Autorretrato de Leonardo da Vinci
Seguramente a todos nos suenan Newton, Galileo, Pascal o Aristóteles, aunque sea sólo de oídas, sin mayor profundidad. Estos personajes tenían un denominador común: un amplio conocimiento de diversas materias que abarcaba desde la astronomía, pintura, literatura, música, matemáticas, literatura o física. Es fácil preguntarse cómo podía ser que acaparasen tantos y tan diversos campos y, al mismo tiempo, porqué hoy en día no hay nadie que pueda compararse a ese tipo de personajes; es decir, porqué hoy en día la palabra ‘genio’ no puede aplicarse a ningún ser humano como sí que se podía aplicar a los anteriormente mencionados.
Probablemente se deba al auge de las tecnologías, ya que con un solo clic se puede acceder a toda información que queramos, lo que hace que tengamos un conocimiento superficial y de dudosa bibliografía que nada tiene que ver con las antiguas enciclopedias. Recuerdo que cuando era pequeño decir que tenía una enciclopedia era casi, casi como tener la llave de la sabiduría. Pensando en la verdadera raíz del problema puede que aparezca durante la revolución industrial, cuando la humanidad ha vivido un crecimiento sin precedentes incentivando un modelo productivo de inmediatez y eficiencia con consecuencias nefastas desde el mismo momento en que se pone pie por primera vez en el colegio. La especialización es cada vez más temprana, lo que obliga a que los jóvenes vayan decidiendo, sin saber la razón, estudiar unas asignaturas que desplazan a otras, acotando su conocimiento y abandonando otras fuentes del saber de por vida. Lo peor de todo es que nos lo tomamos con naturalidad. ¿Para qué necesita un biólogo saber escribir un ensayo filosófico? ¿Para qué necesita un físico saber analizar un texto lingüístico? ¿Para qué necesita un historiador saber resolver ecuaciones diferenciales? ¿Para qué necesita un lingüista conocer las leyes de Newton? ¿Para qué necesitamos, en general, saber la lista de los reyes godos, resolver problemas de física, analizar textos de filosofía, saber quién fue Blas de Lezo o plantear un sistema de ecuaciones? La respuesta a todas las preguntas es la misma: para nada (desgraciadamente). Hemos creado una sociedad de especialistas y/o eminencias que no saben desenvolverse fuera de su ámbito. Ahora ya podemos saber porqué da Vinci era un genio.
Probablemente se deba al auge de las tecnologías, ya que con un solo clic se puede acceder a toda información que queramos, lo que hace que tengamos un conocimiento superficial y de dudosa bibliografía que nada tiene que ver con las antiguas enciclopedias. Recuerdo que cuando era pequeño decir que tenía una enciclopedia era casi, casi como tener la llave de la sabiduría. Pensando en la verdadera raíz del problema puede que aparezca durante la revolución industrial, cuando la humanidad ha vivido un crecimiento sin precedentes incentivando un modelo productivo de inmediatez y eficiencia con consecuencias nefastas desde el mismo momento en que se pone pie por primera vez en el colegio. La especialización es cada vez más temprana, lo que obliga a que los jóvenes vayan decidiendo, sin saber la razón, estudiar unas asignaturas que desplazan a otras, acotando su conocimiento y abandonando otras fuentes del saber de por vida. Lo peor de todo es que nos lo tomamos con naturalidad. ¿Para qué necesita un biólogo saber escribir un ensayo filosófico? ¿Para qué necesita un físico saber analizar un texto lingüístico? ¿Para qué necesita un historiador saber resolver ecuaciones diferenciales? ¿Para qué necesita un lingüista conocer las leyes de Newton? ¿Para qué necesitamos, en general, saber la lista de los reyes godos, resolver problemas de física, analizar textos de filosofía, saber quién fue Blas de Lezo o plantear un sistema de ecuaciones? La respuesta a todas las preguntas es la misma: para nada (desgraciadamente). Hemos creado una sociedad de especialistas y/o eminencias que no saben desenvolverse fuera de su ámbito. Ahora ya podemos saber porqué da Vinci era un genio.
3 comentarios:
Tengo muy claro que la tecnología ha sustituido a los genios de los que hablas. Ahora nadie necesita clavar unas estacas en el suelo a una cierta distancia una de otra y gracias a la sombra que dan las estacas, darse cuenta que la tierra es redonda. Hoy meten todos los parámetros en un ordenador y es la maquina quien piensa por el ser humano. Hoy día, un crio no piensa que con dos botes y un cordel puede hacerse un teléfono. Y cuando éramos unos críos lo divertido era hacernos nuestros propios juguetes.
¿Sabéis? Cuando estaba en una multinacional y me despedí de un puesto de trabajo me regalaron entre otras cosas el 'Código Da Vinci'. Tengo que reconocer que me ha parece un libro infumable y siempre me pregunté el porqué de este regalo. Al margen de la novela, Da Vinci, como el resto de genios del momento eran personas críticas con ellos mismos. Personas que pensaban por sí mismos.
He leído el libro y visto la película. El Código Da Vinci como thriller es entretenido, pero algunas de las cosas que afirma Dan Brown en el libro son incoherentes, sobre todo cuando dice que el Priorato de Sión es una organización real y muy antigua y no es así.
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