jueves, 28 de agosto de 2008

De narices


La cosa va de narices. Sí, nunca mejor dicho, porque me he propuesto escribir sobre la nariz. Ese saliente que tenemos en la cara que nos sirve para oler y respirar. Posiblemente sea uno de los rasgos más distintivos para referirnos a alguien aludiendo a esa parte de la cara que, junto con las orejas, pueden ser dos elementos identificativos del rostro de una persona.

Narices las hay de muchísimos tipos: aguileñas, perfiladas, salientes, griegas, la típica de boxeador… de tantas formas y tamaños que sería larguísimo enumerarlas a todas. Personalmente, y aunque no sea muy normal, cuando conozco a alguien busco la mejor manera de mirarlo de perfil para ver su nariz. Es en el primer rasgo fisonómico en el que me fijo. No sé, es una costumbre, al igual que hay quien se fija en otras partes, pues yo en la nariz.

Pero, no solamente sirven para oler y para respirar, no. Como he dicho anteriormente, sirven para diferenciarnos unos de otros aludiendo a ella cuando sea necesario. En la historia ha habido personajes cuyo rasgo identificativo era la nariz; se me ocurre, por ejemplo, la de Charles de Gaulle.

También en la literatura han tenido un papel muy destacado, ¿quién no ha oído hablar de Cyrano de Bergerac? Aunque sin duda alguna, una de las narices más importantes en este sentido sea la del archiconocido Pinocho; ese muñequito de madera al que le crecía cuando decía mentiras. Incluso la nariz tiene el honor de que uno de los grandes de la literatura mundial, Quevedo, le dedicase unos versos:

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.


Por supuesto, sirve para referirnos a situaciones cotidianas en las que expresamos cosas refiriéndonos a ella, por ejemplo:
“Estar hasta las narices”, estar harto o cansado.
“Hinchar las narices”, enfadar, molestar.
“Meter la nariz”, inmiscuirse o cotillear.
“¿Donde narices está?”, buscar algo insistentemente hasta casi la desesperación.
“Tocar las narices”, fastidiar.
“Tocarse las narices”, estar sin hacer nada.
“Tener a alguien agarrado por las narices”, estar dominado o en una situación embarazosa.
“No ver más allá de las narices”, ser corto de vista.
“Restregar por las narices”, presumir.
“¡Por narices!”, hacer algo apelando al orgullo.
“Salir de las narices”, porque le da la gana.
“Dar en las narices”, ridiculizar a alguien o también tener una intuición, depende del contexto.
“Tener narices la cosa”, algo inusual y extraño.
Y muchos más comentarios “naricencos” que se nos ocurran.

En fin, como podemos ver a la nariz le podemos dar infinidad de utilidad y usos en nuestra vida cotidiana. Debemos estar orgullosos de nuestra nariz porque como hemos podido comprobar nos sirve para muchas cosas, más de las que creemos. Por ello, no entiendo como hay gente que no está orgullosa de ella y la mutila para cambiarla. Es por este motivo que, cuando leo profanaciones en tan noble parte de nuestro cuerpo como la que ha hecho Letizia hace poco tiempo para cambiar su aspecto estético; pienso que hay gente que no agradece a la madre naturaleza el aspecto que le ha otorgado. En fin, estoy un poco asombrado por este hecho; vale que renuncie a su pasado ¡Pero renunciar a su nariz! Esa facción tan personal suya a cuyo sólo movimiento, cual Elisabeth Montgomery en la serie ‘Embrujada’, tendría lo que quisiera… no lo entiendo. Aunque siempre podremos ver en las fotografías de antaño su original y principesca, consorte nariz. Siempre quedará en la retina de todos esa portada de El Jueves en la que su nariz se veía como un elemento destacado de la misma. En fin, ¿qué más añadir? Pues que la cosa de Letizia tiene narices.

Salud.

