martes, 31 de enero de 2017

Inma del Moral


Hace unos días, viendo la televisión, tuve un sentimiento de alegría y nostalgia compartido. Allí estaba la que había sido mi amor platónico en los tiempos en que yo era un estudiante. Me estoy refiriendo a Inma del Moral.
A finales de los 90, ¿qué chico de veintitantos no sentía un palpitar en el corazón cuando aparecía ella, micrófono en mano, en El Informal? Sí, Inma del Moral fue mi amor platónico, lo era mío y el de todos mis compañeros. Más de una vez se nos quemó la cena porque alguien daba la señal de aviso desde el comedor “¡Que sale Inma!”… y allí estábamos los cuatro (mis tres compañeros y yo) sentados delante del televisor con ojitos de cordero mientras ella aparecía. De repente, alguien se levantaba porque desde la cocina llegaba un olor de longaniza quemada. ¡Cuántas veces ha sido culpable de que a alguno de nosotros se le quemase la cena!
Ella era como la compañera de clase que todos hubiéramos querido tener, conscientes de que era inalcanzable, pero por la que hubiéramos hecho cualquier tontería para que nos mirase con una sonrisa e, inmediatamente, caer derretidos como cubitos de hielo.
Tanta admiración tuvo su recompensa. Anunciaron un reportaje suyo en la revista Man. No cabía duda, ese número había que comprarlo sí o sí… y así fue. Era abril del 99. Ha sido la única vez que la he comprado. Cuando llegué al piso todos querían leerla. Recuerdo que me senté a la mesa, rodeado de mis compañeros e iba pasando las hojas lentamente mientras mirábamos las fotos y leíamos el reportaje. Parecíamos niños abriendo los regalos de Navidad. Tuvimos una subida de platonismo incontrolable.
Pero…
Tanta perfección no podía caber en una mujer. Nos llevamos una gran decepción cuando salió a la luz pública que era pareja de Pedro Ruiz, ¡ese enano que podría ser su padre! Inma nos rompió el corazón. Los veíamos juntos en televisión y alguno pronunciaba una frase dudando de su honorabilidad. Ya no se volvieron a quemar más cenas.
Como he dicho al principio, después de muchos años, la he vuelto a ver. Sí, el tiempo pasa para todos. Ya le he perdonado esa ‘infidelidad’ con Ruiz. Si alguno de mis antiguos compañeros de piso también la vieron estoy convencido que habrán recordado a aquella que fue nuestro amor platónico.
He encontrado la portada de la revista Man y algunas fotografías que aparecían en aquel reportaje.
 ¡Ay, Inma! Lo nuestro fue imposible, pero tú te lo perdiste.






martes, 24 de enero de 2017

Ellos Borbones y nosotros bobones



No es nada nuevo decir que la historia de los Borbones, como la de casi todas las casas reales de Europa, está repleta de hijos bastardos, escarceos amorosos extramatrimoniales, gusto por visitar lupanares en barrios bajos y excesiva predilección por la pornografía y la promiscuidad.
Comenzamos con Felipe V, del que cuentan que mientras su esposa agonizaba él seguía manteniendo relaciones sexuales con ella; seguimos con Isabel II, conocedora a la perfeción de toda la guardia real y de cuya relación con el capitán Enrique Puigmoltó se dice que nació Alfonso XII, otro aficionado a las faldas y gran conocedor de los burdeles madrileños (totalmente falsa la imagen de abnegado esposo que se da en ‘¿Dónde vas Alfonso XII?’ y triste viudo en ‘¿Dónde vas triste de ti?’, ambas protagonizadas por el galán de la época Vicente Parra). Tampoco podemos olvidar a Alfonso XIII, pionero de la industria pornográfica en España. Con todos esos antecedentes no era de extrañar que la tradición no continuase. Juan Carlos I (al que algunos llaman Campechano I) es un digno sucesor de todos esos golfos regios que desde el año 1700 están en el trono.
Todo el mundo habrá escuchado lo que era un secreto a voces. La relación de Bárbara Rey con el antiguo monarca. Al parecer, esta vedette es una más de la interminable lista de amantes que han pasado por las sábanas del bonachón exmonarca. Ya lo dijo Jiménez Losantos, “la Reina no pasaría por debajo de la Puerta de Alcalá”, ¡casi nada! Pero Madrid bien vale unos cuernos.
Hasta aquí, cada uno/a sabrá. Ahora bien, una cosa es no hablar de la vida privada y otra muy distinta es que esa vida privada haya sido pagada a costa del erario público, por muy monarca que uno sea. Eso es de no tener ninguna vergüenza y pasarse por los cojones, además de a sus amantes, todo lo que simbolizan las gentes de este país que diariamente luchan para vivir de una forma medianamente digna. No se puede ser un monarca católico, apostólico y romano y, al mismo tiempo, tener la doble moral de pulcritud en la vida pública y libertino en la privada.
Y me pregunto, ¿cuánto dinero nos han costado las juergas y golferías del antiguo Rey? Supongo, porque no lo sé, que será mucho. Se rumorea que incluso tiene hijos secretos, con lo que imagino que ahí habrá bastante más dinero del que se dice que se le ha pagado a Bárbara Rey. ¿Y quién responde por todo esto? ¿Quién es el responsable de que el dinero de mis impuestos haya sido para pagar las correrias de un golfo? ¿Nadie? ¿No hay nadie que se responsabilice de ello ni dé explicaciones a la opinión pública? Sería más probable que me denunciaran por hacer este escrito expresando mi opinión que por dilapidar dinero de las arcas públicas para pagar las juergas de un sinvergüenza.
Los medios tienen la desfachatez de tildarlos como ‘una familia normal’… salvo que a una familia normal no le pagan el tren de vida que llevan estos tíos y, ni mucho menos, sus golferías y escándalos.
Soy de la opinión que Felipe no acabará su reinado, es una creencia que tengo desde antes que fuera coronado, ya que algún día el pueblo se tendrá que dar cuenta que una monarquía es lo más antidemocrático que existe. Pero Felipe ya va aprendiendo del padre, no sé si en lo referente al puterío, pero sí en lo referente a eso que llaman ‘embajador de empresas’. Se ha reunido con el Rey de Arabia Saudí para ‘facilitar la entrada en aquel país a empresas españolas’, entre otras cosas, para venderles 5 fragatas de guerra a un país que está mascarando a la población del Yemen; parece ser que los Derechos Humanos solamente importan a veces. Esta clase de ‘trabajitos’ los hacía Campechano I y hay rumores que se llevaba sus buenas comisiones por ello. Pero esto tampoco es nuevo entre los Borbones. Fernando VII compraba a la flota rusa barcos con la madera podrida a cambio de comisiones. Una familia muy, muy completita. Vistos los antecedentes habría que preguntarse, ¿será Felipe un digno sucesor de la estirpe Borbón?

