sábado, 27 de enero de 2018

Un nombre



Cuando el nombre se convierte en más que una identificación, pasa a ser una prolongación de aquello a lo que va unido. Sólo a eso, a todo eso. Dejar salir las letras por los labios, pero ver que no concuerdan con lo que representan…
Entonces, en esos casos, se evita pronunciar para no sentir que uno se comunica con el vacío. Es el mismo nombre, pero no son los mismos gestos, la misma mirada, las mismas sensaciones… no es nada. Palabras unidas que pierden sentido al ser pronunciadas.
Un nombre que pertenece, recuerda y durante el breve espacio temporal en que es pronunciado es difícil percibir que tipo de pausa es. Si vida real en el paréntesis de la fantasía o fantasía en el paréntesis de la realidad.
Un nombre no es un nombre… es mucho más; es lo que representa…. aunque se pronuncie en quechua.

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