sábado, 29 de junio de 2019

sábado, 22 de junio de 2019

La Restauración


Caricatura de Cánovas y Sagasta

La restauración del último cuarto del siglo XIX no solamente fue una vuelta a la Monarquía, sino la implantación de un nuevo modelo en el que dos grandes partidos políticos se alternarían en el poder en el que influía la manipulación electoral y los caciquismos.
Y detrás de todo ello, como artífice y principal impulsor, estaría la figura de Antonio Cánovas del Castillo, que se apoyaría en la figura de Alfonso XII para traer de regreso a la dinastía de los Borbones y levar a cabo un proyecto en el que se asegurase relativa estabilidad política a través del ‘turnismo’ o, lo que es lo mismo, la alternacia en el poder del Partido Liberal-Conservador, liderado por el propio Cánovas, y el Partido Liberal, con Mateo Práxedes Sagasta y de tendencia más ‘progresista’.
A pesar de haber pasado más de un siglo no hemos cambiado tanto. Es cierto que no es el mismo contexto, pero estoy seguro de que a más de uno le sonará aquello, ya no sólo de dos grandes partidos, sino de la eterna pugna entre grandes facciones, entre grandes grupos, la bipolarización de la sociedad española, etc.
Pues nada. La Restauración ha vuelto. La debacle de Unidas Podemos nos ha devuelto a un bipartidismo, aunque ahora tenga otra apariencia. Todo ha cambiado para que nadie cambie.
El PSOE parece que se ha recuperado, la derecha se ha dividido para contener su hemorragia y la nueva política que venía a revolucionarlo todo ha terminado involucionando hacia la vieja izquierda irrelevante y dividida de siempre. Los sociatas le piden al partido del Ibex que les levante el veto, el franquismo sin máscaras obtiene representación y el PP con sus peores resultados, aparentemente, salva los muebles.
Y justo ahora el Campechano anuncia que se aparta definitivamente de la vida pública. Muy oportuno y simbólico. Ya vuelve a estar todo en su sitio, ya puede irse tranquilo. Ha dejado al niño colocado y recolocados a los partidos que aseguran la continuidad del sistema, mientras las mareas que venían a desbordarlo se retiran sin hacer ruido.
Unidas Podemos ha perdido gran parte del poder autonómico y la fuerza para exigirle al PSOE entrar en un gobierno progresista. La famosa ventana de oportunidad que se ha ido estrechando elección tras elección, se ha cerrado de golpe, rompiéndose en pedazos. La tendencia de la izquierda sería coger los cristales rotos para cortarse las venas o apuñalarse entre sí. Ya está pasando. Dirigentes y votantes se echan las culpas unos a otros. No aprenden que es precisamente eso lo que ha llevado hasta aquí, que no hay un único causante sino una responsabilidad compartida, mezcla de personalismos y cainismos, falta de pluralidad y pérdida de transversalidad.
No obstante, estoy esperanzado y sigo pensando que hay una ola de cambio; quiero pensar que es así. Tienen cuatro años para hacerla crecer o acabar de hundirla.
Esperanza.

martes, 18 de junio de 2019

Novia a la fuga


Tiene que ser una gozada cerrar los ojos, pensar dos segundos, decir que sí y salir disparado dejando a todos con un par de narices.
De vez en cuando hay que hacer cosas por las que merezca la pena vivir.
El reloj queda en casa y el viento en la cara… pero… a veces la libertad, nuestra libertad, solamente alcanza un radio de x kilómetros.
Imagina… Imaginemos… esta noche es nuestra… mañana ya será otro día.


martes, 11 de junio de 2019

Cruzando el Rubicón



Alea iacta est. También podría haber dicho Aut Caesar aut nihil, utilizada en el mismo acontecimiento histórico cuando Julio César, desafiando al Senado Romano, cruzó el Rubicón y se enfrentó a Pompeyo. Las tropas de César derrotaron a las de Pompeyo y acabó, de esa forma, la República Romana, agonizante desde hacía casi un siglo, y dio paso a la época del imperio.
Ahora me toca a mí cruzar el Rubicón

sábado, 8 de junio de 2019

Una gran historia de amor en Soria


Un excelente artículo que ha aparecido en La Vanguardia y que, por su sencillez, capacidad de síntesis y emotividad quiero conservar. Así fue, ni más ni menos. Los años de Soria del poeta fueron los más felices de su vida y eso se refleja en su producción literaria, bajo mi punto de vista, su periodo más memorable.

