martes, 5 de abril de 2016

Menuda palabrita



Creo que todas las personas sabemos cómo somos o, al menos, de qué manera reaccionamos ante ciertas situaciones que se nos pueden presentar; cada uno es de una manera y hay que aceptarlo, es decir, yo tengo que aceptar que las personas con las que me relaciono van a actuar de una manera, lo que no puedo pretender es que actúen y hagan lo que yo querría que hiciera. Digo esto porque, por ejemplo, si yo soy del FC Barcelona y voy a ver un partido contra el Real Madrid con un madridista es normal que el otro grite y celebre los goles de su equipo de la misma manera que lo podría hacer yo. Él tiene que respetarme y yo tengo que respetarlo o, de lo contrario, no volver más a ver un partido juntos.
No sé si es un ejemplo muy válido, pero creo que con lo que voy a escribir en las siguientes líneas se puede entender. De una u otra manera, todos tenemos algún tipo de fobias. Algunas las conoceremos y sabremos que existen cuando nos veamos en situación y otras las tendremos, pero no sabremos que existen ni siquiera como se llaman. Bien, yo me encuentro o me encontraba en el segundo caso; sospechaba que podía tener algún tipo de fobia pero no sabía cuál.
Por ello, gracias a un psicólogo, al final di con la palabra que estaba buscando, una palabra que no había escuchado jamás y que probablemente muchos de los que lean esta entrada tampoco. Tengo filofobia. Sí, así tal cual suena, filofobia. Él me explicó lo que era, pero como yo no soy psicólogo y, probablemente me deje algo lo resumiré diciendo en que es ‘miedo al compromiso’. En internet se puede buscar mucha información al respecto escribiendo ‘filofobia’ o bien ‘miedo al compromiso’.
He buscado algo estos días y de lo mucho que he encontrado, copiaré algo que me parece que lo explica muy bien.


Podría parecer un problema que tiene sólo que ver con alguien a quien no le gusta comprometerse, pero no, la filofobia es el miedo a enamorarse o a entrar en una relación romántica y quien la padece, en casos más graves, puede no solamente evitar amores potenciales, sino que puede dejar de relacionarse con compañeros de trabajo, vecinos, amigos y familiares.
Ahora hablaremos de la más común que es la que ocurre dentro de las relaciones de pareja, esa filofobia que está lejos de ese normal nerviosismo que ocurre al conocer a alguien por quien se siente gusto y atracción, y que se manifiesta con las típicas mariposas en el estómago, no, esta enfermedad provoca un miedo irracional y persistente al amor.
Las personas que la sufren son incapaces de involucrarse emocionalmente con otros y pueden acabar por aislarse de los demás, llevando así una vida solitaria. En casos extremos pueden llegar a experimentar síntomas como sudor, dificultad para respirar, nauseas taquicardia cuando están frente a alguien que pudiera atraerles, por lo que sienten la necesidad de huir de ese lugar de forma inmediata.
La filofobia puede ser altamente incapacitante y en este estado hay personas que temen entregarse, enamorarse o establecer relaciones personales fuertes, se limitan a vivir relaciones sin compromiso, hablar poco de sí mismas, evitar mostrarse como son, poner una “barrera infranqueable” para no sentirse vulnerables; tienden a establecer relaciones simultáneas por el mismo miedo que tienen a ser abandonadas y sus relaciones son una montaña rusa de emociones. Se cree que este tipo de fobia afecta a un 15 % de la población.

¿Por qué se da la filofobia?
Como sucede con la mayoría de las fobias, no hay un consenso sobre las causas que la originan, pero se ha estudiado que puede estar relacionada con sucesos pasados que resultaron dolorosos, como la muerte de un familiar, el divorcio de los padres, una educación muy rígida o una mala experiencia en alguna relación amorosa.
En la filofobia, el temor a entrar en una relación de amor es tan intenso que pone en marcha varios mecanismos de defensa. Igual que una persona se vale de algún arma para defenderse cuando se siente atacada y está en peligro, así mismo la persona con filofobia recurre a ciertos patrones de conducta cuando siente que va a enamorarse, como huir, desaparecer sin dar explicaciones o cortar con su pareja sin causa aparente, dar pretextos inverosímiles.
Vivir con filofobia puede hacernos pasar por relaciones muy tormentosas. Aunque al principio todo va bien, cuando se acerque la hora de avanzar a una etapa de mayor compromiso empezaremos a buscar defectos en nuestra pareja o excusas para convencernos que no debemos seguir a su lado. De una manera no consciente buscamos generar conflictos para terminar con la relación y sentirnos liberados.


Bueno, algo así es lo que me dijo el psicólogo con el que hablé. Quien me conozca personalmente sabrá si esto es cierto o no. ¿Cuál es el motivo? Mis padres no se han divorciado y mi educación no ha sido rígida. Por otra parte, todos hemos perdido a algún familiar y tengo dos cicatrices en el corazón, que si bien, como su nombre indica ya no son heridas, pero de vez en cuando, a pesar de los años, siguen doliendo.
Resumiendo, creo que es así. No se trata de contar mi vida, ni de poner ejemplos concretos, situaciones pasadas o de hacer reflexiones profundas, pero sí… la vida no es un sueño, es real y, para bien o para mal, la realidad es lo que vemos, percibimos y sentimos. Ya lo he dicho en el primer párrafo.

