ir al cine. Hacía años que no iba. Creo que la última vez que estuve fue para ver Avatar y tampoco es que me emocionara demasiado. Pero el pasado sábado sí, era el día. Por fin iba a ver esa película tan deseada y esperada: 1898. Los últimos de Filipinas. Solamente hay una película anterior que cuenta los hechos y es de 1945... ya tocaba.
Hace muchos años que conocí esta historia y, desde entonces, es un tema que me fascina, tanto es así que el apellido de mi seudónimo lo he tomado del pueblo en el que transcurrieron los hechos: Baler. Es un episodio que me ha llevado muchas horas de lectura y búsqueda de información (uno de ‘los últimos’ era de mi pueblo y murió allí por heridas de guerra, el único recuerdo que queda suyo es el nombre de una calle). Pero en esta ocasión no hablaré sobre la historia, sino sobre la película que, supuestamente, trata los acontecimientos que allí ocurrieron.
Una lástima. Se ha perdido la oportunidad de poder hacer una película grandiosa que hubiese causado admiración en todo el mundo; el argumento hubiera dado para ello. Cuando en una película sobre un hito histórico advierten que los hechos ocurridos no se ajustan a la realidad y que algunos personajes son ficticios ya puede uno suponer que le han engañado. Una historia que era muy fácil de contar y tremendamente emocionante ha caído en manos de unos guionistas que han hecho un bodrio infumable, inventando otra historia diferente con personajes inútiles y absurdos que no existieron, como el sargento y el pintor; ignorando casi por completo a los que si existieron como, por ejemplo, los tres religiosos, que no pasaban de los 30 años, y que en la película están representados por un misionero sexagenario (Karra Elejalde) adicto al opio y al vino (sin ninguna consistencia histórica). A todo ello habría que añadir largas escenas sin sentido y que es fácil suponer que no existieron: la prostituta tagala cantando la canción, el asesinato, el corte del brazo, el fumadero de opio… y, al mismo tiempo, haciendo ridículas o ninguneando a hechos ocurridos como la entereza para afrontar la muerte y la del propio capitán Enrique de las Morenas, los parlamentos con los sitiados, la propia iglesia…
El peso del protagonista principal no recae en el teniente Saturnino Martín Cerezo (al mando durante gran parte del asedio por la muerte de los superiores), sino que lo hace sobre un teniente inexistente y un soldado pintor. El resto de soldados como si no hubieran existido.
La dirección, una pena. El argumento les venía grande y sin ideas, con escenas repetidas, como movimientos sin sentido en el interior de la iglesia, vuelos sobre la selva y la cascada de agua, así como largas escenas de arañas liando a sus víctimas, como sacadas de un documental… todo ello totalmente prescindible. Han hecho un refrito con escenas absurdas para ir rellenando metraje. Después de casi dos horas de película sales con la sensación de que te han estafado y, claro, ¿a quién reclamar? ¿Dónde está el libro de reclamaciones en un cine?
Presupuesto supongo que habría; actores también; atrezzo, mal que bien, era pasable; ambientación y fotografía buena… pero todo lo demás, lo más importante, el argumento, ha fallado estrepitosamente. ¿Alguien se imagina lo que sería esta historia en manos de buenos cineastas de Hollywood? ¿En manos de un Francis Ford Coppola o Clint Eastwood? Estaríamos hablando de una producción al nivel de ‘Apocalypse Now’ o ‘Cartas desde Iwo Jima’, sin duda alguna, porque argumento hay.
En definitiva, una película insulsa alejada completamente de la historia y que se podría haber titulado de cualquier otra manera, pero no ‘Los últimos de Filipinas’ o ‘Los héroes de Baler’. Se han aprovechado de una gesta, que bien contada podría haberles llevado a las más altas cimas del cine histórico, pero les ha faltado humildad para decir las cosas como fueron y no para contarnos otra historia diferente. Si hacen películas basadas en hechos históricos que piensen que algunos hemos leído algo sobre el tema y, en ocasiones, no vamos al cine para ver una simple película. Baler no fue un cuento, Baler se vivió.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Los cipreses de Córdoba



Recientemente he leído ‘Los cipreses de Córdoba’, de la escritora neozelandesa Yael Guiladi. Es un libro que pertenece a una colección de novela histórica de la Edad Media y, después de muchos años, he decidido leer. Parece ser, que su autor se inspiró para el personaje principal en Hasday ibn Shaprut, un médico y diplomático judío del siglo X.
Esta novela en cuestión trata sobre una saga familiar que nos traslada al califato de Córdoba del siglo X. Un joven judío médico llamado Da’ud, por influencia de su padre, entra al servicio de Abderramán III para hallar los componentes de una pócima que anule los efectos mortales de la picadura de víbora, lo que le convertirse en un personaje muy influyente en la corte y cuya labor e influencia tendrá continuidad en sus hijos y nietos.
Es una trama que engancha, sobre todo al principio, pero luego se va desinflando hasta desear que llegue el final. Especialmente se me hicieron pesadas las últimas 75 páginas, donde, más o menos, toman protagonismo los nietos del protagonismo. Asimismo, me parece exagerado que se magnifique tanto la importancia de estos personajes, ya que parece que el esplendor andalusí dependiera de ellos.
Me pareció un libro novedoso, ya que no había leído novelas inspiradas en el periodo de los califas. Mezcla acontecimientos y personajes reales con la ficción, cosa que siempre es peligrosa desde el punto de vista del rigor histórico. Creo que es una novela a la que se le podría haber sacado mucho más partido si, en lugar de contar la vida de tres generaciones, se hubiera centrado en un solo protagonista.
En la colección de novelas que cito al principio hay un par más de esta autora, espero que no me vuelva a dejar indiferente.

Argumento: 4
Ambientación: 6
Personajes: 5
Capacidad para seducir al lector: 4

martes, 29 de noviembre de 2016

Santa Rita mártir



El respeto que tenemos que tener a la muerte de Rita Barberá no es justificante para el panegírico a su figura política ni para todos los honores que le están rindiendo. No viene a qué. Lo que merecía es un juicio que ya no se celebrará para que explicase su implicación en la trama de blanqueo y financiación del PP, pero no se merece ningún elogio ni respeto institucional quien ha dirigido una alcaldía en la que todos sus miembros han sido imputados. La muerte no hace mejor a nadie, simplemente mata.
Y en su partido, como siempre, con cinismo. Fueron sus propios compañeros los que la obligaron a que se apartara del PP y la habían convertido en una apestada; tanto que ni siquiera se atrevían a acercarse a ella el día del comienzo de la legislatura. Ahora la convierten en poco menos que Isabel la Católica. Algo bueno puede tener la muerte de Rita, no servirá para blanquearla a ella, pero servirá para que algunos blanqueen su mala conciencia. Aunque algunos son tan zotes que ni siquiera saben lo que es la vergüenza, con un diccionario en las manos comenzarían por la primera palabra hasta encontrar esa palabra. Hace falta ser muy sinvergüenza para acusar del fallecimiento de Barberá a los periodistas que han publicado sus presuntas corruptelas y probados despilfarros.
Ha sido su propio partido el que la ha abandonado y ahora buscan culpabilizarnos a todos; pero la única responsable de su situación ha sido la propia Rita.
Fue ella quien despilfarraba el dinero público y cargaba gastos de partido a las arcas de la alcaldía, quien aceptaba bolsos de Louis Vuitton, quien abandonó su coche en el garaje del ayuntamiento durante años como si fuera su casa, quien gastó una millonada en coches oficiales, quien se pasó 54 días sin pisar el Senado (pero cobrando como si fuera) donde la aforó Rajoy o quien dirigía el PP de Valencia mientras se ‘pitufeaba’ para financiar el partido en B. Piden respeto para quien no lo tuvo con los ciudadanos. El respeto no lo da la muerte, se gana en vida.
Por eso ha sido improcedente dedicarle un minuto de silencio en el Congreso. En el Parlamento, donde se les ha negado a otros, como a Labordeta, y es muy poco habitual. El minuto de silencio a Barberá era un homenaje que no merecía, no necesitaba e interesado. El problema no es que Unidos Podemos se haya ausentado, el problema es utilizar las instituciones de este país para distinguir a políticos que las han deshonrado. España debe dejar de dignificar a quienes representan el despilfarro y la corrupción.
Hay que reconocer que ha llevado el aforamiento hasta sus últimas consecuencias. Por ese privilegio de no poder ser juzgada por un tribunal ordinario, ahora solamente Dios podrá juzgarla sometiéndola al juicio divino… paradojas de la vida. El PP ha empezado su canonización. La han hecho mártir, la han ascendido a los cielos y acabarán subiéndola a los altares: Santa Rita mártir, patrona de la corrupción. No seré yo quien le quite en su muerte nada de lo que fue en su vida, un ejemplo de lo que no debiera ser nunca la política.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Gracias