P.D. ¿Cuándo narices podremos decidir si queremos República o monarquía?

martes, 26 de agosto de 2008

Premio "Esfera al intelecto y a la filosofía"



La verdad, no sé qué decir que no sean las socorridas gracias. Hace menos de un año que empecé mi aventura por este mundo de los blogs sin más pretensión que la de plasmar lo que siento o lo que pienso. No sé si lo hago bien o mal, simplemente son palabras que voy uniendo con la intención de que signifiquen algo y ¿por qué no? Que la gente pueda leerlas cuando le plazca.

Como ya explico aquí, descubrí un lugar de obligada peregrinación en el ciberespacio. Hace poco tuve la ocasión de conocer a su autor, un juglar de nuestro tiempo que ha sido el que me ha concedido este premio. Viniendo de él es todo un honor. Me imagino que algo estaré haciendo bien cuando lo recibo, no lo sé, pero como dijo mi admirado poeta, al que también quisiera aprovechar la ocasión para rendirle un pequeño homenaje con este premio: “Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción”. Pero aún así agradezco de todo corazón este tipo de gestos.

También creo que es habitual entre los blogueros pasarse unos a otros el premio. En mi caso he de decir que no suelo visitar muchos blogs a excepción del ya mencionado y a partir de los enlaces que tiene leo otros en los que sin tener posiblemente la misma “confianza” me parecen igual de buenos con lo cual me muevo en un círculo muy cerrado. Por ello y aunque quizás rompa las normas, permitirme esta licencia y que os entregue a todos vosotros el mismo premio que merecéis sin ninguna duda.

Así pues, y esto en el sentido más personal, pondré el premio en un lugar visible para compartirlo con todos aquellos que habitualmente soléis leerme pues considero que también es de vosotros

Gracias a todos.

miércoles, 20 de agosto de 2008

El Seis Doble



Existe un diario digital de noticas locales que descubrí hace poco. Se trata de un periódico plural llamado “El Seis Doble” (como la ficha del dominó) donde no solamente escriben los de siempre y los de siempre callan si no que tiene la ventaja de poderse dejar comentarios y poder opinar sobre todo. Un servidor, que tiene no sé si la buena o mala costumbre de callarse pocas cosas, dejó un par de comentarios sobre un tema en concreto y por lo visto al administrador le gustaron y se puso en contacto conmigo, hace pocos días, para ofrecerme ser columnista. Acepté con gusto y hoy han colgado mi primer artículo. La verdad que estoy contento. El periódico apenas tiene un año y medio y en octubre se tiene previsto que cambie el formato y pase a una web mucho mejor estructurada; así que me parece un proyecto interesante.

Quién sabe, a lo mejor consigo antes el Premio Pullitzer que el Pritzker. La vida da tantas vueltas…

lunes, 18 de agosto de 2008

Homenaje a Federico García Lorca

Hoy, 18 de agosto, se cumplen 72 años del asesinato de Federico García Lorca, poeta y dramaturgo. Fue de mañana, al salir el sol. Lo asesinaron junto a Juan Arcollas Cabezas y Francisco Galadí Melgar, dos banderilleros pertenecientes a la CNT, y un maestro republicano, Dióscoro Galindo. No hacía ni tres meses que había cumplido 38 años ¿Su delito? Como dijo su delator, el infame Ramón Ruíz Alonso (padre de las actrices Emma Penella, Elisa Montes y Terele Pávez) fue “por rojo y maricón”.

Nunca se le relacionó con partido político alguno aunque tenía simpatías por la República (basta recordar su teatro ambulante “La Barraca”) y si era homosexual, aunque supongo que en su época no se diría tan abiertamente como hoy.

Recuerdo que, con 14 años, me leí su biografía y sus últimos días los recuerdo con angustia. Mientras lo llevaban detenido por la calle preguntó: ¿Cree usted que me pasará algo?

Su suerte quedó echada cuando le preguntaron a Queipo de Llano que hacer con Lorca: “Que le den café, mucho café”. Esa fue su respuesta.

Solamente 38 años ¿Quién sabe lo que hubiera podido salir todavía de su pluma? Aquellos, que pretendían salvar España nos privaron de saberlo.

