domingo, 28 de septiembre de 2008

Pensamiento



¿Por qué un suspiro llora?
Porque un dolor sonríe,
porque la flor añora,
porque el mundo vive.

Desierto que añora el río
cuando la vida allí aflora
porque allí el dolor ríe
porque igual el amor llora.

Porque al dolor añadís
una dicha que también llora,
si el amor igual pierde el sentir
cuando la vida ya está fuera.

Incongruencia que hace el nido
cuando la vida en la otra orilla,
un suspiro humilde ríe
y un sentimiento igual llora.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Ver la arquitectura


Es costumbre y norma general que cualquiera al admirar un edificio suela expresar las sensaciones de lo que está viendo simplemente diciendo si es bonito o es feo. Únicamente esas dos palabras nos sirven para transmitir a cualquiera que esté a nuestro alrededor todo nuestro conocimiento sobre arquitectura que podamos tener.

Estoy seguro que hay algo que nos empuja a dar más comentarios y a extendernos más. Pero en ocasiones por desconocimiento o por miedo a que dichos comentarios no sean tomados en serio solemos callarnos.

Ver y entender la arquitectura es muy sencillo, no hace falta tener grandes conocimientos sobre ello. Todos podemos emitir un juicio al igual que al hablar de política o de deportes. Se trata de transmitir impresiones y eso no hay ninguna cátedra que especifique como se han de transmitir. Pongamos, por ejemplo, que hemos visto un edificio de 15 alturas en su aspecto exterior y que lo hemos definido como bonito porque nuestro conocimiento en la materia no nos permite otro tipo de crítica. Una vez dentro empezamos a observarlo y la impresión del exterior es opuesta a la del interior. No parece el mismo edificio, la idea de lo que suponíamos iba a ser a cambiado por completo por distintos motivos, por ejemplo las puertas son estrechas, los escalones excesivamente anchos, apenas existe luz natural y un sinfín de cosas que se nos pueda ocurrir que han trastornado nuestra idea original. Todo eso, lo podremos contar a quien nos acompañe sin temor a equivocarnos y sin necesidad de ser expertos. Acto seguido, salimos a la calle, observamos de nuevo el edificio y vemos que ha cambiado y ya no lo vemos con los mismos ojos. Observamos que ciertamente tiene gran ausencia de ventanas, que quizás sus formas no sean adecuadas y al igual que en el interior, en el exterior decimos lo mismo. En ese momento, sin saberlo nosotros ya podemos juzgar un edificio y apreciar su arquitectura sin ninguna clase de preparación específica.

Acabamos de descubrir que la arquitectura es la unión de la belleza con la utilidad. Si eso lo hacemos siempre podremos analizar un edificio sin miedo a equivocarnos y veremos mejor las construcciones, las apreciaremos de otro modo. Por ello, para juzgar un edificio no es preciso conocer cálculo de estructuras, esfuerzos, tipos de arcos, de pilares, de columnas y otras tantas cosas que pueda conocer un arquitecto. Podemos hablar de arquitectura y apreciarla, del mismo modo que hablamos de fútbol sin ser futbolistas o de política sin dedicarnos a ello. Simplemente hemos de observar lo que vemos y perder el miedo a contarlo.

Decía Vitrubio en su tratado de Architectura que esta se compone de tres pilares básicos: Venustas, firmitas y utilitas (belleza, firmeza y utilidad) sin que ninguno de los condicionantes destaque sobre los otros. Quizás esto es tiene interés por ser el único escrito sobre arquitectura que nos ha llegado, pero en absoluto pude tomarse como canon a seguir hoy en día.
Un aspecto fundamental que habría que tener en cuenta a la hora de juzgar la arquitectura es el entorno en el que está colocado el edificio. Siguiendo el ejemplo anterior y suponiendo que el edificio nos ha parecido maravilloso y sublime, si ese edificio lo colocamos en un pueblecito de 50 habitantes perdería su función. Dejaría de ser algo útil puesto que no es lugar para ese tipo de construcción. Cada construcción ha de estar de acorde al lugar al que vaya a estar. No podemos alterar un medio para colocar algo que es artificial. La arquitectura, tiene la facultad de poder decidir el lugar a colocarse. Tratada como ingeniería, es la única que se ocupa del hombre, de su bienestar. El resto de ingenierías trabajan con máquinas. La arquitectura trabaja para el hombre y por lo tanto ha de adaptarse a él haciéndole la vida cómoda, sirviendo al hombre y si esto no ocurre, por muy magna que sea la obra será un edificio estéril, proyectado, en la mayoría de los casos, no para servir al hombre sino para servir al ego del arquitecto y nosotros podemos decidir, por mucho nombre que tenga este, si nos gusta o no simplemente con observar las cosas y fijarnos.

