martes, 31 de mayo de 2016

Repita conmigo: Venezuela



Se podría adornar de muchas maneras y darle las vueltas que quisiéramos. Aunque el fondo sería el mismo, la manera de expresarlo creo que no lo mejoraría, por lo tanto, si una cosa sirve y lo que se añada no mejora el contenido, ¿para qué alterarlo? Esto es un texto de Javier Gallego Crudo que he leído hace unos días en eldiario.es. No tiene desperdicio. Ni una coma, ni una letra de más ni de menos.

Venezuela tiene una situación crítica pero como tantos países que aquí no interesa denunciar porque no sirven como arma arrojadiza contra la izquierda. Es el mantra con el que nuestro régimen atemoriza y adormece al votante, el charco en el que chapotean PP, C's y, en parte, el PSOE, para salpicar a la confluencia y tapar las vergüenzas de aquí con el barro de allá.
Nuestro problema no es el paro ni la corrupción ni los desahucios ni la pobreza ni la desigualdad ni las subidas de impuestos y de la luz o el gas ni el independentismo catalán ni los recortes sociales y de libertades ni la emigración de los españoles al extranjero ni siquiera la crisis de los refugiados, nuestro problema es Venezuela. La derecha española ha empezado la campaña para elegir al gobierno de España hablando del gobierno venezolano que es la forma de hablar mal de Podemos sin esforzarse. Aún no han conseguido que los españoles lo incluyan en la lista de sus preocupaciones, pero no será porque no lo estén intentando.
Primero salió Rajoy a hacer un alegato por las libertades de los opositores venezolanos perseguidos por Maduro y, aunque es un presidente en funciones, les prometió concederles la nacionalidad española por procedimiento de urgencia. Es de un cinismo atroz que hable de derechos humanos y libertad de expresión el presidente que ha promulgado las leyes mordaza en España y sólo ha acogido a 18 de los 17.000 refugiados a los que se comprometió a dar asilo ante la Unión Europea. Al PP le importan tanto los derechos humanos en Venezuela como en Siria, o sea, nada, pero le conviene utilizar a los opositores venezolanos, como a las víctimas de ETA, para sacar tajada electoral y atacar a Pablemos. Vomitivo pero cierto.
No se ha querido quedar atrás Albert Rivera, que ve cómo pierde comba en su disputa por el voto de derechas, y ha anunciado que se va a Venezuela a defender a la oposición del régimen chavista. Aquí en España, sin embargo, el pasado abril Ciudadanos votó junto al PP en contra de derogar las leyes mordaza y pidió sólo reformarlas. No le hemos visto manifestarse contra la represión de la protesta en nuestro país, tampoco contra la cárcel ilegal de Guantánamo o en defensa de los miles de presos políticos en todo el mundo, pero allá que se va a Caracas en plan libertador.
Aunque ahora tiene un perfil bajo con esta cuestión, el PSOE también entró al trapo, si bien dividido, como de costumbre, por sus distintas almas. Pedro Sánchez siguió la línea marcada por Felipe González de defensa de la derecha opositora venezolana, pero Zapatero que va por libre, se ha ofrecido a Maduro, en plena campaña electoral española, como mediador del conflicto en Caracas, metiéndose en un charco que Ferraz ahora no quería pisar. Éste es el caso. Venezuela es un charco en el que chapotear para salpicar a los podemitas y tapar las vergüenzas de aquí con el barro de allá.
No comparto la admiración casi mesiánica de algunos fundadores de Podemos por Chávez pero mucho menos la demonización del chavismo, que redujo drásticamente la pobreza, la desigualdad y el analfabetismo, como reconoce hasta la ONU. Es cierto también que hoy Venezuela tiene graves problemas de inseguridad y suministro y que organizaciones de Derechos Humanos han denunciado violación de libertades del gobierno de Maduro, pero no lo es menos que la derecha antichavista está removiendo las ascuas para provocar un incendio, incluso una guerra civil, ayudad por el fuelle que azuzan partidos y medios españoles que intoxican todo lo que viene de allí.
Este mismo fin de semana, el opositor Henrique Capriles, decía en El País, que la conflictividad en las calles podría obligar al ejército a derrocar al gobierno elegido democráticamente en unas elecciones legitimadas por observadores internacionales. No es la primera vez que llama a un golpe de Estado en un país en el que –recordemos- la oposición ganó la Asamblea Nacional también en las urnas. Venezuela tiene una situación crítica pero como tantos países que aquí no interesa denunciar porque no sirven como arma arrojadiza contra la confluencia.
Por eso se ha redoblado la estrategia venezolana, porque ahora sí que temen que la izquierda pueda gobernar en España. El fantasma de Stalin queda demasiado lejos, así que la nueva amenaza roja es Maduro. Es el mantra con el que nuestro régimen atemoriza y adormece al votante. Cuando a usted le preocupen la corrupción, el paro, la desigualdad, la pobreza, los refugiados o la emigración en España, repita conmigo: Venezuela.