Recuerdo un anuncio de Coca-Cola que decía algo así como… “Para los gordos. Para los flacos. Para los altos. Para los bajos. Para los que ríen. Para los optimistas. Para los pesimistas. Para los que juegan…” y acababa diciendo “Para todos”. Pues eso… para todos los que os habéis interesado por la salud de mi madre muchas gracias.
Todo ha salido bien, gracias a los médicos. Ahora queda la recuperación. Ha sido una semana rara, rara para mí en muchos sentidos, pero ya ha pasado. Tiempo habrá de pensar en ella, lo importante es que, al final, todo ha ido muy bien. Repito, muchas gracias. 

sábado, 19 de noviembre de 2016

Noviembre



Tengo la sensación de que el mes de noviembre es, por llamarlo de alguna manera, especial. Desconozco la razón por la que en este mes siempre me han ocurrido cosas importantes que han influido de manera notable y vital en mi existencia. Prácticamente las recuerdo todas. Unas comenzaron, se desarrollaron y desaparecieron; otras comenzaron, se desarrollaron y -en mayor o menor medida- continúan y otras comenzaron, acabaron… pero continuarán para siempre.
Quizá porque suene menos violento, pero al cáncer le suelen llamar tumor maligno. Al fin y al cabo, son lo mismo. Este lunes, mi madre entra en el quirófano para operarse de un cáncer de útero, lo que se llama un vaciado; a su edad no tiene intención de parir más, además, habiéndome tenido a mí (momento narcisista) …
Desde que supe la noticia, no he pensado demasiado en ello, quizá porque percibía que mi madre tenía buen ánimo. A medida que se acerca el lunes sí que he pensado más y una cierta angustia o nerviosismo me iba dominando. Ayer recordaba la relación con mi madre, desde que tengo uso de razón hasta ahora: momentos vividos, conversaciones…
Lo que yo sienta o deje de sentir es algo que, en esta ocasión, no viene al caso. Estamos en noviembre y, al menos para mí, siempre ha sido un mes de acontecimientos positivos importantes en mi vida; el lunes habrá otro más. En noviembre siempre pasan cosas buenas.

martes, 15 de noviembre de 2016

Sin papeles


Luco de Jiloca

Ahora mismo soy un indocumentado, un sin papeles. Ayer perdí (o quizá fui víctima de algún carterista habilidoso) el tarjetero en el que llevaba el DNI, carnet de conducir, tarjetas del banco, tarjetas varias… ¡todo! Me parece mentira que toda mi identidad se haya esfumado sin saber dónde ni en qué momento.
Lo primero que hice fue anular la tarjeta del banco; me mandarán otra en una semana a un módico precio de 4 € (bancos…). En la comisaría de policía me dijeron que esperase unos días por si aparecía. Así que ahora mismo no tengo identidad, menos mal que no hay elecciones a la vista, ya que además de la evidencia de no tener voz, tampoco tendría voto.
¡Ay! Seguro que a mi alter ego aldeano, ese que vive en el Teruel profundo, le importarán muy poco este tipo de problemas. Algo falló… en mi próxima reencarnación espero nacer en el lugar apropiado… aunque, quizá, pronto pueda prologarlo en esta vida.

sábado, 12 de noviembre de 2016

La conversión de Pedro Saulo Sánchez



Pero acaeció que, yendo mi camino, cerca ya de Damasco, hacia el mediodía, de repente me envolvió una gran luz del cielo. Caí al suelo y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues. Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo dije: ¿Qué he de hacer, Señor?”. (Hechos de los Apóstoles 21: 6-10)

Así es como se cuenta la conversión de Saulo, el que perseguía a los cristianos, en Pablo, apóstol de Jesús. Eso es lo mismo que le ha pasado a Pedro Saulo Sánchez, que se ha caído (o lo han tirado) del caballo y ahora va proclamando la buena nueva de que todo el sistema está manejado por intereses económicos. Que la democracia es sólo eso, una palabra que si se transformara en mujer sería, como dice Sabina, “la más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras”. Una palabra tan sumamente prostituida que ya no produce ni placer pronunciarla. Es lo que nos han vendido: una Transición ejemplar y una democracia que ha costado muchos años conseguir… y con eso nos quedamos.
Pero en eso llegó la crisis. Todo cambia, la gente se cabrea y empieza a pedir cambios. La misma gente a la que incluyen cada vez que dicen que ‘el pueblo es soberano’. Entonces algunos salen a las calles y de ahí nace un partido político que llega al Congreso con posibilidades de formar Gobierno y con intenciones de que la prostituida democracia, que durante cuatro décadas han maltratado, pase a ser una mujer decente. La réplica a eso ya la sabemos… populismo, Irán, Venezuela, chavismo, Cuba, Corea del Norte, miedo, terror, nos van a quitar nuestras casas... ya me entienden…
Pero volviendo con Sánchez… parece ser que ha visto la luz y en un programa de televisión denunció presiones de grupos mediáticos y económicos para que la democracia no abandone su mala vida. Llega un poco tarde la confesión, pero bienvenida sea. Nada nuevo bajo el sol. Espero que haya muchos más que, al igual que Pedro Saulo Sánchez, también caigan del caballo… y otros que se rompan la crisma.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Felicidades


Hay una canción cantada por Julio Iglesias y el mejicano Pedro Vargas titulada ‘Felicidades’. Cambiando un poco la letra es lo que le podría cantar al PSOE por su abstención en la investidura de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno.
Probablemente, mis tiempos de ‘socialisteo’ me impiden sentir el mismo desprecio político hacia el PSOE que el que siento por el PP… pero no por ello tengo una opinión favorable de este partido que se dice de izquierdas mientras se llena el bolsillo con y por la derecha.
Gabriel Rufián, de ERC, lo dijo bien clarito en el debate, como diría Unamuno “no es preciso que digamos esto con un tono más bajo”.