Hacer una prueba en vuestro día a día ¿Cuántos habéis mirado alguna vez por encima de vuestras cabezas? ¿Cuántos paseáis y levantáis la mirada para ver cómo es realmente un edificio? El mundo no se acaba a la altura de vuestros ojos, pues por encima de ellos hay todo un mundo nuevo por descubrir. Probar, la próxima vez que salgáis a la calle, a levantar la mirada y descubriréis cosas que siempre han estado allí pero nunca habíais visto y quizás todo vuestro mundo os parezca distinto. Si sois capaces de descubrir eso, observando y fijándoos en las cosas que os rodean, seréis capaces de entender la arquitectura.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El que val, val y el que no para...



Decía Napoleón que, cuando alguien no aspira a nada en la vida y le dan un poco de poder se convierte en un tirano. Supongo que esta frase puede formar parte de la megalomanía de un personaje como el gran corso. El caso es que o bien dicha para justificarse ante la historia o bien para aparecer como alguien magnánimo ante el mundo, su frase es de lo más acertada.

Actualmente podemos ver casos por doquier de gente sin aspiraciones que por una u otra razón se han enchufado en algún partido y han conseguido medrar sin esperarlo y eso les hace creerse el centro del universo.

Uno de estos casos más significativos lo he observado en las concejalías, donde la mayoría de los concejales una vez han conseguido su sillón se creen por encima del bien y del mal sin poder estar expuestos a críticas. Sobre todo es a nivel de pequeños pueblos y ciudades donde se puede hacer más patente este hecho.

El ejemplo para afirmar esto es lo siguiente: Hace poco, en un diario digital, comenté una noticia que me pareció curiosa y no por la noticia en sí sino por la foto de la misma. Se hablaba, en la noticia, de una limpieza que está llevando el ayuntamiento en los barrancos para evitar riadas u otros desastres propios de la gota fría y de lo duro que eran estos trabajos y en la foto aparecían el concejal de agricultura y la alcaldesa con un sombrero de paja cada uno, sus ropas bien aseadas y observando cómo trabajaban los trabajadores. Al fondo estaban los trabajadores recogiendo hierbas. Yo, al leer la noticia, que trataba sobre la limpieza de barrancos, y ver la foto dejé el siguiente comentario:


¿Ya estamos de elecciones o qué? Porque no entiendo a que una foto de la alcaldesa y del concejal si lo importante de la noticia son los trabajadores que han limpiado los barrancos, ellos son los que tendrían que salir. Me parecería bien que hubieran salido los políticos en la foto (y nunca mejor dicho lo de salir en la foto) si hubiesen cogido una azada y se hubiesen puesto a limpiar, mano a mano, con esos trabajadores. Pero me da a mí que, por las ropas que llevan, eso no habrá sucedido además como dice el concejal “la agricultura es un sector tan sacrificado”… En fin, como dice el refrán “el que val, val y el que no para…” (Esto traducido sería, el que vale, vale y el que no para concejal, es un refrán muy usado en valenciano, aunque al traducirlo al castellano pierde la rima).


Pues bien, parece ser que el señor concejal de agricultura leyó mi comentario y me contestó de la siguiente manera:


cuando quieres cogemos dos azadas una tu y otra yo y te pones a mi lado a ver si me ganas, a ver si dejas de poner tonterias que tu si que no sirves ni para criticar.