‘‘La gente que ha estado sola mucho tiempo son las más difíciles de amar; se han acostumbrado tanto a estar solos, ser independientes y auto-suficientes que requiere de algo extraordinario para convencerlos que tienen que cambiar’’.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso lo que comentas, miedo a comprometerse por si se fracasa en la relación…pues mucha gente debe de tener la misma enfermedad. Yo por ejemplo “no creo en lo que llamamos amor” cuando es ni más ni menos un deseo sexual. Y cuando el deseo se acaba ya no queda nada para seguir juntos. Las personas que llevan muchos años conviviendo, lo único que les queda para seguir soportándose es la amistad y confianza de muchos años juntos y los hijos. Para la psicología el amor es una necesidad fisiológica, un impulso que puede provocar conductas imprevisibles. Par mí, es un instinto que tenemos los seres humanos como la cualquier otro animal, para la supervivencia de la especie y a esto le llamamos amor.

Anónimo dijo...

Así que la filofobia “entre comillas” es algo muy normal, tanto en hombres como en mujeres. Conozco algunas que tienen buenos trabajos y ganan dinero y…no quieren ni hablar de comprometerse. En cuanto a compañeros de trabajo, vecinos etc. aquí no se trata de tener un compromiso de amistad, de lo que se trata es que te caiga bien la persona y confies en ella. Yo por ejemplo; a los que consideraba amigos y amigas,que me defraudaron y mucho. Lo único que ha pasado es que me he vuelto muy clasista o selectivo a la hora de elegir a mis amistades y hasta la familia con la que me relaciono. En fin, la vida es así y no hay vuelta de hoja.

Leo dijo...

Creo que es una entrada que debe ser leida despacio para poder aprovechar todo su jugo.

En una ocasión me preguntaron: tú, ¿Por qué no hablas con ese chico y eres tan simpática con el resto? Porque me gusta -contesté-.
Insistiendo me dijeron: entonces, ¿Por qué te gusta no le dices nada? No me atrevo, cada vez que lo veo me mareo, me bloqueo y siento la necesidad de salir corriendo...-respondí-.

Por otro lado creo que todos tenemos alguna cicatriz en nuestro pasado sino no sabriamos distinguir la felicidad de la tristeza, ahora bien, el problema nace si estas cicatrices han tenido heridas tan profundas que no cicatrizan, y creo, que esto puede ser de personas incluso problemáticas.

Al hilo de lo que Maikel comenta soy de las personas que cree en el amor y pasión, -lo baso en hechos reales y duraderos en el tiempo-, lo que pasa es que los sentimientos son cosa de dos y si uno cojea la relación termina por caerse.

Maikel, para mí el amor jamás ha sido un deseo sexual, lo que sí un complemento necesario, y te puedo asegurar que el amor eterno existe, es cuestión de encontrar la pieza perfecta y esforzarse un poquito por hacer que el puzzle tenga un paisaje perfecto y... siempre... siempre... con química y libertad de acción...

En cuanto a la educación, creo en una basada en la auto-suficiencia e independencia, puede que te acomodes a la soledad pero si viene a tu vida alguien que crea en el interior de tu corazón una obra de arte eso es la mejor escultura para poder crear, expresarse y retroalimentarse.

Nada es fácil en esta vida, lo bonito es saber ilusionarse, reinventar, apasionarse...aprender a soñar en libertad...

Marino Baler dijo...

Maikel: para mí es un miedo al compromiso por perder cosas. Por ejemplo, a mí un viernes por la noche me apetece comer una pizza que me he comprado y luego tirarme en el sofá a ver una película hasta dormirme... para mí eso es una libertad que, con una pareja, no sería lo mismo. Por ello, el compromiso, más que esas bobadas de compartir, lo veo como una "falta de libertad"... no sé, quizá porque me he acostumbrado a estar solo mucho tiempo. Sinceramente, a mí esas bobadas de que cada uno hace lo que quiere y bla, bla, bla... no sé hasta dónde llega, eso de 'la libertad' dentro de una pareja hay que cogerlo con papel de fumar. Si alguien me hace la típica pregunta, "¿nosotros qué somos?"... buuffff me pongo a temblar, me agobio, me pongo nervioso y quiero que la tierra se me trague.

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Leo: tienes una visión muy ideal del amor que, por otra parte, es totalmente lícita y respetable ¡faltaría más! Lo que tú dices me recuerda a algo que escribí hace unos meses, 'La leyenda del hilo rojo'.

Leo dijo...

