jueves, 24 de enero de 2008

Sálvese quien pueda




Tendríamos que saber que nada está por descubrir. Todo está inventado. No somos únicos. Lo que sufrimos, gozamos, disfrutamos e imaginamos ya le habrá pasado a cualquier otra persona, quizás a nuestro lado, quizá en nuestras antípodas. Es muy fácil darnos cuenta de ello si nos tomamos la molestia de coger un libro, abrirlo y ojearlo. Todos veremos allí reflejados nuestras miserias y nuestros triunfos. En una forma u otra allí estaremos. Pero para ello hace falta la molestia de cogerlo y atreverse a algo que si bien en tiempos no muy lejanos era habitual hoy no deja de ser una gran hazaña.

Posiblemente, como yo también estaré en uno de esos libros quiero escribir esto puesto que no es nada que me invente. Hace poco tiempo conocí a una chica, bueno lo típico de chico conoce chica, que de eso hay mil historias así que no hace falta que os lo explique, pero como todavía estoy por el principio del libro, no os puedo contar como termina, coger uno vosotros y darle el final que queráis. Bien, pues decía que conocí a una chica. Que en un futuro próximo se dedicará a una de las mejores y más gratificantes profesiónes que puede haber si realmente las cosas funcionaran, la enseñanza. Pero ella, permitidme que por discreción no diga su nombre y que la llame Nieves, a pesar de no conocerme me dijo que parecía que siempre estaba enfadado. Bueno quizás tuviera razón y hablando de ello le dije que el motivo de mi malestar es la incultura y la dejación en el arte de aprender que hay en este país llamado España. Pero también ¿qué podemos esperar de la clase dirigente que nos gobierna? Por ello, para explicarle a Nieves el motivo de mi cabreo, he decidido escribir este texto para que así, quizás, pueda entenderme.

Para que vea que mi malestar no es en absoluto un mero capricho me gustaría dedicarle unas palabras a toda esa panda de golfos, unos y otros. Analfabetos prepotentes de la derecha. Generosos estómagos criados en una silla de cualquier facultad de letras, a toda esa caterva de ignorantes que nos desgobierna creyéndose que por llevar traje y corbata la sabiduría del universo les ha sido concedida y a alguno más que me dejo porque como se dice en estos casos ni son todos los que están ni están todos los que son. Pues a ellos de su inutilidad, de su arrogancia y de su infinita torpeza les hago responsables de la oquedad, emborregamiento, necedad y estupidez en la que se haya la educación en España. Ellos que han eliminado el arte de la geografía, de la literatura, la ortografía, las matemáticas puras, lenguas muertas de las aulas de nuestro país y son los culpables de que se nos vuelva a mirar en el extranjero puestos de boina, yendo a los toros y bailando flamenco.

Pero eso no es lo peor. Lo que realmente hace que se me revuelva el estómago es la arrogancia y presunción con que se presentan a la gente, a esa misma que ellos han aborregado, como si fueran los salvadores de la patria. En este “País de charanga y pandereta” como lo definió el poeta, no pasa nada si una biblioteca o museo permanecen cerrados varios meses, pero ¡temblad murallas de Troya! Que como no se celebre una fiesta del santoral o nos prohíban el botellón somos capaces de arrasar con todo por tal de defender nuestros derechos.

Pero bueno todo tiene solución para vosotros porque después de pasar por los grandes artistas griegos y romanos, los matemáticos y filósofos árabes, por Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Tirso de Molina, Jovellanos, Moratín, Emilia Pardo Bazán, Bécquer, Rosalía de Castro, Larra, Pérez Galdós, Echegaray, Unamuno, Machado, Lorca, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Alberti y otros tantos que me dejo se abre ante nosotros un futuro a vuestra imagen y semejanza o sea de borregos cuya generación que actualmente está en las aulas faltando el respeto a los profesores, sin motivación y encima permitiéndoles pasar con cuatro suspendidas serán los que regirán en un futuro los destinos de España. En fin podéis estar orgullosos del legado que dejáis. Dais miedo porque realmente tiene más peligro un imbecil que un malvado.

Así que estas son mis razones, si Nieves lo lee espero que logre comprenderme. Como podéis ver ya está todo escrito. Y por cierto mientras uno no sea un bicho raro por perder el tiempo, según vosotros leyendo, continuaré con la lectura que empecé hace poco tiempo, ya sabeis, la de chico conoce chica.