A mí me daría vergüenza haber votado al PSOE en las pasadas elecciones para que hicieran lo que han hecho. Alguna vez, en otras entradas, he explicado porqué deje de votar al PSOE; de haber seguido haciéndolo no me lo hubiera perdonado y, sin duda, esta felonía hubiera sido más que suficiente para dejar de votarlos y repudiarlos hasta el fin de mis días. ¿Qué íbamos a terceras elecciones? ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? ¿No dicen que las elecciones son ‘la fiesta de la democracia’? ¿Cuál es el problema en asistir a una fiesta? De haberse celebrado unas terceras elecciones, el PSOE, probablemente, se hubiera hundido más, pero hubiera caído con la cabeza bien alta. No me cabe duda de que muchos que han votado al PSOE en las pasadas elecciones lo hubieran seguido votando en el futuro. Lo que no tengo claro es si muchos de los que han votado al PSOE estas pasadas elecciones lo volverán a votar en unas próximas... aunque no sé yo...
Estos días, hablado con gente que ha votado al PSOE, me he encontrado de todo… unos dicen que están desengañados… otros que es un desastre… ¿qué van a decir? Pero es curioso, ninguno me ha dicho que no les va a volver a votar. Por lo visto, el ‘socialisteo’ va unido a la estupidez.

Felicidades...
por haberles roto el corazón en mil pedazos.
Felicidades...
por jugar al juego de la política y hacerles daño.
Felicidades...
por jugar su orgullo con tanta frialdad.
Felicidades...
por hacer de tu votante el triste rey de los payasos.
Felicidades...
por robarles la palabra, la razón y traicionarlos”.

martes, 1 de noviembre de 2016

Amor eterno con tu corazón. La dama de corazones (y II)


Siguiendo con el relato del día anterior, hoy pongo la segunda parte.


Una tos de una boca afrutada escupe tierra negra, buena como mantillo para las macetas de cualquier patio, macetas preñadas de flores rojas. Otra tos que saca más tierra de la garganta de la novia de Carlos, la damita que esa mañana había muerto ahogada en un pozo y que resucita cuando Lucio García mastica la última parte del corazón del enamorado que descansa con un hueco sangrado en su pecho, junto a ella, en la tierra negra que sigue escupiendo para recuperar la respiración.
El doctor no cavó muy superficialmente y los dejó a ras de tierra para que ella pudiera salir sola, sin ayuda, con un esfuerzo pequeño para arrancar raices y empujar terrones y piedras livianas.
La damita, la novia enamorada, caminó a trompicones entre lápidas en medio de la noche para llegar a la cancela del cementerio y sacudió sus hojas hasta que se abrieron para dejar al descubierto un camino trillado hasta el pueblo.
Lucio García la esperaba en la cama en la que estaba tendido. La tibia vela nocturna en la habitación temblaba nerviosa a cada golpe de viento que escapaba por las rendijas del ventanuco de madera.
Toc toc toc. Llama. Es ella. Lucio sabe que es la damita de la boca afrutada, que ha vuelto a la vida.
Toc toc toc. Ahora toca más fuerte. Está hambrienta. Lucio lo sabe y no le abre la puerta.
Un grito parecido al aullido de un lobo, se desliza hasta sus oídos. Luego más golpes y arañazos.
El doctor abre a la condenada que se le acerca olfateando su boca con aroma de corazón recién tragado. La damita le empieza a arrancar la ropa y muerde al doctor en el estómago, que palpita de indigestión. Escupe los trozos de carne de Lucio y busca como salvaje el corazón de Carlos entre sus tripas hasta que llega a devorarle medio cuerpo.
Satisfecha, atraviesa de nuevo el umbral de vuelta al cementerio.
Uno de los tres tipos que jugaron con el doctor esa noche la ve horrorizado. La reconoce y se da la vuelta con espanto, para buscar a los demás.
La novia llega al agujero llena de amor y se cobija en el cuerpo muerto de su prometido para descansar pegada a él por los siglos de los siglos.

sábado, 29 de octubre de 2016

Amor eterno con tu corazón (I)


La víspera invita a ello. Un relato de terror o de misterio. Esta es la primera parte de ‘Amor eterno con tu corazón’, de la escritora sevillana Eva Borondo.
Conocí a Eva virtualmente hace ya algunos años, gracias al magnífico mundo de los blog. Ella tenía uno (que cerró) en el que ponía magníficos relatos.
Después de algunos años la he conocido personalmente, a ella, a su marido y a su pequeño hijo. Son gente con la que me gustaría compartir más tiempo si las circunstancias lo permitiesen.
Este es uno de los muchos y magníficos relatos que ha escrito. De momento hay que conformarse con joyas como esta… mientras el mundo espera su novela.


En una taberna oscura en la que fermentaba un olor a vino agrio y a comida rancia, llena de personajes nocturnos que buscan alcohol, juego y problemas, estaba sentado Lucio García, al que todos llamaban doctor, terminando una partida de dominó con tres tipos del pueblo, vestidos con ropas cómodas, pero algo sucias debido al trasiego inacabado de una noche agitada.
Uno de ellos era el sepulturero, Marcos Pont, que trataba de ganarse la partida mientras les contaba a todos la triste historia de una damita joven que había enterrado esa mañana. Decía que, incluso muerta, su rostro parecía el de un ángel con cabellos negros y señalaba a un joven en una esquina, de quien afirmó era su prometido.
El novio de la chica muerta bebía en un rincón de la taberna fétida tratando de olvidar el dolor de su alma. La chica había muerto tras caer, mientras paseaban, en un pozo profundísimo, en medio del campo, sin que él hubiera podido hacer nada por ella.
Mientras las fichas se deslizaban en la mesa, Pont seguía contando que en el funeral el prometido, que se llamaba Carlos, gemía de rodillas en la tumba abierta lamentando su pérdida.
Un jugador con barba espesa dijo que lo había visto por la cabaña del brujo Malaquías tratando de que el diablo le comprara su alma para resucitar a su amada.
Se inició una partida nueva y Lucio García, el doctor, colocó un seis doble en el centro de la mesa. Mientras colocaba la ficha con mucha parsimonia, haciéndose notar, les dijo a los hombres con los que compartía juego que él sabía la manera de engañar a la muerte y que la ciencia tenía más poder que las supercherías de magos.
Les pidió, hablándoles en un tono más bajo, que confiaran en él y que esa misma noche se llevaran al novio de la chica a su casa para que pudiera practicarle una ciencia de resucitación mental con la que el recuerdo obsesivo de la mujer cobraría vida en forma física una vez le hubiera inyectado unas gotas de un compuesto químico secreto.
El doctor, hombre que habitualmente llevaba las manos sucias, se las frotaba en ese momento con apasionamiento infantil, degustando la idea de poner en práctica su equipo quirúrgico, que sólo usaba con los perros abandonados en callejuelas y con gatos enfermos.
Los jugadores invitaron a Carlos a beber y, ya casi inconsciente, se lo llevaron a casa de Lucio y lo colocaron en una mesa larga. El doctor los despidió y les dijo que al día siguiente les avisaría de los resultados. Así que esos tres hombres bebidos se fueron con ánimo desconcertado de vuelta a la taberna. El doctor abrió la camisa de Carlos y le dibujo con una tiza de color rojo un círculo en el pecho. Luego le inyectó un líquido que lo durmió en un estado parecido al de la muerte para después cortar, con un artilugio afilado y aparentemente oxidado, la zona señalada. A continuación le extrajo el corazón y lo guardó en un plato con agua, cerró el pecho de Carlos con hilo viejo y se fue al cementerio a enterrar su cadáver junto al de su prometida difunta.
Lucio García volvió a su casa emocionado, con los dientes brillantes y avariciosos. Entró en su estudio y se puso a observar con la luz tibia de una vela los rasgos de ese corazón enamorado que flotaba en agua. Lo colocó en una madera y empezó a picarlo. En crudo lo masticó con apetito mientras sonreía imaginando que había engañado a la muerte.

