sábado, 30 de enero de 2010

A cualquiera le puede pasar


Un párroco iba conduciendo cerca de Alpartir, cuando vio a una joven monja parada al lado de la carretera esperando el autobús. Evidentemente una persona formada en la caridad y la bondad, no podía dejar pasar esa oportunidad de hacer el bien. El párroco paró y le ofreció llevarla al pueblo más próximo, que era donde esta se dirigía. La monja aceptó contentísima y puso el equipaje en el asiento trasero. Cuando se sentó su hábito se abrió un poco y dejó ver una hermosa pierna.

Cuando el párroco se dio cuenta de este hecho, casi ocurre un accidente. Afortunadamente consiguió controlar el coche, pero no pudo resistir la tentación y puso la mano en la pierna de la joven monja, notando su suavidad y sintiendo un gran placer.

Ella lo miró de arriba a abajo y le dijo:

– Padre, por favor, recuerde el salmo 129. –

Entonces, el párroco retiró rápidamente su mano y pidió disculpas, pero sus ojos se resistían a apartar la vista de la hermosa pierna. De hecho, al poco tiempo, su mano pasó del cambio de marchas a la rodilla de la monja en un acto reflejo inconsciente.

– Padre, le pido por favor, que recuerde el salmo 129 – reiteró la joven monja.

El párroco, contrariado, retiró nuevamente su mano y pidió disculpas:

– La carne es débil, hermana… No me lo tenga en cuenta y haga el favor de entenderme. –

Entre miradas y débiles aproximaciones recorrieron el trayecto. Llegaron al pueblo y la monja miró al párroco de una forma muy significativa, al tiempo que le agradecía el favor de haberla aproximado a su destino.

El párroco continuó su viaje de forma acelerada y cuando llegó a su casa se fue corriendo a ver que decía el salmo 129: “Sigue adelante e inténtalo, llegarás a la gloria”.


Moraleja: Siempre hay que estar informado al máximo sobre temas relacionados con el entorno laboral de uno mismo o te expones a perder grandes oportunidades. La formación permanente es imprescindible en la sociedad actual.

13 comentarios:

tag dijo...

Ja,ja,ja,ja, ¿esa es la moraleja que debemos sacar? Que risa.

Conocía el chiste de la monja y el cura, pero ese final tuyo ha sido lo mejor.

Te envio otros por mail, para que te rias.

Un besito

Felipe Medina dijo...

¡muy bueno!

no entiendo cómo este párroco no estaba al loro de dicho salmo

Saludos

Ciberculturalia dijo...

Genial. Me ha divertido mucho. Habrá que tener en cuenta la moraleja para el futuro.
Un beso

LUX AETERNA dijo...

Que buen método para hacernos comprender las cosas, esta es una verdadera parábola.

Abrazo

Niña hechicera dijo...

Muy bueno,si señor...y es que tienes razón...hay que controlar las exigencias del contexto...para no perderse..o ¿es para si perderse???

Saludos!!

Casteee dijo...

Ya conocía este chiste, muy bueno..., pero lo que más me ha gustado tu moraleja :)

Besos

MAYTE dijo...

Ajajá, muy bueno, por no estar informado se lo perdió, ajajá.

Besos.

Mnemósine dijo...

Yo tengo otra moraleja.....las mujeres somos mucho mas astutoas y sabemos muy bien como obtener todo!! jajajajajajaa

Nadia dijo...

Jejeejej! Tomo nota de la moraleja ;o)

Buen fin de semana vecino!

Eugenio dijo...

Me ha gustado tu blog, es bueno saber que hay personas cómo tú a las que les importa la forma de decir las cosas, me pasearé por acá más seguido.

Saludos

Eugenio

Anónimo dijo...

Hay que conocer las materias que supuestamente se dominan...a este párroco le pasó como al gilipollas de la moto (¿te sabes ese chiste?).

Saludos afectuosos, de corazón.

Marquitos dijo...

jajajaja muy bueno. Me lo habian contado pero sin la moraleja. Felicitaciones =)

Coraline dijo...

Que buenisimo! Tiene mucha gracia... aix... algo raro pasaba no? Me pensaba que acabaria que ella no era monja realmente.