Bueno, he querido copiarlo tal cual sin corregir nada, ni siquiera las faltas de ortografía, para dejar constancia que en algunos pueblos, aparte del desconocimiento ortográfico de sus concejales, tenemos que soportar su chulería barata y cual bravucón de taberna son capaces de retarte si te atreves a criticarlos. Debería saber el señor concejal que mi crítica iba al cargo que el desempeña, no hacia su persona, y que como personaje público que es, está sometido a crítica, le guste o no y que si no es capaz de asumir esto que se deje su concejalía que estoy seguro que hay gente que lo haría al menos un poquitín mejor que él, cosa que no es difícil. Por lo tanto, como votante que soy, tengo derecho a criticar lo que no me parezca bien, le guste o no. En cuanto a lo de la azada, creo que ese reto lo aceptarían gustosos los trabajadores que estaban al fondo de la foto que he nombrado al principio. Por mi parte les cedo el guante para que se lo recojan. Por otra parte decirle que a mí no me pagan para criticar, pero si lo hicieran seguramente me esforzaría en hacerlo mejor que él de concejal (insisto que tampoco es difícil). En fin, cuanto que ganaríamos si algún cargo público, de esos que en las elecciones muestran sus mejores sonrisas, que son elegidos por los votantes y que tiene un sobresueldo gracias a ellos por realizar un “trabajo” , se leyesen el abecedario de lo que es el cargo que desempeñan.

Pues bien, cuando tenía preparada la contestación a su desafío le pregunté a mi padre si sabía quién era el concejal. Me dijo que si, que alguna vez habia hablado con él. No pude contestarle como hubiera querido, por respeto a mi padre. Por un padre lo que sea.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Mano a mano


Me acepete escuchar, nuevamente, un tango. Escuchar al más grande entre los grandes de este género, pues decir Gardel es decir tango y decir tango es decir Gardel.
Descubrí “Mano a mano” hace algunos años y no fue precisamente por Gardel, sino por un disco que sacó Julio Iglesias llamado “Tangos”, pero nada que ver.
Quizás este sea mi tango favorito junto con otro, también, de Gardel. Fue compuesto en 1918 y grabado por Gardel en 1923. En este se representa a la perfección lo que es la esencia del tango en toda su pureza. Un amor pasado, que no se olvida y aunque dolido, se recuerda con nostalgia, pero al mismo tiempo con esperanza.
Mano a mano.
Rechiflao en mi tristeza
hoy te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria
sólo una buena mujer,
tu presencia de bacana
puso calor en mi nido
fuiste buena, consecuente
y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie,
como no podrás querer.

Se dio el juego del remanye
cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza
en la casa de pensión.

Hoy sos toda una bacana,
la vida te ríe y canta,
los morlacos del otario
los tirás a la marchanta
como juega el gato maula
con el mísero ratón.

Hoy tenés el mate lleno
de infelices ilusiones,
te engrupieron los otarios,
las amigas, el gavión,
la milonga entre magnates
con sus locas tentaciones
donde triunfan y claudican
milongueras pretensiones,
se te ha entrado muy adentro,
en el pobre corazón.

Nada debo agradecerte,
mano a mano hemos quedado,
no me importa lo que has hecho
lo que hacés, ni lo que harás.
Los favores recibidos
creo habértelos pagado
y si alguna deuda chica
sin querer se me ha olvidado
en la cuenta del otario
que tenés se la cargás.

Mientras tanto que tus triunfos,
pobres triunfos pasajeros
sean una larga fila
de riquezas y placer,
que el bacán que te acamala
tenga pesos duraderos,
que te abrás en las paradas
con cafhisios milongueros
y que digan los muchachos:
es una buena mujer.

Y mañana, cuando seas
descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas
en el pobre corazón,
si precisás una ayuda,
si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo
que ha de jugarse el pellejo
"pa" ayudarte en lo que pueda
cuando llegue la ocasión. 


Como el pianista


La otra noche estuve con Plácido y un par de amigos más, Daniel y Luis, en el pueblo de estos cenando. Es algo que solemos hacer de vez en cuando. Todos nos conocimos en el instituto y después estuvimos, los cuatro, en el mismo piso durante la universidad. Cuando acabamos y por la proximidad geográfica (apenas 20 km. se separan nuestros pueblos) hemos continuado manteniendo el contacto y de vez en cuando solemos quedar todos a cenar o a comer. Son buenos momentos en los que recuerda casi todo y aunque se suele hablar de lo mismo son conversaciones que no aburren y siempre gusta de recordar. Siempre hay una u otra anécdota que uno recuerda y otro ha olvidado.

Fuimos al restaurante y nos sentamos en la mesa. A decir verdad en estas ocasiones lo de menos es la comida pues creo que se disfruta más de la compañía que de lo que se tiene en el plato. Una vez acabamos pedimos café y como estábamos a gusto decidimos quedarnos allí un rato más y pedir licores.