martes, 25 de octubre de 2016

sábado, 22 de octubre de 2016

Como un barquito



A veces he escuchado que dos personas se llevan bien porque son iguales, en otras que al ser diferentes se complementan y por eso se entienden. Mi duda es que para que dos personas se lleven bien, ¿deben ser iguales o deben ser diferentes? Supongo que habrá razones favorables y contradictorias tanto en un sentido como en otro.
¿Qué es lo que hace que dos personas se lleven bien o mal? ¿Que son iguales… que son diferentes?
No espero encontrar las respuestas, ya que esas, supongo, que llevarían a otras preguntas. Me dejo llevar, ya encontraré la respuesta cuando tenga que hacerlo.

sábado, 15 de octubre de 2016

Podría decir


Con la llegada del otoño siempre me invade un estado melancólico... no sé porqué. Me quedo mirando un punto fijo y sin darme cuenta, alguna vez, es posible que alguna lágrima se deslice por mi mejilla.
Rebuscando en mi ordenador he encontrado cosas que escribí hace muchos años, de esas cosas que sabes que tienes, pero no recuerdas el lugar; de esas cosas que sabes que has escrito, pero no sabías lo que habías escrito.
Ahora, después de muchos otoños, me apetece poner algo de aquello. Esta es una poesía de las muchas que tengo escritas. Todas tienen un motivo, todas tienen dedicatoria. He escogido esta por… porque sí, porque ya ha pasado mucho tiempo y poner otras no tendría demasiado sentido… así y todo. Esto es como el borracho que no puede dejar de beber, aún sabiendo que no puede mantenerse en pie.

“Podría decir que dejé de quererte,
que no siento nada navegando en recuerdos,
que el daño arrancó el cariño del alma,
que el llanto fue tanto que agotó las lágrimas
y que ya no me duele pensarte con otro.
Podría decir que dejé de quererte,
que ya no me oprime tu ausencia,
que olvidé la pasión de tus besos,
el calor de tu piel al contacto de mis dedos,
que mi cuerpo no guarda ninguno de tus abrazos,
ni el olor de la esencia del uno en el otro.
Podría decir que dejé de quererte,
pero…
Podría decir que dejé de sentirte,
pero…
Mi piel sigue cubierta por las huellas de tu piel
y mis labios se sellaron para quedarse en tus besos.
Que sólo fui siendo tuyo,
que no existía en el antes
y que morí en el después.
Podría decir que dejé de quererte,
pero no puedo mentirme.
Porque tanto te amé y te amo…
Iré dejando que el tiempo se suicide en mi presencia
y dejaré que mi vida sólo habite en el pasado,
porque el pasado eras tú,
porque el pasado es contigo”.

martes, 11 de octubre de 2016

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sábado, 8 de octubre de 2016

¿Es pecado votar al PP?



El voto no es obligatorio en el Reino de España, de modo que, en principio, es un acto libre. Votar es un acto muy consciente, una elección entre varias posibilidades meditada con tiempo. Los votantes podemos decir posteriormente ‘me equivoqué’, pero no estaría mal que lo hiciésemos delante de un espejo.
Nuestro voto es un acto consciente y somos responsables de él, a cada diputado y a cada Gobierno lo pusieron ahí personas concretas con su voto secreto. Pero que sea secreto para los demás no quiere decir que no debamos asumir cada uno sus responsabilidades ante nosotros mismos. La política es un esfuerzo por racionalizar la compleja vida social, por ello todos tenemos en cuenta los intereses particulares de cada uno y, también, que la máquina del país funcione. La moral sólo condiciona vagamente nuestras decisiones políticas, pero España como Estado y la sociedad española en conjunto afrontan una crisis moral, por ello es más pertinente que nunca preguntarse si no es inmoral dar el voto a ese partido llamado Partido Popular.
A pesar de que la democracia española sea un sistema del que ha desaparecido en gran parte la libertad de prensa, sometida y controlada por el Gobierno, a estas alturas toda la población sabe que está probado que el PP lleva casi dos décadas financiándose con dinero negro. Toda la población sabe que todos sus dirigentes llevan años cobrando sobres de dinero negro del que desconocen su procedencia, igual podría ser del narcotráfico que del tráfico de armas o de la corrupción inmobiliaria. A estas alturas todos sabemos que mientras muchos pagábamos impuestos y éramos vigilados ellos, en la oposición y luego en el Gobierno, se reían de nosotros. Un partido corrupto con unos dirigentes y gobernantes corruptos. Esto está denunciado y probado y lo sabemos todos.
Y todos los posibles votantes conocen que el presidente del Gobierno divide a los súbditos de este Reino en ‘seres humanos normales’, quienes son como él, y los demás, quienes no somos como él. Y conocen que su punto de vista demencial es lo que está realmente detrás de las políticas de este Gobierno en relación con los ‘seres humanos anormales’: no los recortes, sino el robo de la sanidad pública, de la educación, de los servicios sociales, del derecho a la justicia... De la libertad de expresión. Puede que muchos de esos posibles votantes no lo sepan, pero aprobaron una ‘ley mordaza’ y pretenden censurar gubernativamente la información precisamente para que no lo sepan.
Ese partido nació financiado con dinero del contrabando y siguió alimentándose de dinero negro de procedencia incierta. Y eran franquistas y lo siguen siendo. ¿Es inmoral ser franquista? No sé contestar, conocí a personas que eran franquistas y, sin embargo, se las arreglaban con su moral católica y se comportaban en su vida personal con dignidad ética. La vida es muy rara y variada. Es razonable que, además de los delincuentes que participan en los negocios de corrupción, haya personas de ideología puramente franquista o simplemente derechista que piensen en votar al PP por su ideología, pero en esta ocasión es claramente inmoral.
¿Y no es pecado acaso? Los obispos nacional católicos españoles declararon pecado muchas cosas, pero hoy debieran decir públicamente que quien celebra éxitos económicos a costa de la pobreza de tantas personas, quien maltrata sin compasión a los más débiles para dárselo a buitres ahítos de caviar falta a varios mandamientos y a lo más elemental del mensaje de Cristo, la caridad. Al menos eso fue lo que nos enseñaron en las clases de religión de la EGB. Creo que votar al PP, además de inmoral, también es pecado.
La Justicia no ilegalizó este partido, a pesar del peligro que representa para la democracia una organización así, pero las personas tenemos poder para actuar. La política es antes de nada la conquista del poder y su gestión, pero tiene una dimensión moral en último término. No hay un único partido de derechas y hay otras opciones políticas que aseguran una gestión razonable de la administración, se puede escoger. Y votar no es obligatorio en el Reino de España, es un derecho, el derecho a ser ciudadanos responsables de nuestro voto.
Si un partido es corrupto por su propia historia y naturaleza, si su práctica misma es corromper a la sociedad no es excusa para que nos comportemos como adultos. Si en España hay corrupción no es ‘corrupción de menores’, aquí todos somos adultos y hacemos las cosas con nuestro consentimiento. No creamos en los falsos inocentes. Pensarlo bien... porque quizá os espere, en lugar de un aura sobre la cabeza, una buena caldera en el infierno.

sábado, 1 de octubre de 2016

Greystoke, la leyenda de Tarzán


Hace unos días acabé de ver una de las películas que, para mí, es un canto a la libertad individual del ser humano. Me estoy refiriendo a ‘Greystoke, la leyenda de Tarzán’, protagonizada por Christopher Lambert en 1984. Hacía años que la había visto, pero me apetecía recordarla.
La escena que más me ha impresionado es en la que el protagonista grita ante un mono abatido: “¡C’est mon père! ¡Era mi padre!”. Para mí, esa escena resume claramente lo que es el personaje y su fracaso por tratar de convertirlo en lo que no es: un hombre de la decadente Inglaterra victoriana.
Las personas que le rodean, incluida su prometida, se percatan de que jamás será capaz de adaptarse a su nueva vida ni a las normas que suponen vivir en sociedad; por ello deciden acompañarle a la jungla africana, donde desaparece entre los árboles, volviendo a lo que siempre había conocido.
Se podría decir que John (nombre de Lambert en la película) hace un esfuerzo por intentar adaptarse a un entorno, a unas circunstancias y a unas normas que no son las suyas; pero siempre había algo que le hacía recordar de donde venía y lo que era y es ese sentimiento el que acaba imponiéndose por encima de cualquier otro. 


