Dada mi costumbre de publicar los martes y los sábados, por lógica, esta será la última entrada de este año. Del mismo modo, por ser el día que es, podría servir la misma entrada que el año pasado por la circunstancia de acabar el año… aunque con matices, ya que no todos los años son iguales.
Suele ser habitual durante las últimas horas del año que la gente haga balance o decir eso de ‘año nuevo, vida nueva’. No creo que sea necesario ni una cosa ni otra. Mi vida será la misma cuando llegue el 1 de enero, el 2, 3, 4… Puede que cambie a lo largo del año porque tenga que hacerlo, pero no será ni el 1 de enero ni por ser otro año distinto.
Y, del mismo modo, hacer balance de lo que he hecho o he dejado de hacer sería una especie de costumbrista discurso borbónico durante la Nochebuena, carente de sentido, y, sinceramente, no le veo ningún sentido, cualquier momento del año es bueno para hacer una retrospección.
Hace un año en la última entrada escribí lo siguiente: “Lo que me importa es 2020… el futuro se presenta apasionante”. Tengo que decir que me equivoqué y este año no ha sido lo esperado. A estas alturas no es necesario contar las razones. Pero, por alguna razón que no acierto a descubrir todavía, sí que me da la sensación que este 2021 será bueno… y lo que escribí hace un año debería haberlo escrito este, pero seré cauto. Todo esto sea debido a que, en general, siempre me ha ido mejor en los años impares que en los pares… al menos mis mejores recuerdos son de años impares.
Este 2021, no sé… me da la sensación que será clave en muchos aspectos a nivel personal. En un año lo sabré.
En este año que queda atrás quizá quedó algo por pensar, decir o hacer… ahora ya no importa; como oraban a sus dioses los berserkers antes de entrar en batalla...
Nos leemos el año que viene.
Suele ser habitual durante las últimas horas del año que la gente haga balance o decir eso de ‘año nuevo, vida nueva’. No creo que sea necesario ni una cosa ni otra. Mi vida será la misma cuando llegue el 1 de enero, el 2, 3, 4… Puede que cambie a lo largo del año porque tenga que hacerlo, pero no será ni el 1 de enero ni por ser otro año distinto.
Y, del mismo modo, hacer balance de lo que he hecho o he dejado de hacer sería una especie de costumbrista discurso borbónico durante la Nochebuena, carente de sentido, y, sinceramente, no le veo ningún sentido, cualquier momento del año es bueno para hacer una retrospección.
Hace un año en la última entrada escribí lo siguiente: “Lo que me importa es 2020… el futuro se presenta apasionante”. Tengo que decir que me equivoqué y este año no ha sido lo esperado. A estas alturas no es necesario contar las razones. Pero, por alguna razón que no acierto a descubrir todavía, sí que me da la sensación que este 2021 será bueno… y lo que escribí hace un año debería haberlo escrito este, pero seré cauto. Todo esto sea debido a que, en general, siempre me ha ido mejor en los años impares que en los pares… al menos mis mejores recuerdos son de años impares.
Este 2021, no sé… me da la sensación que será clave en muchos aspectos a nivel personal. En un año lo sabré.
En este año que queda atrás quizá quedó algo por pensar, decir o hacer… ahora ya no importa; como oraban a sus dioses los berserkers antes de entrar en batalla...
“Por todo lo que debimos pensar y no pensamos.
Por todo lo que debimos decir y no dijimos.
Por todo lo que debimos hacer y no hicimos”.
Nos leemos el año que viene.