Salud.

martes, 8 de enero de 2008

LAS RUINAS DE PALMIRA - Por el Conde de Volney


CAPÍTULO XV
EL SIGLO NUEVO

Cuando acabó de pronunciar estas palabras se oyó del lado de occidente un ruido muy grande, y volviendo hacia él la vista, observé a la extremidad del Mediterráneo, en una de las naciones de Europa un movimiento prodigioso, como el que se ve en medio de una gran ciudad cuando estalla por todas partes una sedición violenta, y el pueblo innumerable se agita y revuelve como las olas de un mar embravecido, por las calles y las plazas públicas. Heridos al propio tiempo mis oídos por los gritos que llegaban hasta el cielo, distinguí a intervalos las siguientes frases:

"¿Qué prodigio nuevo es éste?, ¿qué plaga cruel y desconocida es ésta? Somos una nación numerosa, ¡y parece que no tenemos brazos! Poseemos un suelo fertilísimo, ¡y carecemos de producciones! Somos activos y laboriosos, ¡y vivimos en la indigencia! Pagamos enormes tributos, ¡y nos dicen que no son suficientes! Estamos en paz con las naciones vecinas, ¡y nuestros bienes no están seguros entre nosotros mismos! ¿Cuál es pues el enemigo oculto que nos devora?".

Y algunas voces que salían del medio de la multitud, respondieron: "Levantad una bandera en torno de la cual se reúnan todos los que por medio de útiles trabajos mantienen y conservan la sociedad y entonces conoceréis al enemigo que os devora".

Alzada, en efecto, la bandera, se vio esta nación repentinamente dividida en dos cuerpos desiguales y de aspecto que formaba contraste: el uno, innumerable, casi total, revelaba en la pobreza de sus ropas y en los rostros curtidos y descarnados, los indicios de la misera y del trabajo; el otro grupo, pequeñísimo, fracción imperceptible, por sus galas de oro y plata y por la lozanía de sus rostros, denotaba holgazanería y abundancia.

Y considerando estos hombres con mayor atención, reconocí que el gran cuerpo estaba compuesto de labradores, de artesanos, de mercaderes y de todas las profesiones estudiosas útiles a la sociedad y que en el pequeñísimo grupo sólo se encontraban curas y ministros del culto de todas las jerarquías, empleados del fisco y de otras varias clases, con uniformes, libreas y otros distintivos, en fin, agentes religiosos, civiles o militares del gobierno.

Y como estaban estos dos cuerpos frente a frente observé que de una parte, nacía la cólera y la indignación, y de la otra, una especia de terror; y el gran cuerpo dijo al más pequeño:

"¿Por qué estáis separados de nosotros? ¿No sois una parte de nosotros mismos?".

"No, respondió el grupo pequeñísimo: vosotros sois el pueblo; nosotros somos una clase distinguida, que tenemos nuestras leyes, nuestros usos y nuestros derechos particulares".

EL PUEBLO

¿Y de qué trabajo vivís en nuestra sociedad?

LA CLASE PRIVILEGIADA

Nosotros no hemos nacido para trabajar.

EL PUEBLO

¿Cómo habéis adquirido tantas riquezas?

LA CLASE PRIVILEGIADA

Tomando el cuidado de gobernaros.

EL PUEBLO

¡Qué decís!, nosotros nos fatigamos, ¡y vosotros gozáis!, nosotros producimos, ¡y vosotros disipáis! Las riquezas provienen de nosotros, vosotros las absorbéis, ¿y ésto decís que es gobernar?... Clase privilegiada, cuerpo distinto que no eres pueblo, forma nación separada y veremos cómo subsistes.

Entonces, el grupo pequeñísimo deliberó sobre este nuevo incidente y algunos hombres justos y generosos dijeron: Es preciso reunirnos al pueblo y participar de sus cargas y ocupaciones, porque son hombres como nosotros y nuestras riquezas provienen de ellos. Pero otros dijeron con orgullo: No: sería una vergüenza confundirse con la multitud que ha nacido para servirnos: ¿no somos nosotros de origen noble y de la raza de los conquistadores de este imperio? Recordémosles a esta multitud nuestros derechos y su origen.

LOS NOBLES

¡Pueblo! ¿Olvidáis que nuestros antepasados conquistaron este país y que si tus antecesores obtuvieron su salvación, fue a condición de servirnos? Ve nuestro contrato social; ve el gobierno constituido por el uso y prescrito por el transcurso del tiempo.

EL PUEBLO

Vosotros, raza de conquistadores, manifestadnos vuestra genealogía y entonces veremos si lo que en un individuo es robo y rapiña, puede ser virtud tratándose de una nación.

Y al instante se oyeron voces en diferentes puntos, que llamaban por sus nombres una multitud de nobles; y citando su origen y sus parientes, nombraban a sus abuelos, bisabuelos y a sus mismos padres que habían nacido mercaderes, artesanos y después de haberse enriquecido, sin detenerse en los medios, habían comprado a peso de oro su nobleza: de suerte que un pequeño número de familias eran realmente de linaje antiguo. ¡Mirad, decían, mirad a estos hombres ricos, que no reconocen a sus parientes; mirado estos plebeyos de ayer que se creen hoy de rancia nobleza. Y ésto causó rumores y carcajadas. Algunos hombres astutos gritaron y dijeron: Pueblo bondadoso y fiel, reconoce la autoridad legítima: el rey lo quiere y la ley lo ordena.