sábado, 28 de mayo de 2016

Vuelvo... deseada patria



Esta semana he tenido la oportunidad de ‘escaparme’ unos días a Zaragoza. Siempre digo que soy valenciano de nacimiento, pero aragonés de corazón... porque el mundo es algo más que el lugar en el que uno ha nacido. Yo, que comenzando mi adolescencia, jamás pensaba salir de mi pueblo, me ha ocurrido con esta tierra como a Machado, un sevillano en Soria, cuando escribió en Campos de Soria...

Me habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de ella?

Asimismo, también he recordado cuando don Quijote y Sancho vuelven a su aldea y ocurrió lo siguiente...
Con estos pensamientos y deseos, subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea, la cual vista de Sancho, se hincó de rodillas y dijo:
-Abre los ojos, deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho Panza tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los brazos y recibe también tu hijo don Quijote, que, si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo, que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. Dineros llevo, porque si buenos azotes me daban, bien caballero me iba. 

Siempre conmigo... siempre contigo...

martes, 24 de mayo de 2016

El arte de habitar



En ocasiones debemos dedicar una parte de nuestra atención para precisar el significado de las cosas, detenernos un instante y analizar con detalle lo que nos rodea. El lenguaje, a fuerza de ser mal empleado en los sustantivos, acaba confundiendo conceptos y alterando incluso de manera de pensar. La vida es un acto complejo y variado que abarca cuanto somos, no es posible encontrar un único lugar para eso, nuestra vida es pensamiento y materia, sentimiento, tiempo y paisaje, ningún lugar puede pretender cobijarla toda. Por ello, podemos afirmar que no es lo mismo vivir que habitar, de la misma forma que no es lo mismo oír que escuchar.
Una cosa muy distinta es el habitar como parte del vivir, no hay en nuestro idioma una palabra que logre circunscribirse a ese acto restringido, aunque intenso. Además, el consumo se ha ocupado que el habitar haya dejado de ser un acto poético para convertirse en mercantil, la vivienda ha pasado a ser un anhelo para la gran mayoría de la gente.
Hace unos cien años, casi nadie sabía lo que era una vivienda; todo el mundo, en cambio, llamaba habitación a su sitio familiar de habitar, habitaciones o, simplemente, casa. Hoy, esas palabras se han perdido como tal, la antigua etimología que primigeniamente tenían ha sido sustituida por otra distinta, queda la palabra por tradición, pero se ha perdió el significado por sistema. Luego vino la equivalencia entre cuarto y habitación, cuando al lenguaje le pareció más elegante confundir término que se refiere al sitio de uno con el de todos; fue entonces cuando las habitaciones dejaron de ser el lugar colectivo de habitar. Lo de la vivienda es reciente, surgió cuando la gente comenzó a notar que el habitar se estaba convirtiendo en el empeño más costoso de su vida.
Incluso de una manera oficial, las gentes que se ocupan de poner orden en el acto de habitar se llaman a sí mismos Ministerio de la Vivienda, en lugar de adoptar el hermoso nombre de Ministerio del Habitar. Paradojas de nuestro lenguaje. Seguramente todo cambiaría entonces, quienes especulan con las viviendas tal vez no se encontraran ya tan cómodos manipulándolo todo. Es indispensable en España recuperar, si alguna vez lo tuvimos, el camino de la poética. Casi todos nuestros problemas son en extremo prosaicos, nada conseguiremos si continuamos llamando a las cosas por otros nombres.
Por eso, tal vez debamos recuperar el concepto del arte de habitar como algo indispensable dentro del arte de vivir. Y, si a eso añadimos la necesaria poética de lo solidario, encontraremos pronto la respuesta a la necesidad social del habitar con dignidad.