Sirvan este poema de D. Antonio Machado para rendirle un merecido homenaje.

EL CRIMEN FUE EN GRANADA
I

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas,
de la madrugada.
Mataron a Federico cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-....
Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-,
en su Granada...

II
EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre;
los martillos en yunque - yunque
y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte.
Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar,
y el filo a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer,
gitana, muerte mía,qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!"
III

Se le vio caminar..
Labrad, amigos,de piedra y sueño,
en el Alhambra,un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Antonio Machado

Con respeto y admiración, poeta.

domingo, 17 de agosto de 2008

Letizia, una princesa desconocida


Se suele decir la frase “que Dios nos pille confesados” cuando se espera una desgracia inminente o un acontecimiento muy desafortunado que nos afectará de algún modo. Pues bien, aunque mis creencias religiosas estén muy lejos de lo que sería un buen católico, en este caso pronunciaré esta frase a la vista de un acontecimiento ocurrido en Pekín con Letizia Ortiz. Como ella no lee este blog no creo que le importe que no la llame Princesa Letizia o S.A.R. doña Letizia Ortiz o ¿futura? Reina de España (obsérvese los interrogantes, siempre hay esperanza de que no).

El hecho, en cuestión, es que en un partido de baloncesto, Letizia, le preguntó a un periodista español a que medio pertenecía otro periodista cercano. Este segundo se identificó diciendo que era de América Latina y acto seguido le preguntó a Letizia a que medio pertenecía ella. Esta sorprendida respondió: ¡Yo soy una princesa! Y, a los segundos, se fue con su príncipe.

En fin ¿qué decir de esto? ¿Qué decir ante estos actos de soberbia y orgullo? Creo que por sí misma con esta contestación se califica, o descalifica. Porque para ser princesa, aparte de serlo por nacimiento, cosa que ella no es, o por trincar al principito de turno, como en este caso, se supone que hay que tener una dignidad, educación, respeto, honor, cultura, etc., etc., etc., para tratar a todo el mundo. No solamente consiste en ponerse modelitos que no están al alcance de cualquiera, en esbozar una sonrisa de joker y en mover la manita de un lado a otro, para saludar a los súbditos, igual que si se estuviesen limpiando cristales. A la vista de todo, simplemente se me ocurre pensar aquello de “lo que la naturaleza no lo da Salamanca no lo regala” y creo que sobran comentarios porque el personaje tampoco da para más.

Así que viendo el panorama y lo que se nos puede avecinar, a la vista de ciertas actitudes, no quiero pensar si siendo princesa, consorte, tiene estas actuaciones, si llega a ser reina, consorte, lo que puede pasar. Acabo con la misma frase que empecé: “que Dios nos pille confesados”.


Salud y III República.

P.D. ¿Sabrá Letizia quién fue María Antonieta? Aparte del peloteo continuo, sus cortesanos, debería hablarle de ella. Esta, sí, de auténtico rancio abolengo.

¡Tendríamos que aprender tanto de los franceses!

jueves, 14 de agosto de 2008

Soy Cacho de...


Un tango. Un tango es lo que más me apetece escuchar ahora. He elegido uno que puede que no sea el mejor, pero es el que quizás más fielmente puede definir mi estado de ánimo en estos momentos, porque creo tengo algo de Cacho. Dicen que si una mujer baila un tango con un hombre que lo sepa bailar esa mujer se enamorará de ese hombre para siempre… yo nunca bailé un tango con ninguna mujer... ni siquiera sé bailarlo. El tango, posiblemente, sea el estilo musical que mejor representa la interioridad de un hombre. Un hombre duro y fuerte ante el mundo pero que desnuda su alma, saca sus sentimientos y emociones acompañadas, en ocasiones, de lágrimas. Sólo eso. No me apetece escribir más. Me apetece escuchar tangos esta noche sentado en el sillón, mientras veo el humo del tabaco elevarse entre la penumbra y lleno mi vaso con un par de cubitos de hielo y Cardhu.


