martes, 16 de febrero de 2016

Las bodas de Isabel, la tragedia de ‘Los amantes de Teruel’


Aunque haya gente que lo desconoce, Teruel existe. Sí, Teruel, la pequeña capital con el mismo nombre de la provincia. Un territorio en el que siempre se descubre algo; de norte a sur y de este a oeste, desde San Martín del Río a San Agustín y desde La Iglesuela del Cid a Frías de Albarracín. Pero esta entrada no va de ninguno de sus pueblos o lugares, ni siquiera va directamente de la propia capital. Simplemente trata de un acontecimiento del que mucha gente ha escuchado hablar: los amantes de Teruel.
La historia se desarrolla en el Teruel del siglo XIII. Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, son dos niños que su amistad desde tierna edad acaba transformándose en amor con el paso de los años. Cuando pretenden casarse, don Pedro, padre de la novia, se opone por motivos económicos; ella es una rica heredera y él es el hijo segundón de una familia y apenas cuenta con herencia. Marcilla pide un plazo de tiempo para conseguir fortuna y consigue que el padre de su amada le conceda cinco años durante los cuales le promete que su hija no se comprometerá con ningún hombre. El joven parte a la guerra con el rey de Aragón, único modo de hacer fortuna en aquella época, mientras Isabel se queda esperándolo en la ciudad.
Fue pasando el tiempo y a Teruel no llegaban noticias del joven caballero, que tras muchas batallas iba acumulando la fortuna necesaria para presentarse ante la familia de su amada y lograr el consentimiento para la boda. Ante la falta de nuevas, el padre de la novia pensó en buscar para su hija algún ricohombre con quien casarla y puso los ojos en don Pedro de Azagra, hombre poderoso y hermano del Señor de Albarracín.
Poco antes, Juan Diego de Marcilla, que ya había conseguido suficiente riqueza en la guerra, se puso en camino para llegar a Teruel en la fecha que el plazo terminaba. Ese mismo día, las familias de Azagra y de Segura habían celebrado, contra la voluntad de Isabel, las nupcias de sus hijos y cuando el joven entra en la ciudad tiene noticia de la boda. Desesperado, esa misma noche escaló la casa de los recién casados y entrando en los aposentos de la novia le pidió un beso que ella, como mujer casada, le negó. Ante el dolor que el hecho le produce, don Diego cae muerto.
Al día siguiente, mientras se celebrada el funeral en la iglesia de San Pedro, una mujer con el rostro enlutado se acerca al féretro de Diego; es Isabel de Segura quien, levantándose su velo y apartando el que cubría el rostro de Marcilla, va a darle en muerte el beso que le había negado en vida para, acto seguido, caer muerta junto al cuerpo de su amado. Ante tal hecho, las familias deciden enterrarlos juntos. Esto es lo que cuenta la tradición. Podremos creerlo o no… pero es así.
Hoy en día, pueden visitarse sus restos bajo unas magníficas esculturas de Juan de Ávalos, en un mausoleo adosado a la iglesia de San Pedro.


La leyenda que he acabado de contar es lo que se representa en Teruel el siguiente fin de semana a San Valentín, concretamente es la boda de Isabel, la llegada de Diego y la muerte de ambos (la partida se celebra meses antes, durante el primer fin de semana de octubre). Se trata de cuatro días, de jueves a domingo, en los que la ciudad retrocede al Medievo, incluso la gente, habitantes y forasteros, va vestida igual que en el siglo XIII. Este jueves comienzan los actos y finalizarán el domingo.
Hace muchos años que conozco estas fiestas (‘los medievales’, las llaman los turolenses), creo que desde el segundo o tercer año que se celebran y éste se cumple el vigésimo aniversario. Pero únicamente he estado un par de veces, la primera en 2012 y la segunda en 2015, el año pasado. En esos días eres un turolense más; las visitantes triplican en número a los habitantes de la ciudad y para poder ver las representaciones es importante estar con antelación en el lugar… pero merece la pena. Es un espectáculo inolvidable.
Después, el domingo por la noche, cuando ya ha acabado todo, pasear por Teruel… con su característico frío seco envolviéndote. Parece mentira que donde pocas horas antes había miles de personas no haya nadie… y la ciudad vuelve a la normalidad y mi corazón, como el de Juan Diego, se va rompiendo pensando en mi próxima partida.
Este año no estaré físicamente, pero sí, estaré de otra forma. Quién sabe si el próximo año, o al otro, o al otro… no lo sé, este año tampoco estoy donde pensaba que iba a estar así que… pero al igual que Diego, volveré a Teruel.



Si alguien quiere información, esta es la página oficial de la Fundación Bodas de Isabel. Este es un vídeo promocional de este año. Las representaciones corresponden a 2015. Sin duda, uno de los momentos más emocionantes fue cuando el cantante de Lurte, un grupo aragonés que recuerda la música de los almogávares, canta frente al cadáver de Diego la canción ‘La luz del alba’.


5 comentarios:

Leo dijo...

¿Por qué no creerlo? Puede ser perfectamente una historia basada en hechos reales, la pena es que Isabel no siguiera su instinto pasional, ó quizá, no hubieran mandado ambos dos al padre de la rica heredera al garete sin crear fortuna Diego y, se hubieran largado creando la suya propia, supongo que la ceguera por el ser sin ser ha sido siempre una lacra de la sociedad que obstruye la felicidad.

Las fiestas tienen toda la pinta de ser preciosas, ahora, el frío no me parece nada pasional.

Un besete.

Marino Baler dijo...

Bueno, los turolenses así lo creen, por lo tanto, hay que pensar que es cierto.
Por cierto... se dice que Shakespeare se inspiró en esta historia para escribir Romeo y Julueta.

Teruel es frío, no se entiende nada sin el frío. Es un lugar al que espero, cuando me jubile, ir a vivir :).

Besitos fresquitos

Anónimo dijo...

A mi también mi gusta mucho Teruel, he estado mirando alguna casita a buen precio para desconectar de Valencia Ciudad…que me tiene hasta las narices. Hace unos años, con unos amigos fui por la sierra de Teruel, vi pueblos y aldeas increíbles.

Marino Baler dijo...

Maikel, si no conoces mucho te recomiendo que mires en la comarca del Jiloca, a mí es la que más me gusta. Hay casas en esa zona por unos precios increíbles y sin necesidad de reformar.

Anónimo dijo...

Gracias por la información lo tendré en cuenta.Yo estoy convencido que detrás de cada historia siempre hay algo de verdad. Al parecer se tomaron siete muestras biológicas de los cuerpos momificados y el laboratorio confirmó que pertenecen a dos personas que murieron entre 1300 y 1390.Y un documento encontrado en la catedral de Teruel parece ser que también confirma la historia. Sea como sea la fiesta es una pasada.