martes, 27 de septiembre de 2016

Molinos de viento


Siempre me han fascinado los molinos de viento… no sé porqué. Ese interés se agudizó, como no, después de leer por primera vez el Quijote. Tengo que confesar que uno de los mayores placeres que he tenido ha sido leer apoyado en un molino… el capítulo (entre otros) es obvio.
Pero, ¿cómo funciona un molino? Una obra de ingeniería digna de admiración.



martes, 20 de septiembre de 2016

Micro XI


Algo falló… yo tendría que haber sido aprendiz de todo y maestro de nada en algún pueblo de Teruel… para la próxima sin falta.

sábado, 17 de septiembre de 2016

‘Sálvame’ de algunas obras



Recuerdo que en la carrera, creo que era en segundo, tenía una asignatura optativa que se llamaba ‘Interiorismo y decoración’. Como su nombre indica, consistía en hacer distribuciones de una vivienda y decorarla… poner un tipo u otro de suelo, de pintura, de mobiliario, etc. Era una asignatura que la mayoría de gente que se la cogían eran chicas, había pocos chicos. Por otra parte, estaba ‘Ampliación de instalaciones’ (que fue la que yo elegí), también optativa, que era elegida mayoritariamente por chicos.
No sé porqué, pero flotaba en el ambiente que la primera era más dirigida a mujeres y la segunda a hombres… será por eso del supuesto gusto que tienen las mujeres para la decoración. Incluso algunos, los que iban más allá, decían que “era una asignatura que sólo servía para poner jarrones, colgar cortinas y elegir tapicerías de muebles”.
Después de lo que acabo de contar, quiero referir que en las obras hay mujeres que son muy buenas profesionales. Me estoy refiriendo, naturalmente, a las que forman parte de alguna dirección facultativa, ya que hasta la fecha no he visto a ninguna mujer manejando una hormigonera, poniendo ladrillos o haciendo cualquier otro trabajo que se haga en la construcción propiamente dicha.
Excepto en la dirección facultativa, cuando he visto mujeres visitando obras es al ir a ver el resultado final, a pocos días de entregarse la obra. Me maravilla el ojo avizor que tienen, ya que son capaces de no poner un pie durante los meses que dura el trabajo, pero una vez puesto el primero tienen un sexto, séptimo y hasta octavo sentido para ver el más mínimo error. Es increíble. Recuerdo un caso en concreto. El marido iba casi todos los días a ver como avanzaban los trabajos y salía satisfecho; dos días antes de entregarse la obra, fue con la mujer y no había dado dos pasos ya había visto ‘cosas’ que no había visto ni su marido, ni la dirección facultativa, ni los trabajadores que estaban allí todos los días… Daría lo que fuera por haber visto la antigua vivienda de ese matrimonio.

martes, 13 de septiembre de 2016

Mirage


¿Topicazos? Es posible…


sábado, 10 de septiembre de 2016

El País del Quijote



Porque España no es solamente flamenco, toros y playa…
Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana y El Toboso conforman el País del Quijote, el alma de La Mancha.
Un viaje donde la ficción y la historia serpentean por el mismo camino, conocido como El País del Quijote’ es un espacio para vivir la experiencia de la aventura quijotesca.
El protagonista no es sólo el territorio, los paisajes, ni los escenarios o los objetos. Tampoco se trata únicamente de la figura literaria de don Quijote, también cobra gran importancia el autor de la obra, Cervantes, puesto que tiene gran vinculación con este territorio. Volveré.



Y era verdad que por él caminaba”. (Capítulo II)

martes, 6 de septiembre de 2016

Las canciones del verano


Creo que hace años estaba más extendido eso que se conocía como ‘canción del verano’. Un ritmo que era himno obligado en cualquier fiesta de pueblo, pub o discoteca que se preciara. Sinceramente, desde hace algunos años creo que cuesta más elegir esa letra por la que puede ser recordado un verano. Sin embargo, este año yo tengo no una sino dos ‘canciones del verano’.
La primera, y fue porque es la que primero escuché, es ‘Cómo te atreves’, de Morat. Recuerdo que la escuché un día que volvía a Andalucía. En el coche, la emisora que más me ha gustado escuchar ha sido RNE Radio 5, cuya programación es mayoritariamente de noticias. Pero era época electoral y estaba harto de tanto politiqueo, así que puse Cadena Dial y en la provincia de Albacete, a la altura de Robledo, comenzó a sonar…


La segunda es ‘La bicicleta’, de Carlos Vives y Shakira. La escuché pocas fechas después de la primera. Creo que fue en un viaje en el que iba a Sevilla. Esta me recuerda a tortellinis después de una mañana de playa y a manguerazos de agua con gel de ducha caliente por el sol en un patio de la calle Sierpes… en El Puerto de Santa María.


sábado, 3 de septiembre de 2016

Vergüenza valenciana


En primera parte de la más grande obra de la literatura universal, don Quijote y Sancho se encuentran con unos cabreros que los agasajan con comida y les invitan a que pasen la noche con ellos. Es en ese instante, cuando el ingenioso hidalgo, suelta un discurso sobre ‘la edad de oro’, refiriéndose a mejores tiempos pasados.
Esto, que no tiene nada que ver con lo que voy a tratar, bien me sirve de introducción. No hace falta explicar lo que puede significar esa terminología, ya que su propio nombre indica esplendor, riqueza… Pues bien, particularizando en la Comunidad Valenciana, o, por concretar más, en Valencia, también hubo tiempos esplendorosos. Ponerme a nombrar los grandes personajes en cualquier disciplina que ha habido en la terreta sería algo muy largo a la par que injusto, ya que siempre me dejaría a alguno. No cabe duda que la época actual no puede definirse como de oro.
Mi tierra de nacimiento (que no de sentimiento) comenzó a degenerar hace 20 años, cuando el PP ganó las elecciones y los sinvergüenzas se instalaron las instituciones legitimados por las urnas. En dos décadas, les ha dado para mucho: se han encargado de enfrentar a los valencianos con cuestiones absurdas del idioma; han arruinado la seña de identidad valenciana: la agricultura; han especulado urbanísticamente todo lo que han podido; han saqueado las arcas públicas hasta no dejar ni las telarañas… resumiendo: han convertido a la Comunidad Valenciana en la región más corrupta de Europa occidental y han conseguido que algunos nos avergoncemos de decir que somos valencianos.
Pero el pueblo valenciano, que ha degenerado en lo vergonzoso, también lo ha hecho a la par en lo ridículo. Este verano, paseando por Valencia capital me encontré en las tiendas que venden recuerdos lo que muestro en las fotografías: trajes de gitana para las féminas y figuritas ataviadas con la misma vestimenta, es decir, el típico traje andaluz como si fuera valenciano y hasta un espectáculo flamenco… ¡cabe mayor vergüenza! En lugar de promocionar lo auténtico valenciano, es decir, las mismas tonterías de siempre -paella y fallas- se promocionan tradiciones de otra tierra que nada tienen que ver con Valencia. Lo peor es que los turistas extranjeros lo compraban. ¿Alguien se imagina que en Galicia o en Andalucía vendiesen muñecas y trajes de fallera? Pues eso.
Los valencianos, entre los que me incluyo por la parte que me toca y no puedo renunciar aunque quiera, hemos perdido el sentido del ridículo, de la dignidad, de la decencia, de la vergüenza y cualquier otro que me deje. ¿Qué se puede esperar de una región que, como he dicho al principio, lleve 20 años votando al PP? Si defendías lo auténtico valenciano te tachaban de separatista. Había que ser español: toros y flamenco. Alguna vez me ha pasado (hace años) estar en la capital, hablar valenciano y alguien decirme que hable castellano, que eso es ‘de pueblerino’. Casualmente, quien me lo dijo era de padres de Albacete que emigraron con los suyos siendo muy niños; lo que llamamos ‘churros’ y en Cataluña ‘charnegos’. Si don Vicente levantase la cabeza...