Marino, creo que te equivocas muchísimo, lo mejor de tener pareja es que llege el viernes noche y poder soñar... una pizza, unas buenas cervezas, una buena conversación, una buena peli... es el regalo de un esfuerzo semanal... si eso es un obstaculo....¡uff!, yo me tiraba a la piscina directa... siempre con la pieza que me de la felicidad.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Antes de nada quiero decirte Leo que yo respeto tu opinión y me alegro que sientas esa pasión y amor. Que sepas Marino que tú y yo pensamos igual, estoy soltero y sin compromiso y hago lo que me da la gana, sin que nadie me controle y me imponga su voluntad. Con todo el respeto a Leo, las mujeres son controladoras y dominantes o haces lo que ellas quieren o te hacen la vida imposible, naturalmente… siempre hay excepciones. A mí me ha pasado y a mis amigos también,yo simplemente tenía una muy buena relación de amistad y se creían con derecho a decirme lo que podía o no podía hacer. Encima tenía que aguantar, que yo no quería comprometerme “pues claro que no”.Y quien tenía novia formal lo tenía claro. Para mí me decía “si ahora son así, como será, luego de casadas”. Como el refranero español dice; Gato escaldado, del agua fría huye. Además la cantidad tan enorme de separaciones y divorcios que hay, demuestra que la convivencia de pareja es muy difícil.

Leo dijo...

Maikel, me sorprende tu respuesta, no por novedosa, sino porque estoy totalmente de acuerdo. A muchas personas le gusta estar siempre controlando todo, lo que no tiene nada que ver con organizarse.
Tanto es así que, sin ser una relación de pareja, me he llegado a sentir ahogada (y muchas veces por mujeres) por esa especie de olfateo incómodo que coacciona y corta las alas; este tipo de personas a mí me incomodan.
Existen relaciones basadas en el diálogo y el acuerdo, esa especie de química mágica que con la mirada y sin hablar... ya lo has hablado todo. La convivencia es difícil y encontrar el amor muy complicado pero no imposible.
Como dice Marino esperaremos pacientemente a descifrar la incognita de quién se encuentra al final del hilo rojo...

Anónimo dijo...

Yo hablo del lado masculino y lo que he conocido tanto personalmente como alrededor mío. Y lo que he podido ver, es que el ser humano es infiel por naturaleza y la mayoría lo reconoce abiertamente. Esto crea en la pareja una desconfianza enorme e intentan controlar la vida de su compañero/a por miedo a que les engañen. Creo que este el motivo principal de que se intente controlar la vida de la pareja, y si no confías en tu compañero/a nunca puede haver un futuro y esto me lo ha confesado mucha gente.
Pero volviendo al tema del compromiso os quiero hacer una pregunta.Una vez hace unos años, alguien me dijo que los que huimos del compromiso, no lo hacemos por ser libres y hacer lo que nos da la gana sin tener que dar cuenta a nadie. Que era porque nos da miedo esa responsabilidad, sobre todo cuando se trata de formar una familia. Me gustaría saber vuestra opinión, ya que por mi parte reconozco que es verdad.

Anónimo dijo...

En realidad creo que hay un poco de cada, por un lado me gusta mucho la libertad y por otro lado ese tipo de responsabilidad no va conmigo.

Marino Baler dijo...

Yo, más que no querer responsabilidad se trata de libertad. La libertad de ver lo que te dé la gana en televisión, levantarte cuando quieres, comer lo que te apetece y todo lo que conlleva la soltería... No sé, no creo que sea por responsabilidad, es más por libertad. La responsabilidad es algo que adquieres y más a ciertas edades, es decir, puede que no seas responsable con 20 años, pero con 40 ya sabes por dónde pisas, por lo tanto yo eliminaría el no querer ser responsable y pondría el no querer perder libertad.

Leo dijo...

En primer lugar Maikel, supongo que si no estoy con nadie es porque no me he enamorado y también tengo muy claro lo que busco en un chico; desde luego, si pienso que me va a poner los cuernos no dudes que jamás será mi novio. No me gusta nada tener que estar de detective.

Respecto a formar una familia, creo que tener un hijo es algo muy serio; nunca he sentido la necesidad de querer ser madre, pero si surgiera en un caso hipotético creo que no tendría ningún miedo y que sería una muy buena madre.

En resumen, creo que soy una persona muy muy responsable, así que, no creo que estar soltera sea por miedo a nada sino porque estar por estar no me interesa, soy de esas personas pasionales que o alguien me convence y además muestra interés por mí ó la soltería pues también es estupenda.

Leo dijo...

Marino, a veces pareces un crio... no es por nada. ¿Por comer lo que quieras y a la hora que quieras?. Como bien dices ya tenemos una edad. No creo que tu novia te vaya a sentar en la mesa a comer a ciertas horas y la comida que ella diga, y, sino te la comes te la dejará para mañana....

Dicen que los hombres son como niños, desde luego, eso es cierto en general.

Anónimo dijo...

Lo que veo es que cada persona somos un mundo. Al final cada uno/a escoge su camino y cuando seamos muy mayores miraremos para atrás y entonces es cuando podremos decir si hemos acertado o nos hemos equivocado, en las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida. Y entoces ya no habrá vuelta atrás.