sábado, 21 de mayo de 2016

Negreros del siglo XXI



Juan Rosell, presidente de la CEOE en este siglo XXI, en un alarde de primitivismo y, porque no decirlo, de sinceridad, se ha traslado a siglos atrás para explicarnos cuál es su concepto de lo que tendría que ser nuestro sistema laboral. El presidente de los patronos ha manifestado que: “Tener un trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX”. Ya puestos… la cobertura del trabajador, el pacto social y todo lo que hace de una sociedad algo mejor que la actual. La explotación laboral es un hecho de nuestro tiempo y desde la presidencia de la CEOE se apuesta porque ese modelo no decaiga; es más, se podría pensar que Rosell sueña con que vuelva a utilizarse el término ‘negrero’, si no estuviera tan mal visto, en lugar del de ‘empresario’.
Supongo que el modelo de Rosell es la eliminación de los derechos de los trabajadores y, en un futuro, la posibilidad de que los profesionales puedan ser contratados por horas, por ancho de espalda, por altura o, incluso, que en lugar de revisiones médicas que les miren la dentadura. El contrato fijo cumple una serie de garantías inadmisibles para el jefe de los patronos, cuyo país ideal sería la sociedad descrita en las novelas de Dickens.
La cosa pinta muy mal para el trabajador español. Vivimos unos tiempos en los que prima la especulación y en el que se ha privatizado las ganancias, pero se han socializado las pérdidas. Hoy se asume que la función empresarial a la sociedad es la de crear empleo (sin importar el tipo de empleo) a cambio de pagar menos impuestos.
Tenemos la desgracia que en este país, tan acostumbrados a tirar de patriotismo, no salgan a la palestra grandes empresarios y millonarios exigiendo para ellos mismos un aumento de impuestos, tal y como ocurrió en EEUU, preocupados porque la injusticia de que su carga fiscal sea mucho menor que la de sus trabajadores y preocupados por la alarmante desigualdad y sus consecuencias. En este país abundan los sinvergüenzas; los hubo en el siglo XIX, XX y los hay en el XXI. Los avances en derechos sociales y laborales siempre les han provocado urticaria.

martes, 17 de mayo de 2016

¡Qué vienen los comunistas!


El PP ya ha comenzado su campaña electoral. Una campaña centrada en el miedo al grito de “¡qué vienen los comunistas!” ¡Qué mal tienen que estar para decir semejante profecía apocalíptica!
A estas alturas, ¿qué decir de ese partido que ha convertido a España en la vergüenza de Europa por culpa de los casos de corrupción? Es que a mí, sinceramente, a estas alturas hablar (en este caso escribir) del PP me produce una mezcla entre aburrimiento, desprecio y asco.
A pesar de todo, confieso que de vez en cuando suelo ver ‘El cascabel’, ese programa de 13TV, la cadena de televisión de extrema derecha, en el que salen periodistas afines a la derecha rancia, elitista y retrógrada (permitidme las redundancias). Estos me producen gracia, ya que parece que compiten entre ellos a ver quién es más ignorante o más facha (permitidme, de nuevo, la redundancia). Cuando dicen frases referidas a Podemos, o a la izquierda en general, del tipo: “La gente tiene que saber esto…”, “tenemos que decirle a la gente que…”, “que el votante sepa que…”, “lo que se nos viene encima si éstos ganan es…” y todo tipo de frases apocalípticas, alguien que tenga dos dedos de frente es imposible que se los tome en serio.
Pero bueno… supongo que en las próximas fechas escucharemos más predicciones catastróficas.
Y ya que estamos… he escuchado La Internacional… hacía tiempo que no la escuchaba ni me emocionaba tanto. Solamente hay que escuchar la letra para entender el miedo de la derecha. Para ellos es mejor el brazo en alto acompañado de un ‘Arriba España’. Yo tengo claro con lo que me quedo.