sábado, 27 de agosto de 2016

Víctor de Aveyron



No sé si lo que voy a relatar a continuación es un hecho muy conocido. Yo lo descubrí hace muchos años, era todavía un niño, gracias a una película que contaba la historia. Es una de esas cosas que, por uno u otro motivo, recuerdas siempre sin saber la razón.
Se trata de un hecho real, la historia del niño salvaje de Aveyron, al que pusieron por nombre Víctor. Un chico que fue encontrado en un bosque, cerca de la ciudad de Aveyron (Francia) cuando, aproximadamente, tenía 12 años. No sabía hablar, caminaba como un mono, se alimentaba de lo que podía conseguir (raíces, frutos y bellotas) y apreciaba la libertad en la que había crecido y sobrevivido.
Jean Itard, un joven médico recién licenciado que buscaba pasar a la posteridad, lo llevó a su casa y experimentó con él. Lo hacía estudiar día y noche, intentó enseñarle a hablar, a comer, a caminar en posición erguida… pero jamás logró que hablase. Itard no trató de comprender su mundo, sólo deseaba cambiarlo porque estaba convencido que la civilización es mucho mejor.
Cuando el médico decide terminar con el experimento, Víctor se queda con una mujer, el ama de llaves del doctor.
Pero el niño enferma y finalmente muere. Itard atribuye su fracaso en educar a Víctor a errores de estrategias, no podía comprender las limitaciones a las que estaba expuesto; actualmente dispondría de mayores y mejores medios y conocimientos para aquella labor… pero estamos hablando de principios del siglo XIX.
La muerte de Víctor no fue fortuita, la falta de libertad, la limitación de su campo de experiencia y un entorno casi incomprensible para él, todo ello le coloca en una situación de inferioridad emotiva que ayuda en su triste desenlace.
...

martes, 23 de agosto de 2016

Días de verano en el páramo: castillos del Duero


Castillo de Berlanga del Duero

Hace nueve años, en el verano de 2007, hice un viaje al que llamo ‘mi viaje anacorético’, quizá, algún día, escriba sobre aquello. Estuve tres semanas perdido por España, solo, sin preocuparme de donde dormir o donde comer; esa ha sido, probablemente una de las experiencias más impresionantes de mi vida… con toda seguridad, la última vez que me sentí libre.
Salí de Valencia, dirección Madrid, luego Badajoz y subiendo por la frontera portuguesa hasta Bayona (Pontevedra) para continuar de Valladolid a Soria y de allí hasta Teruel, para cerrar el recorrido en Valencia. Tres semanas visitando museos; conociendo lugares que me eran familiares por los libros de historia debido a algún acontecimiento importante (batalla, revuelta, hecho…); parando en pueblecitos por los que, quizá, no vuelva a pasar y que jamás han sido noticia; conociendo gentes y, sobre todo, disfrutando. Todavía guardo entradas de algún museo y la mayoría de los folletos turísticos de los lugares que visitaba. Es posible que en este viaje naciera en mí el deseo que tengo de ir a vivir a un pequeño pueblo de Teruel… por volver a sentir la sensación de ser libre.
Leyendo el siguiente artículo de la revista Jot Down he recordado aquellas semanas… yo también pasé por los lugares que se citan. Aunque no he vuelto, no los he olvidado.

Hace muchos años, cuando yo era un chaval recién metido en la universidad, pasé un verano excavando en Tiermes. No voy a hablar de esto, pero este dato previo es fundamental para entender por qué tenía tanto interés en volver al sur de Soria, que es como volver al culo del culo del mundo, y lo digo sin ninguna intención de ofender, porque a mí me encanta Soria, como me encanta Teruel, pero una cosa no quita la otra: estas son dos de las provincias más despobladas y olvidadas de Europa, y la situación no va a cambiar hasta que se asuma la realidad en toda su crudeza. No está nada claro que vaya a mejorar mucho, no si los políticos iluminados de turno piensan que la cosa va a cambiar a base de cemento y concursos de arquitectura. Y sí, me refiero a esa maravilla del capitalismo patrio llamada «Ciudad del Medio Ambiente». Pero no vamos a perder el tiempo hablando de cómo se ha tirado el dinero en infraestructuras, que no acabamos nunca, sino que vamos a explicar por qué hay que ir al culo del culo del mundo (en este caso el sur de Soria, aunque bien podría ser alguna comarca de Palencia, Zamora, Teruel, Cáceres o Guadalajara: España está vacía por dentro, como una fruta con una piel muy lustrosa y fresca pero un corazón abrasado y desierto), y vamos a indicar algunas pistas para no perderse, lo cual no resulta muy difícil como, se verá.
Como algunos lo van a citar (o deberían hacerlo), lo cito ya de entrada: hay un libro básico que ha salido hace poco: La España Vacía, de Sergio del Molino. Es un libro muy interesante, pero aquí no vamos a hacer análisis serios, vamos a hablar de turismo, de esa cosa que trae algo de dinero y de gente a un sitio donde hacen falta ambas cosas. Cuando estuve excavando en Tiermes, hace ya más de veinte años, allí no había nada. Solo el yacimiento, un pequeño museo (muy pequeño) y una cantina perdida donde se citaban algunas de las personas más extrañas que uno, recién salido de la ciudad, se había tropezado en su vida. Era un auténtico lujo poderse tomar unas cervezas frías en un lugar como aquel, y a nosotros, estudiantes tumultuosos, nos bastaba con eso. Ahora hay un restaurante muy decente, con un hotel igual de decente. Y hay turistas, hay bastantes turistas porque han mejorado la carretera, que era muy mala. También han ampliado el museo, con lo cual los turistas pueden ver algunas de las cosas que se han encontrado en el yacimiento (aunque la mayoría están en Soria ciudad). Pero lo más interesante, además del yacimiento en sí, y de ese muro perfecto que es la sierra de Pela, es la iglesia románica que señala el lugar. Se ve desde la carretera y sirve de faro perfecto, porque en ese paisaje tan hermoso y tan vacío de todo indicio de poblamiento humano, ver una iglesia, aunque sea una iglesia pequeña y modesta, supone un alivio para los viajeros no habituados a tantos kilómetros de soledad absoluta.