***

Una gran historia de amor en Soria

Plaza Mayor, Soria

Durante cinco años, entre 1907 y 1912, el poeta sevillano Antonio Machado residió en Soria. La capital castellana resultó decisiva en su trayectoria literaria y para su peripecia personal: allí escribió el libro Campos de Castilla y allí conoció y contrajo matrimonio con Leonor Izquierdo, su gran amor. Solo la prematura muerte de esta indujo a Machado a abandonar la ciudad. Más de un siglo después, todavía es posible revisitar algunos de los lugares que marcaron su estancia.
Machado llega a Soria en mayo de 1907. Tiene 32 años, goza de prestigio en los círculos literarios —acaba de publicar Soledades. Galerías. Otros poemas— y es el nuevo catedrático de lengua francesa en el Instituto General y Técnico local, después de aprobar las oposiciones. Se aloja en una pensión, en el número 54 de la calle del Collado. El curso escolar está en la recta final, y Machado propone al director del centro que lo complete su suplente para no perjudicar a los alumnos. Así lo acuerdan y Machado regresa a Madrid, donde pasa el verano.

Calle El Collado, una de las principales de Soria

Cuando llega octubre, Machado se instala en Soria, en la misma pensión, dispuesto a asumir sus responsabilidades laborales. Dos meses después, la propietaria de la casa de huéspedes la cede a su hermana, Isabel Cuevas, quien la dirigirá junto a su esposo, Ceferino Izquierdo, y sus tres hijos. Machado conoce así a Leonor, la hija mayor del matrimonio, una niña de catorce años muy trabajadora y risueña, dotada con el entusiasmo de vivir que a él le falta a veces. El establecimiento se traslada al número 7 de la calle Estudios, en la esquina con la Travesía Teatinos. Aunque la pensión ya no existe, una placa en la fachada del inmueble recuerda su presencia.

Antonio Machado y Leonor

La docencia absorbe poco a Machado: solo es responsable de dos clases, con ocho y siete alumnos cada una. Testimonios de la época hablan de un profesor amable y bien intencionado, que se esfuerza para que los niños aprendan a pensar. Aquel centro de enseñanza aún pervive en el mismo edificio, un antiguo convento de jesuitas del siglo XVII, y sigue dedicado a la educación secundaria. Hoy lleva el nombre de IES Antonio Machado. Conserva intacta una de las aulas donde él dio clase, así como la documentación académica que dejó como profesor. En el exterior del edificio hay dos esculturas que representan al poeta. Una es un busto en bronce, creado por Pablo Serrano en 1982; la otra, una figura de Machado sentado, creada por Ricardo González Gil en 2010.
La actividad docente deja mucho tiempo libre a Machado, que él dedica a arrimar el hombro: da clases gratuitas a obreros en la Escuela de Artes y Oficios. También pasea y escribe. Una de sus caminatas preferidas discurre junto al río Duero, entre el monasterio templario de San Polo y la ermita barroca de San Saturio, construida sobre unas cuevas que acogieron a anacoretas en los tiempos antiguos. El paseo avanza a lo largo de poco más de 1 km, entre álamos y chopos con las cortezas grabadas por parejas de enamorados.

Monasterio de San Polo, Soria

De vuelta de sus recorridos, Machado se detiene en el Casino Numancia —hoy rebautizado Círculo de la Amistad—, donde lee el periódico y participa en tertulias. El establecimiento está en el número 23 de la calle Collado y merece una visita, es muy bonito. Si acuden, no se pierdan el Museo de la Casa de los Poetas que hay en la tercera planta. Como curiosidad, el mismo casino fue frecuentado una década después por Gerardo Diego, quien solía tocar un piano Steineway & Sons de 1872 aún presente en el local.
El interés de Machado por Leonor se ahonda cada vez más, y ella le corresponde. Pronto entablan relaciones, y Machado pide formalmente su mano. La familia tiene dudas lógicas por la diferencia de edad, pero acaba delegando la decisión en la niña. Se casan el 30 de julio de 1909; Antonio tiene 34 años, Leonor, 15. La ceremonia se celebra en la iglesia de Santa María La Mayor y asiste el claustro de profesores al completo. Cuando los novios salen del templo diversas personas se burlan zafiamente de ellos.

