martes, 28 de octubre de 2014

¡Qué les corten la cabeza!



A estas alturas de la película, ¿alguien duda que vivamos en un país de políticos corruptos? Negar esto sería de necios, ya que es algo que está más evidente que la rivalidad Barça – Madrid. Por eso, hablar o escribir sobre algo que todo el mundo sabe es algo que está de más, máxime si sólo sirve para que uno se cabree al ponerse a pensar en los casos de corrupción que llevamos en los últimos años (por ejemplo durante todo el siglo XXI).
Llegados a este punto habría que preguntarse, ¿qué motiva al político corrupto para hacer lo que hace? Muy sencillo, que no hay escarmiento. Por lo visto, el riesgo de la cárcel no es suficiente elemento disuasorio para toda esta ralea que saquean impunemente las arcas públicos y se llenan el bolsillo por ocupar un cargo público.
Quizá habría que tomar otro tipo de medidas. A todo aquel que se le pille metiendo mano en la caja común o haciendo lo que no debe aprovechándose de su cargo que le corten las manos, sí, de manera literal, manos cortadas. El problema es que no tendríamos un país de mancos como lo eran Cervantes o Valle-Inclán. Ya, yendo más lejos y dependiendo de la cantidad robada o defraudada hacer lo que decía la Reina de Corazones: “¡Qué le corten la cabeza!”… es probable que eso hiciera a más de uno recapacitar y se lo pensase dos veces antes de hacer lo que no debe. Si por las buenas estamos viendo que no hay resultados habrá que hacerlo por las malas. Ya no caben más advertencias, demasiado estamos aguantando.

sábado, 25 de octubre de 2014

La marioneta



La marioneta estaba en el suelo tirada, quieta, únicamente movía los ojos mirando a su alrededor.
Al instante comenzó a mover las extremidades y poco a poco a levantarse. Se quedó de pie y se dio cuenta que podía caminar sola y que sus cuerdas estaban cortadas.
En el estante de la pared estaban el resto de marionetas. De repente hubo una que miró hacia abajo y al ver a su compañera comenzó a gritar. Las otras se despertaron aturdidas. “¿Qué ha ocurrido? ¿Qué te ha pasado? ¿Te encuentras bien?”, le preguntaron desde arriba.
Sí, estoy bien”, contestó desde abajo, “he conseguido cortar mis hilos”.
Las otras marionetas se escandalizaron. No podían creerse que se hubiera atrevido a cortar sus ligaduras. “¡No vas a poder moverte! ¡No vas a poder hacer nada! ¡Ahora ya no servirás!...”, le gritaban, entre otras cosas, indignadas.
Ella escuchaba desde abajo mirándolas, sin inmutarse y cuando callaron les respondió: “Es cierto, tenéis razón. Puede que ya no pueda ni volar, ni saltar, ni correr, ni ser una princesa de la que se enamoren, tampoco hacer reír o hacer llorar… tal vez no pueda hacer prácticamente nada… pero a partir de ahora todo lo que haga lo haré por mí misma… para mí”.

martes, 21 de octubre de 2014

martes, 14 de octubre de 2014

No sé si aún me recuerdas...


A veces soñamos con personas que no están en nuestra vida, que hace mucho tiempo que salieron y que un día, de una u otra manera formaban parte de nuestro mundo.
Eso es lo que me ha pasado esta última noche y al despertarme esta mañana temprano he dicho su nombre preguntándole, “¿tú también te acordarás de mí?”
El espejo me dice que ha pasado mucho tiempo y, probablemente, el suyo le diga lo mismo. Pero, es curioso, ahora no creo que así sea… en estos momentos estamos los dos en su habitación. Sí, podría describir perfectamente cada detalle porque estoy allí. Su pequeña cama pegada a la pared y a sus pies una mesilla de noche y encima tiene un plato en el que se han derretido muchas velas de colores y forma una bonita miscelánea colorida.
Ella acostada boca abajo y yo sentado en un puf; ambos mirando cómo se consume una nueva vela, la única luz que nos alumbra… hablando... como tantas y tantas noches acompañados de tantas y tantas anteriores de diferentes colores, hasta las tres o cuatro de la madrugada… no nos hacía falta nada más: yo, ella, ella, yo y una vela.
Al día siguiente, cuando todos nos encontrábamos para ir a clase, nos saludábamos, pero nosotros nos mirábamos y sonreíamos, así eran nuestros ‘buenos días’; no hacía falta decir más.
Ahora vuelvo a la pantalla de mi ordenador y, sí, ha pasado mucho tiempo. Más de diez cursos hace ya que no nos vemos; allí comenzó y allí acabó. “Sé que algún día escribirás un libro y me lo dedicarás. Contarás nuestra historia”, me dijo casi al final… No sé si lo haré, quizá sí, quizá no, pero yo, “este loco de poco se olvida, por mucho que pasen los años de largo en su vida”. ¿Y tú?, “no sé si aún me recuerdas”.


martes, 7 de octubre de 2014

Menudas historias de la Historia



Hablar de Historia puede ser para muchos un sinónimo de tedio, cifras y fechas, así como una retahíla de nombres y lugares impronunciables. Pues bien, este es un libro de historia en el que no sucede nada de eso.
Su autora Nieves Concostrina relata a través de sus páginas acontecimientos, anécdotas, despropósitos, coincidencias, exageraciones, curiosidades o difamaciones ocurridas a lo largo de la historia de una manera muy amena y sencilla.
Se trata de una lectura divertida y agradable en la que su formato dividido en “microcapítulos”, de una o dos páginas como mucho, hace que se lea muy rápidamente.
Creo que es un libro lo suficientemente interesante para despertar la curiosidad y luego buscar más información sobre el hecho que interese.
La historia no está hecha de batallas, descubrimientos y conquistas; la historia está formada por pequeñas anécdotas que, probablemente, hayan pasado desapercibidas en los libros. Éste, en concreto, relata algunas de ellas sorprendentes. Porque todo tiene un por qué, pero nada es porque sí.

Argumento: -
Ambientación: -
Personajes: -
Capacidad para seducir al lector: 7