sábado, 14 de mayo de 2016

Lava



martes, 10 de mayo de 2016

Turistas domingueros



Por sus fotografías los conoceréis”. Esta frase distorsionada bien podría aplicarse a los turistas que se pueden ver en cualquier lugar que merezca la pena ser visitado.
En mi anterior entrada, decía que solamente me gusta fotografiar monumentos y edificios, ya que, entre otros motivos, es lo que me mueve mi interés por un lugar. Tener fotografías con algo que tenga un valor histórico y/o arquitectónico y poder mirarlas ampliadas en el ordenador es algo que me entusiasma.
Ahora bien, eso no siempre es posible. Hay un tipo de turista, de ahí mi primera frase, que le importa un huevo el monumento, lo que le importa es dejar constancia de que ha estado en el lugar y, por ello, no duda en posar delante, al lado, arriba o abajo para demostrar que ha estado ahí cuando enseñe las fotografías.
Y, lógicamente, cada cual tendrá su opinión. La mía es que se trata de gente a la que ni fú ni fa lo que está viendo; se creen tan importantes como para aparecer en un primer plano delante de algo que lleva cientos de años. A mí, la verdad, es que me da igual… allá cada cual con su ignorancia si prefiere perder el tiempo creyéndose un monumento sustituyendo al verdadero. Lo que realmente me molesta y me irrita es que el/la susodicho/a se coloquen, busquen la mejor postura, sonrisa, gesto… mientras yo tengo que esperar si quiero fotografiar algo que merece la pena por sí mismo y que otros usan como mero decorado… sin saber lo que están viendo… ni falta que les hace saberlo, forman parte de un turismo ignorante que solamente se limitan a decir “que bonito…”, “me gusta…”, “hazme una foto…”.
Donde más veces me ha pasado esto es en la fuente del Torico, en Teruel. Los turistas domingueros se apoyan en la fuente para que otro les saque fotografías como si fueran modelos de pasarela (nada más lejos) y, mientras, tengo que esperar si quiero tener lo que realmente me importa: la fuente.
Y ahora, para más inri, faltaban los ‘palos selfie’… turistas domingueros.

sábado, 7 de mayo de 2016

Navarra


La fotografía… considerada por muchos como un arte. Tengo que reconocer que a mí no me gusta, no soy de esos que van siempre con la cámara pegada buscando un instante para inmortalizar. Mis fotografías son más bien para guardar lugares que visito, monumentos, detalles…
No creo en la fotografía más allá de lo que uno ve; no creo, por ejemplo, que sea como la poesía. Alguien puede leer poesía y sentirse identificado. Esa poesía puede abarcar un sinfín de sentimientos y percepciones que están incluidas en letras. Con la fotografía sólo es eso, un instante, una imagen… y ya.
Hace unas semanas estuve en Navarra. Hace algunos años solía ir bastante por allí… ahora ya hacía mucho tiempo que no pisaba esa tierra. Conduciendo miraba el paisaje y volvía a recordar la belleza de esa tierra.
No tuve más remedio que romper mi costumbre de hacer fotografías a catedrales, iglesias y edificios y capturar una pequeña porción de espacio de lo que captaban mis ojos. Por eso no creo en la fotografía… solamente pude atrapar lo que se ve, algo ínfimo comparado con todo lo que es aquel paisaje; el resto… el resto lo llevo transformado dentro de mí en sensaciones de admiración y de belleza. 




martes, 3 de mayo de 2016

El Día de los Trabajadores y de los Golfos



El domingo fue el Día del Trabajo, ¿y? Un día más. Desgraciadamente no cayó en día laboral, ya que, de lo contrario, hubiera sido un día festivo.
Hoy nadie se acuerda de la precariedad de los trabajadores. Mucha banderita y mucha pancarta pero nada de nada. Tal y como está la situación habría para montar una manifestación por semana, ¡ay, aquellos tiempos de Durruti, Ascaso y García Oliver! Por supuesto, al PP no se le ha visto en las manifestaciones, ¿a esos qué se les va a ver? Estarían preparando alguna maldad. Para esta gente, son trabajadores los que tienen unos ingresos mínimos mensuales de 3.000 euros, el resto es escoria, aunque, eso sí, algunos escoria ignorante que les permite mantener su privilegiada situación. Viendo las manifestaciones me preguntaba, ¿cuántos de esos habrán votado al PP? Porque dudo mucho que en España haya gente que tenga unos ingresos mensuales tan altos.
Pero lo que más me llamó la atención y de lo que me enteré es de la última golfería de Cándido Méndez, quien después de cuatro décadas viviendo del sindicato y del sudor de los trabajadores y durante 22 años de secretario general (ahora dice que han sido demasiados), ha recibido de Rajoy la Medalla al Mérito del Trabajo. El Presidente que menos ha hecho por las clases trabajadoras premia al sindicalista que, también, menos ha hecho por las clases trabajadoras. Ahora, hasta el próximo 1 de mayo, guardan las banderas y pancartas y a sestear. Si es que ya lo decía mi abuelo: vivir para ver.