Iglesia Santa María la Mayor, Soria

Junto a la iglesia, otra creación del escultor Ricardo González Gil evoca a la pareja. Hecha en bronce, se basa en una fotografía de la boda en la que Machado aparece sentado en una silla, mientras su mujer permanece de pie a su lado, con las manos sobre los hombros del poeta. González ha dejado la silla vacía para que los paseantes la ocupen. La instalación se conoce popularmente como ‘El rincón de Leonor’.
A pesar de algunos pronósticos, la pareja es dichosa. La madre de ella les prepara una casita en el número 4 de la calle Estudios, aunque apenas la utilizan: Machado comprende que Leonor es más feliz entre los suyos. Los recién casados, personas religiosas, acuden los domingos a misa en la iglesia de Santo Domingo. En septiembre de 1910, Machado emprende un viaje para conocer más a fondo su tierra de acogida. Junto a unos amigos, se desplaza a Cidones en coche. Desde allí sigue a pie hasta Vinuesa y a caballo hasta Covaleda, camino de los Picos de Urbión y del nacimiento del río Duero. Una tormenta los sorprende en las alturas y descienden a la Laguna Negra de Urbión. La vivencia inspirará su romance La tierra de Alvargonzález.
Machado pide una beca de ampliación de estudios al Ministerio de Instrucción Pública, que se la concede. El matrimonio se traslada a París en enero de 1911 para mejorar su conocimiento del idioma francés. Hasta que, en julio, Leonor vomita sangre. Hospitalizada, le diagnostican tuberculosis. Los doctores recomiendan a Machado que la instale en un lugar con el aire limpio y seco. Ninguno mejor que Soria, adonde regresan.

Ermita de Nuestra Señora del Mirón, Soria

Machado alquila una casita cercana a la ermita del Nuestra Señora del Mirón. El poeta extrema los cuidados, pero su esposa se siente cada vez más cansada e indispuesta, empeora a ojos vista. En abril de 1912 se publica Campos de Castilla. El 1 de agosto de ese año, Leonor fallece. El funeral se oficia en la misma iglesia de Santa María La Mayor que formalizó su enlace apenas tres años antes. La entierran en el cementerio de El Espino. Su tumba tiene una sencilla lápida de mármol con un minimalista epitafio: “A Leonor, Antonio.” Curiosamente, una pared cercana sostiene un buzón identificado como de Leonor Izquierdo. Quienes lo desean, depositan cartas y poemas dedicados a la esposa de Machado. En el cementerio de Coulliure, donde descansa el poeta, existe otro buzón similar, este con su nombre.
Durante ocho días, Machado visita la tumba de su esposa fallecida. Después abandona esa Soria que tanto amó, pero que le resulta insufrible sin la compañía de Leonor. Se encaminará a Baeza (Jaén). Años después recapitulará su paso por Soria como la época más satisfactoria de su existencia: “Si la felicidad es algo posible y real –lo que a veces pienso–, yo la identifico mentalmente con los años de mi vida en Soria y con el amor de mi mujer”.
Antonio Machado solo volvió una vez a la ciudad: fue el 5 de octubre de 1932, a raíz del homenaje que los sorianos le dedicaron y de su nombramiento como hijo adoptivo. El acto tuvo lugar en uno de sus lugares más queridos: la ermita de San Saturio, en cuya plazoleta una placa recuerda el evento. Desde entonces, el paraje es conocido como ‘El Rincón del Poeta’. Machado no visitó la tumba de la que había sido su mujer.

martes, 4 de junio de 2019

El conejo blanco


Ayer me confirmaron el encargo de un proyecto de reforma de un local para montar una lavandería.
Debo hacer la memoria constructiva, el pliego de condiciones, el plan de control de calidad, la gestión de residuos, el estudio básico de seguridad y salud y, quizá, algún plano.
Y... todo para mañana…
Y... no llego...
No tengo tiempo…
Vuelven las ‘noches blancas’, como los junios de antaño.


sábado, 1 de junio de 2019

Una semana de catastróficas desdichas de Marino Baler



No cabe duda que esta semana pasará a mi historia personal. Hay fechas que nunca se olvidan y esta semana ha ocurrido un hecho que no quiero relatar, pero que jamás podré olvidar.
Esta catastrófica semana comenzó el lunes, a primera hora, cayendo mi móvil de las manos y rompiéndose la pantalla, y, se supone que, ha finalizado esta mañana cuando, en mi tradicional lectura de periódico los sábados, he querido hacer el autodefinido y ya estaba medio hecho. He puesto que ha finalizado esta mañana porque no tengo intención de salir en lo que queda de día y, por supuesto, ni mañana tampoco; ya puede haber una alerta peor que la de Chernobyl que un servidor no se moverá de casa. Las últimas, aproximadamente, 123 horas pasarán a mi historia personal y no por nada que me hubiera gustado.
Definirla mala creo que sería darle un calificativo demasiado generoso. Si tuviera que compararme con Lemony Snicket éste llevaría un trébol de cuatro hojas en la solapa.
Es curioso, pero durante los últimos años el mes de mayo nunca me ha sido favorable y los acontecimientos van sucediéndose al mismo tiempo que Helios se acerca irremediablemente hacia el día 31.
Ya lo dijo Scarlet… “después de todo, mañana será otro día”… y otra semana.