martes, 27 de septiembre de 2016

Molinos de viento


Siempre me han fascinado los molinos de viento… no sé porqué. Ese interés se agudizó, como no, después de leer por primera vez el Quijote. Tengo que confesar que uno de los mayores placeres que he tenido ha sido leer apoyado en un molino… el capítulo (entre otros) es obvio.
Pero, ¿cómo funciona un molino? Una obra de ingeniería digna de admiración.



martes, 20 de septiembre de 2016

Micro XI


Algo falló… yo tendría que haber sido aprendiz de todo y maestro de nada en algún pueblo de Teruel… para la próxima sin falta.

sábado, 17 de septiembre de 2016

‘Sálvame’ de algunas obras



Recuerdo que en la carrera, creo que era en segundo, tenía una asignatura optativa que se llamaba ‘Interiorismo y decoración’. Como su nombre indica, consistía en hacer distribuciones de una vivienda y decorarla… poner un tipo u otro de suelo, de pintura, de mobiliario, etc. Era una asignatura que la mayoría de gente que se la cogían eran chicas, había pocos chicos. Por otra parte, estaba ‘Ampliación de instalaciones’ (que fue la que yo elegí), también optativa, que era elegida mayoritariamente por chicos.
No sé porqué, pero flotaba en el ambiente que la primera era más dirigida a mujeres y la segunda a hombres… será por eso del supuesto gusto que tienen las mujeres para la decoración. Incluso algunos, los que iban más allá, decían que “era una asignatura que sólo servía para poner jarrones, colgar cortinas y elegir tapicerías de muebles”.
Después de lo que acabo de contar, quiero referir que en las obras hay mujeres que son muy buenas profesionales. Me estoy refiriendo, naturalmente, a las que forman parte de alguna dirección facultativa, ya que hasta la fecha no he visto a ninguna mujer manejando una hormigonera, poniendo ladrillos o haciendo cualquier otro trabajo que se haga en la construcción propiamente dicha.
Excepto en la dirección facultativa, cuando he visto mujeres visitando obras es al ir a ver el resultado final, a pocos días de entregarse la obra. Me maravilla el ojo avizor que tienen, ya que son capaces de no poner un pie durante los meses que dura el trabajo, pero una vez puesto el primero tienen un sexto, séptimo y hasta octavo sentido para ver el más mínimo error. Es increíble. Recuerdo un caso en concreto. El marido iba casi todos los días a ver como avanzaban los trabajos y salía satisfecho; dos días antes de entregarse la obra, fue con la mujer y no había dado dos pasos ya había visto ‘cosas’ que no había visto ni su marido, ni la dirección facultativa, ni los trabajadores que estaban allí todos los días… Daría lo que fuera por haber visto la antigua vivienda de ese matrimonio.

martes, 13 de septiembre de 2016

Mirage


¿Topicazos? Es posible…


sábado, 10 de septiembre de 2016

El País del Quijote



Porque España no es solamente flamenco, toros y playa…
Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana y El Toboso conforman el País del Quijote, el alma de La Mancha.
Un viaje donde la ficción y la historia serpentean por el mismo camino, conocido como El País del Quijote’ es un espacio para vivir la experiencia de la aventura quijotesca.
El protagonista no es sólo el territorio, los paisajes, ni los escenarios o los objetos. Tampoco se trata únicamente de la figura literaria de don Quijote, también cobra gran importancia el autor de la obra, Cervantes, puesto que tiene gran vinculación con este territorio. Volveré.