martes, 17 de enero de 2017

No puedo vivir sin ti


Según Wikipedia, una adicción es “[…] una incapacidad de controlar la conducta, dificultad para la abstinencia permanente, deseo imperioso de consumo, disminución del reconocimiento de los problemas significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonal […]”.
Por lo tanto, podemos entender que no es algo beneficioso. Pero yendo un poco más allá, no solamente podría emplearse la definición en el sentido referido a estupefacientes que es, quizá, la definición en la que la mayoría podría estar pensando. Adicción es cuando se han alcanzado las más altas cotas de satisfacción incomparable con lo anteriormente vivido y con la certeza que lo posterior no será mejor y casi seguramente, mínimamente, inigualable. Las adicciones son muy subjetivas, lo que para mí lo son para otros podrían llegar a lo normal.
Esta es la sensación que tengo, por ejemplo, en la literatura. Me leí por primera vez el Quijote a los 20 años. Al terminar era consciente que era el mejor libro que había leído en mi vida, pero, al mismo tiempo, la absoluta certeza que nada de lo que leyese en el futuro sería igual. Me convertí en adicto al Quijote. Tengo la certeza que he alcanzado mi cenit como lector, pero el precio que he pagado es que ninguna lectura, por buena que sea, por muy buena que sea no se podrá comparar… aunque yo no lo quiera, así será.
Eso se podría extrapolar a otros aspectos. Cuando se ha probado lo sublime uno lo sabe… y lo sabe porque nada ha sido igual hasta ese momento y, tampoco, nada lo ha sido desde entonces… nada lo será, porque la comparación es inevitable, incontrolable y hasta dolorosa.
Llegados a este punto, podemos decir que las adicciones son negativas. Te trasladan al nirvana cinco minutos, pero te hunden en el infierno el resto de tu vida. Aunque, ¿quién puede decir que ha conocido el nirvana?
Nadie como Los Ronaldos como para definirlo

Llevas años enredada en mis manos,
en mi pelo, en mi cabeza
y no puedo más, no puedo más.
Debería estar cansado de tus manos,
de tu pelo, de tus rarezas.
Pero quiero más, yo quiero más”.

Eso es adicción. No se puede expresar de forma más absoluta.

Has cambiado tu bandera,
traspasado la frontera,
eres la reina.
Siempre reinarás, siempre reinarás”.

Resignación. El nirvana tiene un precio… merece la pena pagarlo... puedo asegurarlo.