Estoy seguro que habrá más tangos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

De Cenicienta a Trepicienta

A pesar de la crisis galopante que sufrimos tenemos motivos para sentirnos orgullosos. Según la prestigiosa revista “Vanity Fair”, la princesa Letizia es la 2ª mujer mejor vestida del mundo, junto con la esposa del candidato a la presidencia de EE.UU. Barack Obama, Michelle Obama. Eso significa que las mujeres españolas se ven representadas en esta lista pues como tantas veces hemos oído decir los príncipes son como una familia más. Desconozco lo que podrá gastarse Letizia en ropa pero sí que es digno de admirar como una familia más, tal como están las cosas, tenga la maravillosa cualidad de saber elegir bien los lugares en los que compra para que le concedan tan honorable título.

Lo que no decía la noticia eran las tiendas que habitualmente le suministran la ropa. Quizás sea para que al año que viene cualquier española de a pie no pueda quitarle el puesto porque quizás la ropa sea tenga mucho que ver, aunque la percha creo que es lo más importante. Porque de eso, precisamente, y mirándola con ojos de hombre, no creo que Letizia pueda presumir demasiado. Por muy bonita que sea la ropa y por mucho que digan los aduladores acerca de lo elegante y bien que viste siempre se ha dicho que el hábito no hace al monje y en este caso tampoco iba a ser menos aquello de que aunque la mona se vista de seda mona se queda.

La otra noticia relacionada con la princesa y que ya me parece el colmo de los despropósitos, de la sumisión y porque no decirlo también, de la soberbia, es una entrevista que les realizaron a los príncipes (sí, a esa familia como otra cualquiera) y en la que a Letizia le preguntaron si no le gustaría trabajar como periodista en los juegos a lo que ella respondió: “Soy muy feliz siendo princesa”.

Vamos a ver ¿Acaso el estar de periodista sería una bajeza? Pues hasta donde yo sé es a lo que se dedicaba hasta que se casó (la segunda vez). Casi dice por sus obligaciones maternas, por ejemplo. Porque yo supongo que para una mujer ser madre será algo muy importante, independientemente de su profesión. Pero ya que estamos en lo de princesa ¿Qué habría que hacer para serlo? Puesto que se supone que en una sociedad democrática como esta es algo a lo que cualquier mujer podría llegar. En fin después de eso no he oído a ninguna feminista de estas recalcitrantes, que las hay, defender el derecho de la igualdad de la mujer. Siempre salen los mismos palmeros de siempre diciendo lo bien que le sientan los trapitos y lo elegante que viste. Pero bueno, si Letizia es feliz siendo princesa allá ella. Le sirve para vivir del cuento sin dar palo al agua, aún a costa de la dignidad personal y es que todo tiene un precio. Espero que no sea una aspiración entre nuestras féminas pertenecer a una institución anacrónica y desfasada que ningunea a la mujer con la aplicación de la Ley Sálica ¿Esto no lo sabrá la ministra de igualdad? ¿O habría que decírselo? Así que como podemos ver los trapitos no lo son todo, también está la dignidad de cada uno para hacerse respetar, independientemente de títulos. Pero todo queda muy bien al comparar a Letizia con Cenicienta, como también he oído alguna vez ¿O se llamaba Trepicienta? ¿O Trepizia? La verdad que hace tiempo que no leo cuentos pero lo que recuerdo de ese en cuestión es que Cenicienta era una joven doncella, humilde, hermosa, trabajadora… en fin por algo dicen que las comparaciones son odiosas.