 Iglesia de Tiermes

Cuando llegué a Tiermes por primera vez me contaron que por uno de estos valles perdidos los americanos habían montado una base secreta, tan secreta que nadie sabía dónde estaba. Por entonces las sierras no tenían esos modernos molinos de viento y las carreteras eran aún peores, lo que ya es decir. Las nevadas del invierno eran (y son) terribles. No sé si la historia es cierta o no, pero me pareció que aquel era el mejor lugar del mundo para esconder una base militar secreta. Si sales de Berlanga del Duero, de El Burgo de Osma o de San Esteban de Gormaz, todo lo que encuentras durante cientos de kilómetros a la redonda son trigales, campos de girasol, encinares, pinares y estepas desoladas. Los pocos pueblos que hay, además de ser muy pequeños, tienen la extraña costumbre a primera vista de colocarse en los lugares más recónditos, generalmente alejados de las pocas carreteras. Tal vez el hecho de buscar el fondo de los barrancos o los pliegues de las colinas se deba a las terribles condiciones climáticas; o tal vez se deba a que sus habitantes, a fuerza de estar solos, han llegado a amar la soledad. O no, o uno lo ve todo desde el prisma del urbanita y la vida en el páramo es otra cosa, otra cosa que para entender hay que vivirla en primera persona.
Decía Sergio del Molino que se ha idealizado mucho la vida rural y que esa es una de las causas del fracaso del movimiento neorural. Lo de «fracaso» es relativo. Volviendo a Tiermes hay que decir que solo el hotel y el restaurante ya dan trabajo a algunos jóvenes. Al pasar por el pueblo vemos que hay parada de autobuses y eso es nuevo: hace años no había servicio de autobús. Uno tenía que buscarse la vida para llegar allí como podía. Si han puesto servicio de autobús es que hay demanda suficiente para mantener una línea de autobús. Y esto no es una tontería: hace ya años se habló de suprimir la única línea de ferrocarril que aún queda en la provincia de Soria, la línea que conecta con Madrid. Si este plan hubiera prosperado (y no prosperó por la oposición de los sorianos), Soria hubiera sido la primera provincia de España en quedarse sin ferrocarril.
Y hablando de ferrocarril uno piensa en lo que siempre se dice: que la llegada del ferrocarril traía el progreso, el capitalismo, la industrialización, los nuevos tiempos que iban a poner fin al atraso español. Pues no, parece que aquí no: parece que aquí el ferrocarril solo sirvió para vaciar los pueblos, para que las gentes de la zona se montaran en un vagón para no volver nunca. Aquí el tren era siempre un tren de ida, o al menos esa es la impresión que uno tiene. Y ahora, una vez vaciados los pueblos, ya ni hay tren. De las tres líneas que cruzan la provincia ya solo queda en activo media línea y con muy pocos trenes al día. Las estaciones o están abandonadas o se han convertido en simples apeaderos donde pocas veces se ve algún pasajero. Pero, eso sí, junto a las ruinas de Numancia tenemos esa otra ruina actual, la Ciudad del Medio Ambiente, con la diferencia de que la primera trae turistas y no ha costado más de cincuenta millones de euros. Cincuenta millones tirados a la basura. Se dice pronto.
Si no queda apenas gente en Soria, y no queda apenas gente en el sur de Soria, ¿qué queda? Pues lo de siempre: un paisaje magnífico. Y un pasado que uno se tropieza al tomar una curva y que, sin gritos, sin estridencias, sin llamar la atención escandalosamente, se planta delante de ti y te obliga a parar el coche o a tomar un desvío no previsto. El castillo de Gormaz, por ejemplo, se ve desde cualquier punto. Vayas a donde vayas, si pasas por estas carreteras, lo verás sobresalir entre una masa boscosa. Porque aquí también hay bosques de pinos, aunque sea el norte de la provincia el que tiene los bosques más extensos y conocidos. El castillo de Gormaz fue uno de los principales castillos musulmanes de la península. Los cristianos quisieron tomarlo muchas veces, sufrió muchos asedios, pero ninguno tuvo éxito. Aunque hoy en día está muy deteriorado merece la pena pasar toda una mañana o una tarde allí, y digo toda una mañana o toda una tarde porque hay que verlo con mucha calma, y hay que sentarse en la muralla y contemplar cómo corre el Duero por debajo. Y cómo pasan las nubes y cómo el viento sacude levemente los chopos. Si lo que ves y lo que sientes no te relaja, es que no te relaja nada. Y si lo que quieres es encontrarte a ti mismo pues francamente no se me ocurre otro mejor lugar para hacerlo. Estamos en agosto, pero hay pocos turistas. Ya he dicho que hace falta que venga gente a Soria, porque sin gente no funciona la economía. Pero aquí no hay ningún turismo masificado. A veces llegan autobuses y durante un rato hay un pequeño bullicio de personas disparando fotos y estirando las piernas, pero luego se van y uno se vuelve a quedar solo o casi solo. Con tiempo para pensar. Con tiempo para pasear tranquilamente y sentarse en un alto a contemplar los campos, los montes, los bosques y el cielo. Y las piedras, claro, las piedras de los castillos, de las iglesias, de las viejas casonas. Las piedras mudas que no cuentan su historia a primera vista, que son adustas y hurañas hasta que te cogen suficiente confianza. Porque las tierras difíciles guardan muy bien sus secretos. Y por eso algunos viajeros impacientes piensan que no tienen secretos, cuando en realidad tienen montones de ellos.
Hay un dilema que he visto en otras partes, en otros pueblos. En cierto lugar cuyo nombre no es necesario mencionar ahora los habitantes estaban divididos entre pedir que se asfaltara el camino o dejarlo como estaba, sin asfaltar. Los que estaban en contra decían que eso traería gente que no venía nada más que a molestar, que no aportaría nada al pueblo, que solo vendría de paso. Otros decían que el pueblo necesitaba mejor comunicación. Que el pueblo tenía que abrirse al mundo. Que todos los visitantes eran buenos, tanto si quedaban allí o no. Este es un caso extremo pero el debate es el de siempre: hemos destrozado la costa, masificándola y llenándola de hormigón. ¿Qué vamos a hacer con el interior del país, con lo que aún queda por «colonizar»?
En Tiermes han montado una fiesta pagana para atraer turistas. Cada cierto tiempo, cuando la luna así lo dispone, organizan una cena celtíbera con salto de hoguera incluido, como no podía ser menos. Lo llaman «Fiesta del Plenilunium». Me dice el camarero del restaurante que la bebida «celtíbera» que ofrecen consiste en una especie de orujo de la zona y que «lo hacen los arqueólogos». Me quedo muy preocupado. El camarero no me aclara si los arqueólogos hacen la hoguera, la bebida o las dos cosas, pero en cualquier caso la cosa debe de ser digna de ver, aunque supongo que muy peligrosa. No sé cómo serán los arqueólogos que hoy en día pululan por Tiermes en verano, pero los que yo conocí estaban como una cabra. Es comprensible: pasar dos largos meses en el páramo, a mil doscientos metros de altitud, con calor terrible y frío terrible, sin ninguna comodidad y teniendo que vigilar a hordas de estudiantes tumultuosos, siempre propensos al desorden, la lujuria y la rebelión, tenía que afectar forzosamente a su salud mental.
San Esteban de Gormaz

Por desgracia me pasé por el museo y lo encontré cerrado. El yacimiento estaba vacío (eran las dos de la tarde y el sol de agosto golpeaba de lleno). No vi tiendas de tumultuosos estudiantes en el prado, lo cual me hizo pensar que no había ninguna campaña de excavación en curso, lo cual es una pena. En cualquier caso, hay un cartel que indica que se hacen visitas organizadas a las ruinas, y eso es magnífico. Como es magnífico que se hagan todas las fiestas paganas que la luna permita (las próximas son el 18 de agosto y el 17 de septiembre). Aporto este dato por si este reportaje sale a tiempo y alguno tiene la tentación de ir. Y en ese caso le pido un favor: que cuente la experiencia. Aquí en el culo del culo del mundo hay gente que se busca la vida para poder vivir dignamente sin tener que emigrar a ninguna gran ciudad, y eso es algo que me merece todo el respeto del mundo. Lo que no entiendo es para qué carajo necesitaba Soria una «Ciudad del Medio Ambiente». Pero esa es una pregunta que hoy, de vuelta al bochorno mediterráneo, se quedará sin respuesta.