EL PUEBLO

Clase privilegiada, cortesanos de la fortuna, dejad a los reyes que se expliquen: los reyes no deben querer más que la dicha de todos nosotros, que somos el pueblo y la ley no puede ser más que la equidad.Por lo tanto somos iguales a los reyes.

Y a ésto dijeron los militares privilegiados: la multitud no sabe obedecer sino a la fuerza, es menester reprimirla. Soldados, castigad al pueblo rebelde.

EL PUEBLO

¡Soldados!, vosotros sois nuestra propia sangre: ¿seréis capaces de ofender a vuestros parientes y hermanos? Si el pueblo perece, ¿quién mantendrá el ejército?

Y los soldados, bajando las armas, dijeron: También nosotros somos pueblo, sepamos quién es el enemigo.

Al ver ésto, manifestaron los privilegiados eclesiásticos, que ya sólo quedaba un recurso: aprovecharse de la superstición del pueblo y espantarle con el nombre de Dios y de la religión.

¡Amados hermanos! ¡hijos nuestros! Dios nos ha instituido para gobernaros.

EL PUEBLO

Mostradnos vuestros poderes celestiales.

LOS SACERDOTES

Tened fe: la razón se extravía.

EL PUEBLO

¿Gobernáis sin razonar?

LOS SACERDOTES

Dios quiere la paz: la religión prescribe la obediencia.

EL PUEBLO

La paz supone justicia; la obediencia la convicción de un deber.

LOS SACERDOTES

No hemos venido a este mundo más que para sufrir.

EL PUEBLO

Pues dadnos el ejemplo.

LOS SACERDOTES

¿Viviréis sin Dios y sin reyes?

EL PUEBLO

Queremos vivir sin tiranos.

LOS SACERDOTES

Necesitáis de mediadores, de intermediarios.

EL PUEBLO

¡Mediadores cerca de Dios y de los reyes! Cortesanos y sacerdotes: vuestros servicios son demasiado dispendiosos y nosotros trataremos directamente nuestros negocios.

Entonces el grupo pequeñísimo dijo: "Todo está perdido, la multitud se ha ilustrado".

Y el pueblo respondió: "Todo se salvó, porque habiéndonos ilustrado, ni abusaremos de nuestra fuerza, ni pretenderemos más que nuestros derechos. Teníamos resentimientos, pero los olvidamos: éramos esclavos, podíamos mandar, y sólo queremos ser libres y la libertad no puede ser más que la justicia.

sábado, 5 de enero de 2008

Felicidades Majestad


Desde este humilde site quisiera desearle a S.M. don Juan Carlos de Borbón mis más sinceras felicitaciones por su cumpleaños. Hoy hace 70 años en una humilde habitación de la capital italiana nació el hombre que algún día guiaría al inmaduro pueblo español a su periodo de mayor prosperidad en toda su historia. Desde que visitó España por primera vez para su difícil aprendizaje en la misión que el destino le tenía reservada hasta nuestros días, no ha hecho otra cosa que dedicarse en cuerpo y alma a tan ardua misión. Ya van 32 años de su vida los que lleva rigiendo los destinos de España. Más de tres décadas en las que los españoles no hemos aprendido a pensar ni a ser dueños de nuestro propio destino pues lo necesitamos como guía de nuestro pueblo para que nos aconseje y nos de aliento para seguir adelante. El es como el padre que riñe a los niños cuando se portan mal, porque una cosa es que la mayoría de edad legal sean los 18 años y otra la mayoría de edad para poder elegir por nosotros mismos lo que queremos y lo que no. Su sola presencia tiene un efecto pegajoso sin la cual España se desharía como un castillo de naipes, es como el pegamento que une todos y cada uno de los pedacitos de nuestro querido país. Podría comparársele con Moisés que llevó a su pueblo a la tierra prometida y don Juan Carlos, cual personaje bíblico nos lleva a la democracia prometida. Cuarenta años duró el peregrinaje desde tierras egipcias, nosotros ya llevamos 32 y en 8 años su majestad ya habrá cumplido su misión, la de que España sea una verdadera democracia. Lo que realmente le corresponde por historia y por legitimidad: Una república. La III República Española. Entonces, ya podremos andar solitos sin necesidad que nadie guíe nuestros pasos ni nos diga por donde tenemos que ir puesto que ya habremos aprendido a pensar, pero hasta entonces majestad le necesitamos.

¡Qué usted cumpla, al menos, 8 años más!
Salud.