¿Qué os puedo decir? Escritor de vez en cuando, políglota frustrado y lector compulsivo. Difícilmente asombrable, con enorme afición por la ironía y el sarcasmo (si me obligan a ello). De ánimo variable y sonrisa escasa. Odio el ruido sin sentido, la burocracia, la mala educación y la impuntualidad. Soy de izquierdas hasta para escribir. Republicano convencido, ateo, quijoteinómano y machadiano. No soporto a las personas fatuas y a los prepotentes sin motivos. Me irrita con enormidad la gente que no habla con corrección y, especialmente, aquellos que creyéndose que lo hacen no pronuncian los participios olvidándose de la "D". Omito mis sentimientos... es una lección que he aprendido; temo que resulte comprometedor o demoledor. Quizás puedo llegar a ser un ángel o alguien insignificante que simplemente pase por tu lado.
5 comentarios:
Dios!!, Querido Marino me vas a traumatizar!!.
A veces es mejor no saber los finales sino es un final feliz!!.
Un Beso
Así es Casteee.
Jo, lo siento... Pero es que era una pregunta inevitable en mi niñez: ¿nunca lo atrapará?
No hace mucho también comprendí la metáfora del final de David Gnomo cuando se convierten en árbol.
¿Cuál es? :))
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