Yo tenía a mi izquierda a Luís, enfrente a Plácido y a mi derecha a Daniel. Charlábamos y nos reíamos y como no podía ser de otra manera, hablamos de nuestros tiempos de estudiantes, empezamos a recordar a antiguos compañeros que ya no hemos vuelto a ver y de mil anécdotas, tantas veces repetidas, pero que nunca aburren. De repente Luís dijo algo que cambió la situación:

– El otro día me llamó Victoria. Me dijo que se va casar –.

De repente se hizo un silencio. Luís agachó la cabeza en señal de arrepentimiento por haber dicho algo que no debía, Daniel se encendió un cigarro, yo bebí de mi vaso y miré a Plácido. Estaba con los codos apoyados en la mesa y los dedos entrelazados entre sí, inmóvil, con la cabeza levantada mirando un punto fijo entre Luís y yo. Miré a mis compañeros y ambos lo miraban de reojo.

Volví a mirar a Plácido. Me iba acercando lentamente a su mirada hasta tenerlo cerca, el seguía absorto, sin pestañear. Yo me acercaba hasta que lo tuve a pocos centímetros. Atravesé su mirada y llegué al lugar donde estaba. En sus recuerdos. Plácido, al oír lo que había dicho Luís había vuelto al pasado. A esa parte del pasado del que llevábamos hablando toda la noche pero que omitíamos.

Estaba allí, con ella. Viviendo cada momento, escuchando y pronunciando cada palabra. Plácido, pobre Plácido. Nosotros lo vivimos con él y sabíamos que era una batalla que de antemano tenía perdida, pero ¿Con qué derecho podíamos privarle de esa felicidad? ¿De qué hubiera servido el decirle que en ocasiones es mejor perder que más perder si no atendía a razones? Arriesgaste en un juego en el que la derrota se paga con lágrimas y dolor y ahora volvías a revivirlo. Plácido, amigo, me recordabas al pianista de la canción: “El más joven maestro al piano, vencido por una mujer”.

Pero no puedes sentirte así. Ahora, después de diez años de aquello, nosotros, los que lo vivimos contigo podemos decir que tú no perdiste porque ¿Qué le hubieras negado que te hubiera pedido? Nada. Incluso la vida eterna la hubiera rechazado si no fuera para compartirla contigo. Sé que en ocasiones la has recordado y aunque ya no sientes lo mismo hay cosas que no se olvidan… simplemente se aprende a vivir con ellas. Como ella te dijo una vez:

“¿Crees que algún día nos olvidaremos el uno del otro? Yo, sinceramente creo que no”.

Y estoy seguro, que no te ha olvidado. Es imposible que lo haya hecho. Por la sonrisa que tienes dibujada en los labios estoy seguro que le deseas que sea feliz. Al menos, tan feliz como lo hubiera podido ser a tu lado.

Todo esto ocurrió en unos treinta segundos, que parecieron una eternidad, hasta que Daniel rompió el silencio y pidió la cuenta.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Pepiño


En siglos pasados difícilmente se podía tener una posición privilegiada si no era por nacimiento (actualmente también ocurre pero menos). Cualquier hijo de noble heredaba el título nobiliario y a vivir de ello el resto de su vida. Más tarde, y sobre todo a raíz de la revolución francesa en el que la burguesía emergió como una nueva clase social, la forma de tener una buena posición era heredando fortunas de dinero que permitían al más tonto pasar por un Sócrates.

En la actualidad eso ha cambiado y no hace falta tener rancio abolengo ni ser un rico heredero para transformar, a cualquier persona sin aspiraciones en la vida, en alguien respetable y de buena posición social. Hemos sustituido las condiciones pasadas por una muy simple: afiliarse a un partido político (preferentemente el PSOE). Hoy en día cualquiera, a poco que sea un trepa y no tenga ni oficio ni beneficio tendrá la vida asegurada con algo tan sencillo como esto y para muestra un botón, o mejor dicho un gallego, José Blanco más conocido como Pepiño Blanco.

Pepiño es el claro ejemplo de persona que se sirve de la política para su bienestar personal y que ya tiene la vida resuelta. Como el mismo dice en su blog “tengo mis ambiciones colmadas y la vanidad satisfecha”.

