martes, 8 de enero de 2013

Juan Ramón es algo más que Platero.



Es muy difícil recrear la biografía de un personaje para plasmarlo en teatro o cine. Hace unos años tuve la oportunidad de ver en San Sebastián de los Reyes, Madrid, la obra de teatro ‘Collioure, el último viaje de Antonio Machado’. Allí se escenificaba lo que se supone que serían los últimos días del poeta. Posiblemente no fueran así, quién sabe, pero sirve para hacerse una idea de lo que podrían haber sido. Para mí fue algo indescriptible y emocionante; reconozco que me pasé toda la obra llorando (la mano de quien me acompañaba puede dar testimonio de ello) desde que se levantó el telón hasta que los actores, al final, salieron todos al escenario para recibir el aplauso del público. Había leído la biografía del poeta, escrita por Ian Gibson, y, sí, podía tener una ligera idea de que lo que allí se representaba podría haber sido real. De la misma forma que si aquello no hubiera tenido un mínimo de rigor literario e histórico no hubiese tenido inconveniente en abandonar mi asiento y marcharme.
Al ver el vídeo que acompaña esta entrada he recordado aquella obra de teatro que me emocionó.
Apenas conozco nada de Juan Ramón Jiménez y su obra. Lo poco que sé y he leído al respecto fue hace mucho tiempo, cuando todavía tenía Alma. Motivo más que suficiente para leer y descubrir a alguien que, bajo mi punto de vista, es injustamente recordado por la mayoría solamente por haber escrito Platero y yo.
Viendo el vídeo me ha parecido que soy capaz de entender un poco más a Juan Ramón. Quizá, algún entendido en la obra del Nobel de Literatura puede decir que el vídeo no representa para nada su sentir, pensamiento u obra. Es posible, pero no lo miremos de forma estricta, disfrutémoslo como algo que hay que descubrir. Quizá el poeta jamás hubiera actuado o dicho nada tal y como se representa en el vídeo; al fin y al cabo se supone que es un episodio ucrónico. Pero, simplemente, por pensar que así hubiera sucedido ya merece la pena verlo.
Advierto que es para verlo sin prisa… para deleite durante una hora.

Platero no es un libro sobre un burro. Platero es un interlocutor que no habla, que no me discute, que no me contradice. Al que yo le puedo contar todo lo que siento, divagar sin necesidad de entablar un diálogo con él”.

Platero es en realidad un libro sobre mi soledad en Moguer, sobre Moguer… mi pueblo, mi pueblo blanco”.


1 comentario:

Nube dijo...

No creo que haga una buena crítica porque no sé nada de Juan Ramón Jiménez... solo expongo lo que saco en esencia al ver y escuchar esta bonita entrada. Supongo que era un hombre "diferente" por ser solitario e incomprendido desde su niñez.
Amaba a su mujer y solo le alentaba divagar y expresar sus sentimientos al viento... un papel o un burro en este caso.
Era dulce, tierno y sensible en su corazón y sentir. Algo difícil de entender si no se lleva dentro.
Este don que a veces le hace sufrir porque pocos lo comprenden e incluso es criticado injusta y cruelmente. Por ello se agobia con la multitud o simplemente se frustra con personas porque dañan sus sentimientos y se siente nuevamente incomprendido... menos con su mujer, con la que incluso el silencio le hace libre y pleno, le cura las heridas y le deja ser el sin condición alguna.
Le hubiese encantado tener niños por su inocencia, sensibilidad, transparencia y por la posibilidad de poderlos educar.
Pienso que en este mundo de hipocresía por desgracia es difícil de ser comprendido cuando se actua o hacen cosas "diferentes"... Aunque siempre hay que soñar como Juan Ramón Jiménez que encontró su amor en algún lugar y abrazó su alma cuando un día se la robaron y entonces su corazón descansó a su lado en paz.