sábado, 25 de enero de 2020

Piezas de puzle



- ¿Pero quieres dejar el móvil y atender? Vamos a ver si terminamos pronto que tengo más cosas que hacer.
- Sí, perdona, contesto y ya estoy contigo.

Había quedado con Plácido para ver unas cosas de trabajo, pero él, como si no estuviera demasiado interesado en lo que estábamos haciendo, no dejaba de mirar el móvil.

- ¿Qué es más importante que esto? - dije con cierto tono de protesta.
- Tú no lo entiendes Marino. Tampoco es ahora el momento para contarte nada. Centrémonos en esto y acabemos cuanto antes.

Seguimos los dos, en su oficina, uno al lado del otro, mirando folios y la pantalla del ordenador, pero el móvil no dejaba de recibir mensajes y Plácido, aunque no lo miraba, se notaba que estaba intranquilo por no responder.

- Dejémoslo, ya seguiremos otro día- respondí.

Como si se hubiera quitado un peso de encima, Plácido asintió y a los pocos segundos cogió el móvil, mientras yo estaba recogiendo la mesa. Observaba como sonreía mientras contestaba los mensajes.
Conozco a Plácido desde los tiempos del instituto, compartimos el mismo piso y pupitre en la universidad. Podría decir que hemos compartido tantas cosas que, a veces, podemos intuir las cosas el uno del otro.

- Cualquiera diría que estás enamorado - dije yo para ver por dónde podía salir.

Plácido cayó y mirándome de soslayo sonrió. ¡Era eso! El travieso Cupido le había atravesado el corazón y no podía ocultarlo.

- ¿Cómo lo sabes Plácido? ¿Cómo sabes que te has enamorado?
- ¿Tú cómo sabes que tienes sed? - me respondió.
- No me has respondido. Eso no es una respuesta.
- Tú tampoco lo has hecho. Yo te he respondido a tu pregunta, otra cosa es que no fuera la respuesta que esperabas.
- Es evidente que todo el mundo sabe cuando tiene sed. Es un instinto natural - es lo que respondí a su absurda pregunta.
- Pues entonces con tu respuesta tú mismo te has respondido. Es un instinto natural, se siente. Hay algo dentro de ti que te hace sentirlo, ¿qué es? No lo sé, no creo que haya una respuesta científica, ¿o sí? No soy médico para saberlo.
- Ya Plácido, pero quizá eso que sientes no es la primera vez, ¿recuerdas?
- Sí, recuerdo. Pero son sólo eso, ‘recuerdos’. Los ‘recuerdos’ te hacen fuerte y con el tiempo te vuelves tan exigente que crees que hay cotas a las que nadie llega; como llevar puesta una coraza que no permite que nadie entra, hasta que un día, el menos pensado, aparece una fisura que se convierte en grieta y esa grieta crea pedazos que se van desprendiendo poco a poco y no sabes qué ocurre, porque no sabes pararlo o porque es algo nuevo. Y es entonces cuando te vienen a la mente esos ‘recuerdos’ y entonces te das cuenta que, quizá, no eran lo que pensabas, porque recordar es volver a vivir, pero nacer es no haber vivido nunca y, en mi caso, he nacido.
Tú lo sabes Marino, tú lo sabes todo. Ahora, con la perspectiva del tiempo puedo pensar si merecía la pena. Quizá sí, porque no había con qué comparar… Ahora, pudiéndolo hacer, tengo más que serias dudas. Y no, no digo que aquello no fuera real, simplemente digo que esto es desconocido para mí. Si esto es amor aquello, probablemente, era la ilusión de lo que yo creía amor Es como sentir que eres una pieza de puzle y encuentras otra en la que encajas perfectamente después de haber estado en una con caja con cientos de ellas.

Yo lo miraba incrédulo. Jamás hubiera pensado que dijera esas palabras sabiendo lo que sé y de la forma en que vivió sus historias.

- ¿Sabes una cosa Marino? - prosiguió - me siento vivo.
Entonces - le dije yo - sigue viviendo y, lo más importante, siente y espero que no te haga daño…
- No - me interrumpió - el amor que hace daño no es amor, por muchas vueltas que le que quieras dar. El amor verdadero es el que duele… porque te hace sentir… y visto así, el amor va acompañado de dolor, de lo contrario nada te importaría, no te importarían tristezas ni malos días, te daría todo igual, en cierta manera, forma parte del sentimiento.
-Bueno - dije yo - eso me lo tendrás que explicar, pero otro día. Te estás poniendo, como dicen en Colombia, muy cansón y ahora no tengo la cabeza para pensar demasiado, necesito tomar una cerveza.

Me despedí de Plácido y mientras lo hacía puso la siguiente canción sin importarle que yo estuviera allí.
Conociéndolo como lo conozco, confieso que me tiene muy sorprendido.



3 comentarios:

Alba dijo...

Hablar de sentimientos es un poco difícil y más cuando son los propios, no conozco a Plácido pero comparto con él la idea de que cuando es un verdadero amor, se siente dolor y la distancia y otros cosas hacen que este sentimiento a veces duela...
Lo único que debes hacer es alegrarte por tu amigo pues esta enamorado y eso es algo que cuando se siente nos llena de esperanza.
Saludes.

Marino Baler dijo...

Hace dos días hablé con él. Tiene toda la esperanza del mundo.
Una vez que ha encontrado lo que esperaba lo único que necesita es paciencia.

Saludos

Benja dijo...

El amor verdadero no existe. Desaparece cuando se acaba el deseo. Lo he visto tantas veces...uno cree que ha encontrado el amor verdadero y este desaparece cuando aparece otro. El amor es pura biología para estimular al ser humano para que cumpla con algo tan simple como la procreación, para la supervivencia de la especie. De todas maneras no me hagáis mucho caso, porque vengo con un cabreo después de ver el partido del Valencia…