Salud.

martes, 12 de agosto de 2008

Reencuentros en el mismo tiempo

Hacía tiempo que no se veían. Por distintos motivos se habían alejado y no habían vuelto a hablar. Pero el reencuentro debía ser allí. No podía ser en otro sitio. El caminaba con paso agitado hacia el lugar acordado. Durante el breve trayecto que quedaba hasta volver a reunirse miles de ideas, recuerdos e imágenes le acompañaban. Al pasar por el viejo puente se paró. Miró al río y sus laterales y en una de esas imágenes vio a dos personas cogidas del brazo paseando río arriba por la margen izquierda. De eso hacía ya mucho tiempo. Siguió caminando.
Al verla no supo cómo reaccionar e instintivamente la abrazó. Le salió así. Por parte de ella el recibimiento fue más frío. Le respondió al abrazo pero quizás no tan efusivamente. Quizás no se esperaba esa reacción. Se la notaba nerviosa, hablaba un poco deprisa y él la miraba de reojo y la escuchaba. Pero le daba la impresión que se encontraba a gusto.
Fueron a comer al mismo sitio de siempre. Parecía todo distinto, pero seguro que ambos sintieron las mismas sensaciones. La comida resultó agradable, hablaban con normalidad. En pocos instantes habían recuperado aquello que parecía que tenían guardado. Se sentían cómodos y eso era importante.
Después de comer fueron al hotel a descansar. Hacía calor y no apetecía nada salir. Ella durmió un rato en una cama. Él la observaba por momentos como dormía. No decía nada. Solamente la miraba y sonreía ligeramente. Estaba contento que ella hubiese aceptado su invitación.
Más tarde salieron del hotel. Fueron a tomar café a un sitio conocido por ellos. Estuvieron hablando durante un buen rato de cosas sin importancia pero se sentían a gusto. Salieron y pasearon, por la calle vieron una persona que ambos recordaban con cariño. Un músico callejero tocando el acordeón. Parece como si todo formase parte de un juego y todas las figuras de la primera vez hubiesen sido colocadas de nuevo para que todo pareciese igual.
Caminaron por las calles. Se sentían a gusto, contentos. Se hacían compañía mutua y eso lo agradecían. Caminado llegaron al río. Allí se sentaron y escucharon el sonido del agua. No hablaban, el río lo hacía por ellos. En aquellos momentos nada podía ser mejor que ese sonido embaucador y lo sabían. Como en un pacto no escrito decidieron callar, mirar el agua y pensar. Solamente ellos saben lo que sus pensamientos les dirían.
Casi al anochecer volvieron paseando al pueblo. Ella con paso acelerado hacía que él protestase. Le hacía gracia y reía, él seguía protestando y ella riendo pero entre sus protestas y las contestaciones irrisorias de ella no había maldad. Era todo muy ingenuo.
Fueron a cenar y todo seguía por la misma senda de tranquilidad y comodidad. Al terminar fueron a tomar un café y cuando salieron iban paseando hacia el hotel cuando escucharon música en la plaza de toros. Decidieron entrar y escuchar el concierto de una banda de rock. No apetecía ir a dormir. La noche acompañaba y se quedaron un rato. Al instante pasó un estrella fugaz ¿pedirían algún deseo? Si fue así solo el tiempo dirá si se cumple o no. La noche era perfecta. No podía tener un mejor guión.
Acabó el concierto y fueron al hotel. Ella se acostó en su cama y él en la suya. La de ella era pequeña, la de él de matrimonio. Mientras ella dormía, él se quedó viendo una película de miedo. Al terminar, estaba un poco asustado y le pidió cambiar la cama para sentirse más protegido. Ella no accedió. Pasó a su cama para dormir con él. Se sentía protegido y seguro por tenerla a su lado y así, poco a poco, durmieron. De madrugada el se despertó, se giró hacia donde estaba ella y la abrazó. Ella le correspondió apoyando la cabeza en su hombro. El se sentía feliz. Era una forma de agradecerle lo bien que sentía por estar allí los dos.
Al levantarse, mientas ella se arreglaba, él quedó con un amigo y al volver salieron los dos a desayunar. Fueron a la misma cafetería de siempre, a la misma mesa, como si el destino se la hubiese reservado para ellos en ese momento. Al salir pasearon por el parque. Eso fue lo único que les faltaba. Un paseo que no habían podido hacer pero que ahora nada podía impedirlo. Se sentaron un rato a la sombra de unos árboles y el apoyó su cabeza entre sus piernas. Estaba cómodo y supongo que ella lo estaría, de no ser así hubiese puesto cualquier excusa para que se levantase. Después el parque fueron a comer.