sábado, 14 de enero de 2017

Feminismo estúpido


Dicen que Einstein no estaba seguro de que el universo fuera infinito, sin embargo, no tenía dudas de que la estupidez humana lo era. Para hacer tal afirmación tienen que ocurrir dos cosas: 1) que se estudie perfectamente el universo y 2) que se haya tratado con muchas personas estúpidas. En mi caso soy un profano en materia astronómica y universal, por lo tanto no puedo definirme; pero, en lo que se refiere a estupidez, he tratado con algunas personas que me hacen ser proclive al pensamiento de Einstein.
¿Por qué digo esto? El otro se me ocurrió preguntarle a una conocida si sabía cocinar. Su contestación fue: “¡Tú eres un machista!”… ¿Machista? ¿Por preguntarle si sabía cocinar? En la misma conversación le pregunté si sabía planchar (reconozco que, quizá, hubo un poco de malicia por mi parte). Entonces, ella, casi sacando humo por las orejas, me soltó un discurso igualitario que para sí lo hubiera querido Lincoln en Gettysburg… ¡Y yo sólo le había preguntado si sabía cocinar y planchar…! Menos mal que no me puse a tararear la canción de ‘Los payasos de la tele’, esa que dice: “Lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no puedo jugar porque tenía que planchar…” ¡me lapida seguro! Como harían con Gaby, Miliki y compañía si se les hubiera ocurrido y pudieran cantarla en la actualidad. 
Tengo que confesar que en la cocina no me desenvuelvo muy bien y con la plancha solamente tuve una experiencia (en mis tiempos de estudiante) y no he vuelto a repetir. Pues bien, el hecho de que yo no sepa cocinar o planchar, para ella, era una prueba de mi machismo.
Seamos sinceros, a nadie le gustan las labores de la casa… pero es algo que hay que hacer. Yo lo he hecho cuando lo he tenido que hacer y no he tenido ningún problema en hacerlo. Vale, no sé cocinar ni planchar pero, por otra parte, me gusta barrer, pasar la fregona, poner la lavadora, tender la ropa y plegarla, fregar y hasta limpiar los baños y la cocina.
A lo largo de la historia, antropológicamente hablando, el hombre ha tenido un rol y la mujer otro. El hombre era el que salía a cazar y a procurar que en la cueva no faltase nada, mientras que la mujer era la encargada de criar a los hijos y encargarse de otras labores más sencillas; eso pasaba en la prehistoria y, en cierta forma, pasa en la actualidad. ¿Por qué? No lo sé. ¿Por qué la mujer no iba de caza y el hombre se quedaba en la cueva? Tampoco lo sé. Pues bien… por haber defendido este último párrafo, también me han tachado de machista… ¿acaso miento? Y no, no estoy diciendo que esto tenga que ser así en la actualidad, pero yo reconozco que para ciertas labores caseras no soy muy apto y cuando esto lo he dicho y me han soltado el típico “pues aprende, que yo no soy tu criada”… tengo que reconocer que esa contestación o algunas por el estilo me han tocado bastante la entrepierna cuando yo, a la inversa, hubiera contestado con un “no te preocupes, lo haremos juntos”.
Lo dicho, vivimos en tiempos en los que la estupidez ante ciertos temas ha alcanzado sus más altas cotas (espero que no vaya a más). Creo que entre el ‘hombre Soberano’ o el de la ‘cocina Corcho’ y el ‘hombre calzonazos’, que trabaja y cuando va a casa tiene que hacerse la comida o la cena porque su mujer, supuesta ama de casa, ha estado en el gimnasio o tomando un café de tres horas con sus amigas, hay un punto intermedio. 



martes, 10 de enero de 2017

Micro XII


Todo cambia para seguir igual, todo sigue igual para cambiar.

sábado, 7 de enero de 2017

Los ladrones de ‘Mi carro’


Es curioso lo que voy a contar, tan curioso como cierto. Teruel es la provincia más despoblada de España, poco más 136.000 habitantes para una zona de poco menos de 15.000 km2. Sus poblaciones tienen pocos habitantes destacando Teruel (la capital), con menos de 36.000, y Alcañiz, con unos 16.000. El resto de municipios no alcanzan ni de lejos la cifra de 10.000 y es destacable un elevado número de ellos con poblaciones por debajo de los 500. Toda esta introducción sirve para hacernos una idea de lo que es esa provincia: casi deshabitada y con núcleos reducidos de gente, en su mayor parte gente mayor.
Todas estas circunstancias hacen que sus pueblos sean un edén para los amigos de lo ajeno. Debido a que es una zona sin demasiada presencia policial, en algunos pueblos han tomado cartas en el asunto para defenderse de los ladrones y han tenido una curiosa idea: cada vez que se ve a alguien sospechoso merodeando por el pueblo, suena por megafonía la canción ‘Mi carro’, de Manolo Escobar; entonces, los vecinos ya saben que tienen que estar alerta… por si las moscas.
Esta peculiar alarma, se viene usando desde hace años en pueblos del sur de la provincia, como La Puebla de Valverde y Manzanera; Cella, al norte de la capital, la adoptó hace un par de años. Parece ser que tan buen resultado ha dado que un pueblo de Huesca, Gurrea de Gállego, también se ha decantado por tan peculiar método. Teruel tiene mucho que enseñar.


martes, 3 de enero de 2017

Sigo igual



Ya ha comenzado el nuevo año… ¿y? Pues nada, todo sigue igual. Mi vida es la misma que en 2016.
No entiendo esos memes insustanciales y repetitivos en los que se desean toda suerte de buenos deseos para el año en el que entramos. Que sí, que sí… que ya me he enterado. Pero no, hace falta decir cientos de veces, con otros tantos dibujos, que se desean los mejores deseos. ¿Acaso voy a pensar mal de alguien que no me mande sus bendiciones para los próximos 365 días? ¡Qué pena no dormir y despertar a partir del 15 de enero!