Vamos a ver. Eso de las ambiciones colmadas no lo veo yo muy claro a que se referirá puesto que entiendo esto como que a lo que uno aspira en la vida es a conseguir cosas por su propio esfuerzo y que yo sepa Pepiño de eso más bien poco porque me parece que se matriculó en primero de derecho y solamente aprobó 3 o 4 asignaturas... si esa era toda su ambición pues francamente si por él fuera no habríamos inventado ni la rueda. Lo de la vanidad satisfecha me imagino que lo dirá porque alguien tan poco ambicioso que lleve la vida que lleva él pues, sinceramente, es para sentirse vanidoso.

Pero bueno, si Pepiño es feliz así pues muy bien. Su "conceto" de ambición es muy distinto al mío (yo al menos aprobé primero de carrera). Por eso cada vez que veo a Pepiño dando un discurso en televisión no sé si escucharlo, atentamente, para ver si suelta uno de sus gazapos léxicos a los que nos tiene acostumbrados o ponerme a bostezar porque siempre dice lo mismo. Me da la impresión que es como el típico niño al que sus amigos lo mandaban a decirle al matón de turno cualquier cosa y se llevaba los palos por hacer de mensajero.

Cuando lo veo hablando con ese aire amenazador, tipo primo zumosol, dan ganas de echarte a reír y entre medias de sus discursitos hace paradas esperando el aplauso del respetable y eso le dará para pensar: “Seguro que los del PP están asustados. Qué bien que hablo”. Su ego se hinchará como un globo.

Pero cuando lo miro fijamente y me doy cuenta que es Pepiño el que habla un sentimiento de compasión y de ternura aparece en mí y de repente no lo veo a él sino que veo a un burrito. Y es que Pepiño es tan, es tan… Platero que te darían ganas de abrazarlo. Como si fuese el de Juan Ramón Jiménez: “Pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no tiene huesos”. Y es que el pobre Pepiño creo que no asusta a nadie, es más, si fuese un niño para apadrinar lo haría sin dudarlo.

Con esto no quiero decir que la política tenga que ser elitista o reservada a ciertas clases sociales. No, no eso. En política tiene cabida todo el mundo pero lo que es inconcebible es que la gente, sin oficio ni beneficio, se meta en política para servirse, para vivir del cuento y encima que no tenga unos mínimos a la hora de expresarse correctamente. Que esta gente aprovechándose de su posición privilegiada se permita el lujo de inmuebles como el de “Villa PSOE” en Galicia. Eso es lo vergonzoso y lo deleznable. Pero bueno aquí, en este país de charanga y pandereta nunca pasa nada y somos ciudadanos y vivimos en democracia y el PSOE es socialista y más cosas dignas del país de las maravillas de Alicia que de un país europeo occidental.

Por ello y como es así como está montado el país, recomendaría a cualquier padre al que su hijo le diga que quiere ir a la universidad y ser médico, ingeniero, abogado, físico o lo que sea, que lo convenza de lo contrario, que lo afilie al PSOE y que le hable de Pepiño como ejemplo a seguir. Como ejemplo de hombre “hecho a sí mismo”. Seguro que su hijo se lo agradecerá, pues vivirá bien sin pegar ni golpe, aunque el precio sea la ignorancia. Aunque quizás ese hijo tenga verdaderas ambiciones y aspiraciones y prefiera otro camino.


Salud.

jueves, 11 de septiembre de 2008

El 11 de septiembre


Hoy es 11 de septiembre. Una fecha trágica que todos recordamos. Por ello quisiera rendir un homenaje a todas las victimas que ese día perecieron y a las que lo hicieron en los días sucesivos.

Para que aquello no caiga en el olvido y no vuelva a repetirse. Recordar que hoy hace 35 años el general Pinochet, apoyado por la CIA, dio un golpe de estado en Chile contra el presidente Salvador Allende instaurando una dictadura que duraría 17 años en la que hubo miles de muertos y desaparecidos.

Sirvan estos versos de Víctor Jara, torturado y asesinado 5 días después del golpe, para homenajear a quienes sufrieron tan fatídico día y las consecuencias del mismo.


"Que el canto tiene sentido,
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra."

"Ahí donde llega todo
y donde todo comienza,
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva."

"Manifiesto" (fragmento) - Victor Jara


Dedicado a todos aquellos chilenos que fueron privados de libertad y de vida.