Y era verdad que por él caminaba”. (Capítulo II)

martes, 6 de septiembre de 2016

Las canciones del verano


Creo que hace años estaba más extendido eso que se conocía como ‘canción del verano’. Un ritmo que era himno obligado en cualquier fiesta de pueblo, pub o discoteca que se preciara. Sinceramente, desde hace algunos años creo que cuesta más elegir esa letra por la que puede ser recordado un verano. Sin embargo, este año yo tengo no una sino dos ‘canciones del verano’.
La primera, y fue porque es la que primero escuché, es ‘Cómo te atreves’, de Morat. Recuerdo que la escuché un día que volvía a Andalucía. En el coche, la emisora que más me ha gustado escuchar ha sido RNE Radio 5, cuya programación es mayoritariamente de noticias. Pero era época electoral y estaba harto de tanto politiqueo, así que puse Cadena Dial y en la provincia de Albacete, a la altura de Robledo, comenzó a sonar…


La segunda es ‘La bicicleta’, de Carlos Vives y Shakira. La escuché pocas fechas después de la primera. Creo que fue en un viaje en el que iba a Sevilla. Esta me recuerda a tortellinis después de una mañana de playa y a manguerazos de agua con gel de ducha caliente por el sol en un patio de la calle Sierpes… en El Puerto de Santa María.


sábado, 3 de septiembre de 2016

Vergüenza valenciana


En primera parte de la más grande obra de la literatura universal, don Quijote y Sancho se encuentran con unos cabreros que los agasajan con comida y les invitan a que pasen la noche con ellos. Es en ese instante, cuando el ingenioso hidalgo, suelta un discurso sobre ‘la edad de oro’, refiriéndose a mejores tiempos pasados.
Esto, que no tiene nada que ver con lo que voy a tratar, bien me sirve de introducción. No hace falta explicar lo que puede significar esa terminología, ya que su propio nombre indica esplendor, riqueza… Pues bien, particularizando en la Comunidad Valenciana, o, por concretar más, en Valencia, también hubo tiempos esplendorosos. Ponerme a nombrar los grandes personajes en cualquier disciplina que ha habido en la terreta sería algo muy largo a la par que injusto, ya que siempre me dejaría a alguno. No cabe duda que la época actual no puede definirse como de oro.
Mi tierra de nacimiento (que no de sentimiento) comenzó a degenerar hace 20 años, cuando el PP ganó las elecciones y los sinvergüenzas se instalaron las instituciones legitimados por las urnas. En dos décadas, les ha dado para mucho: se han encargado de enfrentar a los valencianos con cuestiones absurdas del idioma; han arruinado la seña de identidad valenciana: la agricultura; han especulado urbanísticamente todo lo que han podido; han saqueado las arcas públicas hasta no dejar ni las telarañas… resumiendo: han convertido a la Comunidad Valenciana en la región más corrupta de Europa occidental y han conseguido que algunos nos avergoncemos de decir que somos valencianos.
Pero el pueblo valenciano, que ha degenerado en lo vergonzoso, también lo ha hecho a la par en lo ridículo. Este verano, paseando por Valencia capital me encontré en las tiendas que venden recuerdos lo que muestro en las fotografías: trajes de gitana para las féminas y figuritas ataviadas con la misma vestimenta, es decir, el típico traje andaluz como si fuera valenciano y hasta un espectáculo flamenco… ¡cabe mayor vergüenza! En lugar de promocionar lo auténtico valenciano, es decir, las mismas tonterías de siempre -paella y fallas- se promocionan tradiciones de otra tierra que nada tienen que ver con Valencia. Lo peor es que los turistas extranjeros lo compraban. ¿Alguien se imagina que en Galicia o en Andalucía vendiesen muñecas y trajes de fallera? Pues eso.
Los valencianos, entre los que me incluyo por la parte que me toca y no puedo renunciar aunque quiera, hemos perdido el sentido del ridículo, de la dignidad, de la decencia, de la vergüenza y cualquier otro que me deje. ¿Qué se puede esperar de una región que, como he dicho al principio, lleve 20 años votando al PP? Si defendías lo auténtico valenciano te tachaban de separatista. Había que ser español: toros y flamenco. Alguna vez me ha pasado (hace años) estar en la capital, hablar valenciano y alguien decirme que hable castellano, que eso es ‘de pueblerino’. Casualmente, quien me lo dijo era de padres de Albacete que emigraron con los suyos siendo muy niños; lo que llamamos ‘churros’ y en Cataluña ‘charnegos’. Si don Vicente levantase la cabeza...