martes, 5 de julio de 2011

Una última canción, Caruso



A Lucio Dalla se le estropeó el barco en las costas de Sorrento y tuvo que quedarse allí hasta que se lo reparasen. En la pequeña ciudad italiana, solamente, había el lujoso apartamento en el Grand Hotel Excelsior Vittoria, el mismo hotel donde el gran tenor, Enrico Caruso, vivió los dos últimos meses de su vida y donde se conservan intactos sus libros, fotografías y piano. Ángelo, un tabernero del puerto, le contó la historia a Dalla y él la transcribió con música.

Caruso, que contaba con 48 años de edad, estaba enfermo de cáncer de garganta y sabía que sus días pronto terminarían; pero eso no le impedía dar lecciones de canto a la joven de la cual estaba enamorado.

Una noche de mucho calor en la que ella, como tantas otras, lo miraba con admiración, Caruso no quiso renunciar a cantar para ella. Así que, aún encontrándose mal, hizo llevar el piano a la terraza que daba al puerto y empezó a cantar una apasionada declaración de amor y sufrimiento. Su voz era potente. Los pescadores, oyéndole, regresaron al puerto y se quedaron anclados bajo la terraza. Las luces de las barcas eran tantas que parecían estrellas o, quizás, las luces de los rascacielos de Nueva York. Caruso no perdió las fuerzas y siguió cantando, sumergiéndose en los ojos de la muchacha apoyada al piano. Esa noche empeoró. Dos días más tarde, el 2 de agosto de 1.921, moría en Nápoles.

Esta canción narra el drama de esa noche… con luces y sombras del pasado… con muerte y vida… un hombre enfermo que busca en los ojos de la muchacha el futuro que ya no existe… un testamento de amor… Ese fue su último concierto y ese fue su excepcional público… el mar, las estrellas, los pescadores, las luces de las barcas y su amada…



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa música...
Insiste, hace daño
en el alma.
Viene tal vez de un tiempo
remoto, de una época imposible
perdida para siempre.
Sobrepasa los límites
de la música. Tiene materia,
aroma, es como polvo de algo
indefinible, de un recuerdo
que nunca se ha vivido,
de una vaga esperanza irrealizable.
Se llama simplemente:
canción.

Pero no es solo eso.

Es también la tristeza.

Ángel González


Los momentos de melancolía pueden ser tan necesarios como cualquier otro, sin embargo, sentarse a recrearse en ellos sería el error solo propio de unos pocos.

Luna

Marino Baler dijo...

Hola Luna. Esto es como la risa, que va por barrios. Supongo que cuañquier momento es bueno para cualquier cosa sin tener que especificar más. Pero, independientemente de todo eso... no me negarás que es una historia preciosa.
Pronto escribiré algo que, creo, que te podrá gustar.

Un besset.

Anónimo dijo...

Ciertamente, lo es.

Me alegro de que sigas escribiendo...

Luna.

Anónimo dijo...

Es una historia interesante hasta para una persona como yo que no cree en el amor

Luis López dijo...

No me gusta nada la nuva letra. se lee fatal. Saludos.

Anónimo dijo...

Contestando a Maikel_

EL AMOR ES IRRACIONAL
no es hablar una buena ereccion,
ni del mejor orgasmo
el amar es darlo todo, dar tu ser, por amor.
es poder sufrir en silencio
sin esperar nada a cambio, nada para ti
es morir y perderlo todo si es necesario
no es ver la perfeccion, es amar simplemente
es amar irracionalmente los errores
por que el amor duele pero se ama
es algo mas alla del cuerpo
es una espiritualidad elevada
es desobedecer, es pelear
y es que se puede amar a la musica
como se puede amar a una persona,
como se puede amar simplemente a la vida,
y es luchar, creer y vivir por ese amor.
Aun asi la unica persona que ha amado es jesus, los humanos solo conocemos el seudo amor, por eso no somos perfectos-
La relaciones en prepa y secu, la verdad, son ñoñerias.

Jueguitos de niños que muchos llegan a formar matrimonios. Por eso fracasan
¿Y tu has amado? LO DUDO.