P.D. Hoy se cumple otro aniversario, mucho más reciente, pero de ese ya se encargan otros de recordarlo, casi a diario.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Plácido



Plácido es un amigo que hace mucho, mucho tiempo que lo conozco. Tendría que bucear en lo más profundo de mis recuerdos para rememorar aquellos tiempos. Creo conocerlo bien, aunque esto es muy aventurado decirlo pues hay veces que ni nosotros mismos nos conocemos. Si tuviera que definirlo de alguna manera lo haría como una persona que por una u otra razón no pasa desapercibida. Y no digo esto porque sea como suele decirse el “alma de la fiesta” no, no es eso y además tampoco le gusta serlo, sino porque es capaz de estar en un sitio pasando inadvertidamente y al instante por algo que haya dicho o hecho, sin que se salga de lo común, darse a conocer. Esto es curioso y algo que nunca he entendido porque sucede así pero en ocasiones, estando con él, lo he podido comprobar.
Si hay un rasgo de su forma de ser, de su idiosincrasia, es la ironía. Es una persona bastante irónica y sabe cuando usarla (aunque esto no lo tengo muy claro). Cuando hemos hablado sobre ello siempre dice lo mismo:”El problema no es del que lo dice, cada uno puede entender lo que quiera” y quizás, puede que tenga razón. Pero en ocasiones tiene la terrible “virtud” de transformar esa ironía en sarcasmo, si lo considera necesario, y entonces no le importa llevarse por delante a quien sea, aunque luego se arrepienta, pero difícilmente llegará a ser dañino sin motivos suficientes.

Quizás, y saliéndonos del ámbito familiar, me atrevería a decir que solamente hay una persona que lo conozca realmente y que sepa cuando necesita su espacio, su intimidad, su soledad y cuando necesita abrirse, hablar y llorar. Hace tiempo me habló de ella y si él me lo permite escribiré sobre esta persona próximamente.

Poco más puedo contar sobre Plácido. Quizás su mayor defecto ha sido su conformismo, su poca ambición para conseguir las metas. Para él simplemente son objetivos que se tienen que ir cumpliendo, por circunstancias, sin tratar de ir más allá ¡Cuantas veces le he oído decir a su madre que hubiera podido ser ministro si se lo hubiera propuesto! Pero él es así. No persigue gloria, ni fama, quizás persiga un ideal y muchas veces eso tiene un precio muy alto y es que no se pueda conseguir después de mucho esfuerzo. Aunque como él me dice: “Si dejo esto, al final de mi vida, siempre me quedará la duda de que hubiera pasado si hubiera seguido y entonces será tarde para volver atrás en intentarlo, me sentiré vacío por no haber hecho lo suficiente”. Es posible que tenga razón.

Con sus defectos y virtudes creo que si se conoce bien a Plácido puede ser alguien del que difícilmente puedas separarte en tu vida.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

A buenas horas...


… mangas verdes. Este refrán tan típico español, tiene sus orígenes allá por mediados del siglo XIX, cuando durante los primeros años del funcionamiento, de ese honorable y ejemplar, cuerpo de la Guardia Civil llegaban tarde a cualquier acto vandálico para arrestar a los delincuentes. Lo de las mangas es una clara alusión a su inmaculado uniforme verde.

Pues bien, esto mismo se podría decir de la decisión que ha tomado el millonario juez Garzón sobre su decisión de elaborar un censo de los desaparecidos durante la Guerra Civil Española. Y no es que me parezca mal la decisión, al contrario y si sirve para que alguien rabie debajo de una losa de granito mejor que mejor. Lo que me parece es a destiempo, con retraso y sin ningún fin que el de tener unos nombres en una lista.

Estas cosas se tendrían que haber hecho al acabar la dictadura. Entonces una verdadera transición es lo que hubiera hecho justicia y no la pantomima que se hizo. Si las cosas se hubiesen hecho como se tendrían que haber hecho, los Juicios de Núremberg hubiesen quedado en una simple anécdota porque juzgar 40 años de represalias y asesinatos no se hace en un día. Pero no se hizo ¿Por qué? La principal razón fue la traición de lo que tradicionalmente se ha llamado izquierda en dos hechos puntuales:

1º) El PSOE fiel a su historia quería participar del poder a toda costa. Curioso este partido, durante la dictadura estaban escondidos en catacumbas siendo los comunistas los principales resistentes al régimen y después se propagaron como el sarampión.