Ella le dijo: – Eres raro –.

Él le preguntó: – ¿Por qué lo soy? – .

Porque sí – respondió ella.

Todo tiene un porqué, pero nada es por qué sí – le contestó él.

¿Por qué has venido? –Siguió preguntando.
Ella le miró y con voz suave contestó: – No sé

Terminaban de comer y tenían que volver. Cada cual cogió su coche y fueron a despedirse al lugar donde se habían reencontrado. El círculo se cerraba. Él la abrazó de nuevo. Ella le respondió de forma distinta al día anterior. Él le dio las gracias por todo y quizás ella no lo oyó. Subió cada cual en su automóvil y partieron. Unos kilómetros más adelante sus caminos se separaron. ¿Volverán a encontrarse de nuevo? Quizás, quien sabe. De lo que estoy seguro es que para ellos habrá un antes y un después de esos días que pasaron juntos.

lunes, 11 de agosto de 2008

Un juglar en nuestros días


En mi reciente visita a Soria tuve la suerte de conocer a Luís. El autor del blog sobre el que hablo en anteriores entradas.

He de confesar que ante el encuentro que tenía que producirse estaba emocionado. Habíamos quedado para el sábado pero por contratiempos suyos, sin importancia, a última hora y más tarde por problemillas con la tarjeta de mi móvil no pudimos hacerlo. Por fin nos vimos el domingo.

Sinceramente no sabía cómo se desarrollaría el encuentro. Me sentía como una adolescente histérica ante un concierto de su cantante favorito. Son ya varios meses disfrutando de las lecturas de su magnífico blog y eso hace que sea alguien a quien admire y ante cuyo encuentro creciese la incertidumbre por no saber si causaría buena impresión.

Pero Luís es una persona tranquila en movimientos y en el trato. Te escucha y te mira a los ojos cuando lo hace y cuando habla. Denota seriedad. Habla sin prisa y con la misma voz agradable con la que escribe. Hay un hecho que me sorprendió pero no es difícil de entender. Yo le dije que apenas disponía de tiempo y solamente podía poner 4 o 5 entradas nuevas al mes en mi blog. El me dijo que tampoco disponía de tiempo y que también le era complicado. Pero no creo que sea así. No creo que para Luis suponga ningún problema escribir sobre cualquier cosa. Si yo creyese en las reencarnaciones, sin duda alguna pensaría que Luís, en otra vida, fue un excelente juglar y que ese espíritu de contador de cosas lo sigue teniendo en la actualidad. Por ello solamente tiene que sentarse y que sus dedos hagan el resto sin ningún esfuerzo. Con la diferencia que ha sustituido el laúd por el ordenador y las canciones y poesías por los escritos en la cresta de una ola.

El encuentro que tuvimos, aunque breve, fue agradable. He quedado en volver en otoño, con más calma y con más tiempo. Ahora ya tengo otra excusa para regresar a Soria.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Camina en mis zapatos


Ideas absurdas,
bloqueo mental,
musa que no llega,
confusión emocional,
palabras que terceros ponen en mi boca.

La tinta necia de la noche
sólo quiere escribir estas letras
que no fluyen con claridad,
y pienso en Milo y hablo con Ébano.

Arpías que invaden mi alma,

que quieren mi savia para alimentarse,

trampas malignas,

carnes que se doblega,

sólo sé que deberían caminar en mis zapatos.

Tontas ideas hedonistas,
ocultas en lo profundo,
de un ser confuso,
alguien sin color.

Mundo voraz,
apetito de destrucción
personas que vienen y van
y nadie se comprende lo que hago,
ni yo mismo sé por qué escribo,
sólo sé que deberían caminar con mis zapatos.