sábado, 20 de agosto de 2016

Presto



martes, 9 de agosto de 2016

Apatía calurosa



No sé qué escribir… las musas están de vacaciones. Es lo que tiene el maldito verano y el horrible calor. No sé quién fue el primero que dijo eso de “cuando llegue el buen tiempo”, y que luego todos han copiado como loritos, pero seguro que sería algún fulano con la vida resuelta.
Mi abuelo decía que “el verano es para los ricos”… y es cierto. Que le hablen del verano a la gente del campo o los que trabajan en la obra… y no sólo a ellos, a cualquiera que tenga que hacer una actividad que necesite desplazarse. Parece como si todo costase más, como si el cuerpo pesara más... me encuentro apático.
Tengo ganas de que llegue el frío… sacar el abrigo, los guantes, la gorra, los jerséis de lana y los pantalones de pana. ¡Viva el invierno!

sábado, 6 de agosto de 2016

Funcionariado que no funciona


He recordado estos días, aquellos tiempos en los que los funcionarios salían a la calle reclamando ‘sus derechos’. El trasfondo no es que se indignaban porque tuviesen más trabajo o trabajasen en condiciones penosas, no. Sus protestas estaban cuantificadas en una rebaja de un 5 o, como mucho, un 10 % que el Gobierno decidió bajarles sus sueldos (tengo amigos en la empresa privada que se lo bajaron hasta un 50 %)... cuando muchos de ellos con 100 euros al mes ya estarían sobradamente pagados. Aquí me gustaría aclarar que hablo de esos funcionarios parásitos de la administración que cobran por calentar una silla; no me refiero a policías, médicos, bomberos, etc., que hacen un trabajo real.
¿Y por qué digo esto? Porque hace unos días tuve que ir a la Seguridad Social y, como en el Quijote, no quiero acordarme. No lo quiero hacer porque, como la canción, me sube la bilirrubina.
Resulta gracioso pensar que ahora mismo tenemos a miles de sanguijuelas sangrando al Estado, holgazaneando en la oficina de turno y con su contrato indefinido sin posibilidad de despido. Sería ya hora de quitarnos de encima a todos esos inoperantes aunque, dado que los políticos también son en su mayoría unos incompetentes que cobran por hacer nada, dudo que sea posible echarlos. Da rabia pensar que desde la empresa privada, con unos impuestos abusivos, estamos manteniendo el despilfarro que supone que lo público esté mal gestionado y que no se pueda solucionar. Si todos estos atajos de vagos estuvieran en el sector privado no servirían ni para limpiar los baños y a los quince días ya estarían en la calle; por eso no pueden dedicarse a otra cosa que no sea al funcionariado.
Pero bueno, ¿qué se puede esperar de un país en el que un simple electricista a la sombra de un sindicato y de un partido político pueda llegar ni más ni menos que a ministro de Interior? Para muestra José Luis Corcuera, ese de la patada en la puerta que ahora se dedica a bufonear en 13TV. ¿Qué se puede esperar de un país en el que cualquier inútil, vago, holgazán, gandul, incompetente e improductivo puede ocupar un cargo de responsabilidad por el hecho de tener el carnet de un partido político y sin haber pisado una universidad en su ignorante vida? Pues eso, un funcionariado a imagen y semejanza.
Si cada dos años les hicieran exámenes para probar su capacidad, estoy convencido que un altísimo porcentaje no repetirían en su puesto… pero claro, obtienen la plaza y a vivir la vida.
Cada vez lo tengo más claro: entre los males que azotan a este país, en los primeros, primerísimos, puestos (los cuatro primeros) están un funcionariado vago y un sistema educativo penoso.
Y esto que digo aquí no es nada nuevo. Ya lo dijo el gran Mariano José de Larra en la década de los 30 del siglo XIX en su famoso artículo ‘Vuelva usted mañana’, una crítica a la administración pública y al funcionariado que hoy, casi doscientos años después, sigue vigente... por algo será.



martes, 2 de agosto de 2016

De arcilla



Poniéndonos místicos, nos dice la Biblia que Dios creó al hombre con arcilla y en esto, como en cualquier otra cosa, se pueden hacer dobles, triples y séxtuples lecturas, ver mensajes ocultos o jugar con una suerte de cábala que nos metería en una espiral en la que nada sería lo que parece, el mundo sería un escenario del que somos conscientes de ser unos actores muy secundarios.
La arcilla es una roca sedimentaria cuya particularidad más importante es la de adquirir gran plasticidad al mezclarla con agua; esto es debido a su formación química y a su composición granulométrica, que hacen que pueda absorber H2O sin ninguna dificultad.
Con el paso del tiempo, la arcilla comienza a perder plasticidad, a endurecerse. Puede hacerlo de dos formas: de forma natural y de forma mecánica. La primera sería que ella misma, en contacto con la atmósfera y sin elementos artificiales que intervengan, se va deshidratando hasta que llega un punto en que no es posible volver a hidratarla aunque se le vuelva a echar agua; sería como el fraguado del hormigón, un punto de no retorno en el que el hormigón comienza a perder plasticidad y a adquirir resistencias… todo esto son procesos químicos más complejos que se estudian con mucho más detalle y que para el caso no es necesario explicar. La segunda es de forma artificial, por ejemplo en hornos. A partir de 800 ºC la arcilla pierde el agua y se endurece; solamente tenemos que mirar a nuestro alrededor para encontrarnos con decenas de elementos de arcilla que han pasado por este proceso.
Todo lo anterior me sirve para la verdadera reflexión de esta entrada. Dicen que ‘las personas no cambian’ y no creo que sea cierto del todo. Las personas (si se quiere tomar la parte mística de la Biblia) somos como la arcilla. Nos van/vamos moldeando en nuestra vida hasta ser lo que somos. Pueden intervenir muchos factores: sociales, culturales, económicos, religiosos… pero de una u otra forma nosotros mismos y nuestro entorno nos va moldeando convirtiéndonos en lo que somos y como somos. Pero, al igual que la arcilla, llega un punto en que es imposible seguir moldeándote y ya no se puede cambiar, se es como se es. No hay nada que haga cambiar, ya que, de lo contrario no es uno mismo. Un plato de arcilla es un plato de arcilla y, una vez endurecido, no puede ser otra cosa, a no ser que lo rompamos… pero dejará de ser un plato...
No hay un tiempo, fecha o edad para perder la plasticidad humana, se pierde y ya está. Supongo que en la niñez o la adolescencia sí que somos plásticos, pero ya en la madurez vamos perdiendo esa cualidad, no sé, quizá pasados los 30 ya es casi imposible que uno pueda cambiar ciertas conductas.
Hace años vi una película. Es una de esas que tengo pendiente volver a ver, pero siempre tengo algo más importante que hacer. Se titula ‘Noviembre’, de Achero Mañas. Cuenta la historia de un grupo de jóvenes madrileños que movidos por la pasión por el teatro pretenden cambiar el mundo a través de él. Casi al final, una de las protagonistas, ya adulta, recordando sus tiempos en esta compañía, pronuncia una frase que me ha calado…

Nosotros queríamos cambiar el mundo y, desde luego, no lo conseguimos. Ahora lo que intento es que el mundo no me cambie a mí

En mi caso, por poner un ejemplo y no extenderme, aquellos tiempos en los que no suponía una molestia hacer 600 km (ida y vuelta) desde Zaragoza a Madrid para ir a una reunión de Izquierda Republicana de 45 minutos ya han pasado. Yo, a mi manera, también tuve mi noviembre. Al igual que la arcilla, ya he perdido mi plasticidad y soy lo que soy y como soy. Hay dos opciones: o aceptarlo o no aceptarlo. No hay más. Estoy muy feliz como estoy sin tener que moldearme a gustos ajenos; yo no obligo nada a nadie...