martes, 26 de julio de 2011

La justicia según se mire


Recuerdo que en la universidad tenía un gran profesor de dibujo, posiblemente el mejor que haya tenido en mis tiempos de estudiante. Este hombre era bastante serio, explicaba el temario con una claridad que solamente hacía falta asistir a clase para aprobar, cosa que me decidí a hacer muy seriamente al tercer año de matricularme en su asignatura. Pues bien, el primer día de curso entraba a clase sin decir nada, dejaba sus cosas encima de la mesa, cogía una tiza y escribía en la pizarra: 2 + 3 = 5 = Aprobado. 2 + 2’9 = 4’9 = Suspendido. Seguidamente decía: “Mi asignatura se aprueba con un 5. Lo digo el primer día, en junio que no venga nadie reclamando –entonces, hacía una pausa para encenderse un cigarro, ya que en aquellos tiempos se podía en las clases, y seguidamente decía – O se es maricón o no se es; los medio maricones no existen”.
He querido contar esta anécdota porque la última frase de mi ex profesor, aunque un tanto exagerada, podría servir de ejemplo para lo que se vive actualmente en política. Me he hartado de oír estos días tras la dimisión de Camps, que es “una persona honrada”, según unos, y que es un “presunto corrupto”, según otros.
Llamemos a las cosas por su nombre. Camps no es una persona honrada, por mucha presunción que se le conceda. Alguien con pruebas más que suficientes que demuestran que su conducta ha sido impropia de lo que se espera de un cargo público, jamás se le puede tachar de honrado. Nunca he oído tanto mancillar la palabra honradez y sus derivados, como para atribuirla al ex presidente.
Ahora bien, añadir el adjetivo “presunto” delante de la palabra corrupto cuando esas pruebas son las mismas que en el caso anterior me parece otra estupidez. Yo me pregunto, ¿cómo es posible que los mismos hechos, a la vista de todos, para unos sean ejemplares y para otros reprobables?
Distinto sería que no existiese nada que se le pudiera reprochar pero… ¿existiendo? Bajo mi punto de vista sobra el adjetivo y se queda el nombre: corrupto.
En este caso, mi antiguo profesor diría: “O se es corrupto o no se es; los presuntos no existen”.

P.D. Casualmente, me he enterado de algo totalmente cierto pero que difícilmente se puede demostrar, ¿cómo se puede desenmascarar a una persona que está defraudando a hacienda si no se puede hacer pública su declaración de la renta? No hace falta que diga de qué partido es este “pajarito”… si es que… aquí el que no corre vuela. ¿Otro "presunto"? Ja.

2 comentarios:

Ysupais dijo...

Buen profesor tenias que llamaba a las cosas claras y por su nombre jajaja CORRUPTO es corrupto ni una décima menos o más.
Hay tantas cosas incomprobables ¡¡ se las saben todas.

Saludos

Anónimo dijo...

En un estado de derecho una persona es culpable cuando se demuestra que lo es y es condenado en un juicio,mientras tanto es “presunto”.
Con la regla de tres de tu profesor, una persona acusada de robo, violación o asesinato de entrada ya sería un ladrón un violador y un asesino, en el momento de su detención sin necesidad de llegar ajuicio, lo de” presunto “es por algo.
Recuerdo unas palabras del Che que leí una vez, ante la queja de un diplomático en Cuba”si no recuerdo mal” por las ejecuciones sin juicio ninguno, que decía algo así” no hay que demostrar que son culpables, solamente creer que los son”.