No es fácil ser humano,
sólo camina en mis zapatos.

lunes, 4 de agosto de 2008

Paella


Ayer estuve en el chalet de unos amigos, que son de fuera, pasando el día. El plan era que comer una paella y ser yo el cocinero por ser el único valenciano. Bueno, he de decir que no sé hacer paellas (hay cosas que no se otorgan por nacimiento) así que llamando por teléfono a mi madre y siguiendo sus instrucciones conseguimos hacerla. La verdad es que el resultado fue muy óptimo. Pero cuando estábamos degustándola, a mitad de comida, una de los comensales habló de paella con chorizo.

- Válame Dios, amigo Sancho. Una paella con chorizo – Pensé. Yo le dije que la paella, nunca lleva chorizo pero mi interlocuor parecía que no le convencía mi planteamiento. Bueno, al fin y al cabo suele haber mucha confusión por parte de la gente acerca de la paella

Vamos a ver, la paella, lo que se conoce como paella (eso que está en la foto) NUNCA ha llevado chorizo ni nada que se le parezca. Los ingredientes principales de una paella son, en cuanto a carnes pollo y/o conejo (incluiré en este apartado caracoles también), en cuanto a verduras pimiento rojo, garrofón, alubias blancas y judías verdes (aunque en invierno se suele hacer con alcachofa y habas), en cuanto al marisco pueden ser gambas, cigalas almejas y mejillones. Nada más, ningún ingrediente raro que se le quiera echar hace que eso sea una paella. Por supuesto no he nombrado los guisantes pues es algo muy típico verlo en los restaurantes. Otra cosa muy importante es que la paella se tiene que comer con cuchara, a ser posible de madera ¿De dónde viene esa manía cursi de comerla con tenedor? Es algo que no entiendo.

Bueno supongo que como es un plato bastante sencillo de hacer los domingueros han implantado esa moda y al mismo tiempo le han añadido distintos y variados ingredientes a los que han pretendido incluir también en la paella. En fin, hemos llegado al punto que a cualquier arroz cocinado se le llama paella, ¡Qué le vamos a hacer! Tampoco es de extrañar, si a España la llaman democracia cualquier cosa vale.
Buen provecho.
P.D. Voy a intentar preparar un auténtico gazpacho manchego pero le añadiré piña para darle un toque exótico.

viernes, 1 de agosto de 2008

Carta de un amigo


He recordado la historia de un amigo. Quizás es difícil de entender, pero creo que es lo que él puede sentir y lo que le gustaría expresar.

Que esta carta no sirva de excusa. Creo que no la hay. Nunca se me dio bien hablar, y lo sabes. En ocasiones cuando la conversación era delicada o me callaba o procuraba evadirla. Quizás por ello no te he llamado, no me he atrevido a hacerlo, no lo sé.

Las vivencias del ayer se transforman en melancolía hoy. Quién sabe, quizás, al igual que el poeta mi sino sea terminar “caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo”. No creo que lo intente. No tengo más ganas de luchar, ni de arriesgar algo que sepa que voy a perder por esa jugada del destino caprichoso.

Tenía esperanzas, me diste ilusión y me sentía vivo, como no recordaba hace mucho tiempo. Incluso mis labios se desvirgaron con palabras nunca oídas antes. Pero ¿Qué pasó? Ni yo mismo me lo explico. Todo pasó tan deprisa. Sin apenas darnos cuenta y se fue deshaciendo como un terroncito de azúcar en el café. ¿Por qué siempre me ocurre lo mismo?

Desearía tanto abrazarte, besarte y susurrarte a los labios. Volver a esa inocencia que tuvimos como dos adolescentes jugando a quererse. Pero solo el pensar que lo podría perder hace que me paralice y pueda más el miedo a un fracaso que la libertad de un corazón.

He vuelto a perder. No todos los libros tienen un final feliz y si algún día, ya viejo, estoy sentado en una mecedora, balanceándome y viendo nevar por la ventana pensaré en la primera que hable de ello y me imaginaba esa situación. Porque esta será una más, una de esas cosas que nunca se olvidan, simplemente se aprende a vivir con ellas.

No sé si lo he hecho bien o mal, pero si lee esto seguro que me lo agradecerá. Quizás, después de todo las personas no seamos tan distintas.