2º) Santiago Carrillo, el dirigente comunista que se vendió, traicionando al comunismo español por la misma razón que el PSOE. Conozco, personalmente, a un antiguo dirigente del partido comunista, hoy tiene ya 84 años y me contó que durante los Pactos de la Moncloa llegó a las manos con Carrillo por haber aceptado los acuerdos, por voluntad propia, sin haber consultado con el comité político del partido. Un partido que hace 30 años silbaba y se paraba el país.

Pues bien, entonces es cuando era hora de juzgar (que no se ha hecho ni se hará) todas las responsabilidades y sacar a la luz estos nombres. Quizás hoy “Campechano I” por la gracia del Caudillo no estaría donde está. Pero esto es otro tema. Yo me pregunto: Una vez se sepan los nombres ¿Se juzgará a aquellos que los cometieron? ¿Hablamos solamente de la Guerra Civil, donde lógicamente hubo muertos de uno y otro bando, o de la dictadura? Como siempre en España tarde, mal y, posiblemente, nunca. ¿Qué se hará una vez se tengan los nombres? En fin más de lo mismo.
Pero lo más curioso son las reacciones de algunos dirigentes de los principales partidos políticos.

EL PP, con lo de siempre: Que si reabrir heridas, que si hay que mirar el futuro, que no hay que remover el pasado, etc., etc., etc. La verdad que los entiendo, quizás tengan vergüenza de saber de donde provienen, la mayoría de ellos franquistas reciclados, no creo que les haga mucha gracia que salgan a la luz sus miserias.
Por otra parte, los del PSOE, dicen que hay que hace justicia y honrar a los muertos. O sea, lo previsto ¿Qué van a decir? Repito que es una pena que no dijesen esto hace 30 años.

Pero lo que ya es el colmo de la desvergüenza, indignidad y ridiculez es lo que ha dicho José Bono, recordando unas palabras durante la Guerra Civil del que fuera presidente de la II República D. Manuel Azaña: “Los muertos de España, desde la profundidad de su tumba, nos piden paz, piedad y perdón”.

Vamos a ver, Bono, hijo de un falangista (aunque no tengas culpa por ello) ¿Cómo te atreves a nombrar tan memorables palabras de D. Manuel Azaña? Tú, que durante un acto realizado en la Cámara Baja por la Asociación de Ex Presos y Represaliados Políticos Anti Franquistas ordenaste retirar una bandera republicana que uno de ellos sacó por considerarla ilegal. Y es que cualquiera de este PSOE, debería lavarse cien veces la boca para referirse al presidente Azaña y muchísimas veces más para pronunciar frases suyas. Para recordar a D. Manuel, ya estamos los que tenemos el honor de pertenecer a su partido, Izquierda Republicana, y no necesitamos de oportunistas de buen comer y mejor beber que quieran referirse a Él para tratar de dárselas de demócratas y de gente con los mismos principios que tenía Azaña. Sinceramente, no creo que ningún republicano que conozca bien quién fue y cuál era el ideal de D. Manuel, tenga que hacer alusiones a, por ejemplo, Pablo Iglesias o Largo Caballero, para defender una idea. Entre otras cosas porque no hay comparación posible, claro está. Es como cuando el rey habla de ciudadanos, de igualdad y de democracia.

Voy a repetir unas frases de Azaña a Lerroux, entonces presidente del gobierno, el 3 de octubre de 1933, dichas en el mismo lugar en el que Bono prohibió la bandera republicana por no considerarla legal:


“Pero ¿Cree Su Señoría que a mí me estorba? No, a mi no me estorba nadie, señor Lerroux, por dos razones: en primer lugar, porque yo en el fondo, tengo de mi raza el ascetismo, todas las cosas de la vida las tengo ya echadas a la espalda hace muchísimos años, y habiendo gozado de casi todas, me son absolutamente indiferentes; en segundo lugar, porque tengo el demonio de la soberbia, y a un hombre soberbio nadie le estorba".


Ay, Pepe, Pepe ¿Entenderías con esto porque es mejor callar que hacer el ridículo? Y es que como bien dijo Cleóbulo de Lindos, uno de los siete sabios de Grecia: “Es muy común que la ignorancia y la charlatanería vayan unidas”.



Salud.