sábado, 8 de agosto de 2009

El corazón de la tierra



En este caso, para mí, no se trata de solamente un libro. Es algo más. Algo mío y compartido, es una sensación, es una ilusión, es un nudo en el estómago al recordar, es una Alma que no supimos comprender, o quizás por ello.

El Corazón de la tierra es eso y el libro que me he leído últimamente. Es uno de esos capítulos de la historia que pasan desapercibidos, que no los cuentan los libros de historia, es uno de esos episodios que todo el mundo debería conocer.

Primero fue el lugar, después la película y por último el libro. Así sucedió, así lo vivimos, así lo supe… así fue por ella, con ella.

En el pueblo de Río Tinto, en la provincia de Huelva, existen unas minas que dan fama a la zona, explotadas desde los tiempos de los romanos hasta hace pocos años. Minas donde la gente moría y dejaba sus vidas a cambio de un sueldo para poder sobrevivir. A mediados del siglo XIX, los ingleses las explotaban, estando los trabajadores en condiciones deplorables. Las jornadas laborales eran pésimas, las gentes morían debido a los aires que respiraban de las teleras (una forma de trabajar los metales extraídos). Los ingleses vivían alejados de todo eso, donde los gases de la combustión no les llegaran. La situación era insostenible y debía cambiar, el problema era que no se atrevían a hacerlo. En 1887, Maximiliano Tornet, un cubano de ideas anarquistas, que llegó al lugar para trabajar, fue convenciendo a las gentes que no podían seguir así, que tenían que cambiar la situación. Por fin, el 4 de febrero de 1888, los mineros deciden hacer huelga contra tanta injusticia en lo que es conocido como la primera manifestación ecológica de la historia. El gobernador civil, bajo presión inglesa, desplazó un regimiento al lugar y mandó abrir fuego contra la muchedumbre desarmada y pacífica que se manifestaba. Niños, mujeres, hombres, no hay un recuento oficial de los muertos. Desde entonces ese año, 1888, es conocido como el año de los tiros.

Este es un libro totalmente recomendable y ameno, que rescata páginas olvidadas. No se trata de un simple libro de historia. Es un libro de gentes, de la eterna lucha de clases, de supervivencia, el continuo enfrentamiento entre ricos y pobres, privilegiados y desgraciados, entre polos opuestos regidos por la justicia de parte de unos y la razón de parte de otros.

Actualmente las minas no son productivas, se encuentran cerradas, pero por allí todavía quedan los vestigios de aquello que pasó. Os recomiendo que lo visitéis, observar las minas donde la gente dejaba sus vidas, imaginar las teleras que las mataban, el barrio inglés (es fácil pasear entre esas casas y sospechar la situación privilegiada de los extranjeros) y del pueblo donde estaban los trabajadores. Quizás lo más sorprendente, lo que más sorpresa me causó, fue un antiguo cementerio protestante, casi olvidado, prácticamente abandonado, que le da a toda esta historia un matiz romántico a una época pasada y tristemente desconocida ¿Tú lo recuerdas? Yo no he podido olvidarlo/te.


Argumento: 9
Ambientación: 7
Personajes: 7
Capacidad para seducir al lector: 7

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me recuerda un poco al suceso de Casas Viejas: la desesperación de la gente en sus vidas miserables (paro y pobreza); una decisión valiente: levantamiento popular; y una detención abusiva y desmesurada.

Aprovecho y te deseo un buen viaje.
Besos.

Luis López dijo...

Gracias por la recomendación y no pases mucha caló. Saludos.

Anónimo dijo...

La historia se repite, casi siempre, entre los hombres, la raza humana.
Hay valientes que luchan, que se arriesgan, se juegan el todo y aunque pierdan, han ido a por ello.
Hay menos valientes que prefieren esconderse tras cosas varias y mirar hacia otro lado. Se atrincheran en recuerdos, en palabras, en imágenes, pero no van más allá...

Cuántos Maximilianos necesitamos. Uno habría de habitar en cada alma...

Visitar Huelva?
Qué decir?
La gente prefiere Paraísos lejanos y exóticos, que dan más caché y resuenan más en las amistades y olvidan que, en estas tierras nuestras laten Corazones...

Té?
A mi no me gustan las infusiones...
Prefiero un bombón con hielo pero tomarlo sola... duele en el alma.
Quizá algún día, un valiente Maximiliano Tonet se atreva a invitar/me.
Quizá no...

Marino Baler dijo...

Parsimonia: Sí, es posible que haya cierto paralelismo. Casas Viejas es recordado, lo de Río Tinto ha sido olvidado. Ambos claros ejemplos de luchas, injusticias, ganas de cambiar algo y represión brutal injustificada.

Gracias por tus deseos. Un beso.

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Luis; Si algún día puedes dejar que tu espíritu de viajero tome las riendas, dirígelo hacia las tierras de Huelva, hacia la antigua Onuba, una tierra donde hay mucho que descubrir, entre ello la zona de Río Tinto. Seguro que un juglar podría describirlo mejor que lo haría yo.

Un saludo.

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Anónima; Los hombres luchas por conseguir metas, por alcanzar sueños pero ¿y si la lucha es estéril? ¿Y si de nada sirve luchar cuando se sabe de antemano que la derrota es segura? Posiblemente, a la vista de otros ellos son héroes, Maximiliano Tornet, William Wallace, Juana de Arco... Lucharon y a largo plazo consiguieron lo que se proponían, pero ello no vivieron lo suficiente para verlo ¿Les mereció la pena? Es posible que a los ojos de la gente sí, pero y para ellos mismos ¿esperaban ese final? No lo sé. Es posible. Ese es el sentido trágico de la vida.

Un poeta dijo una vez: "Yo tuve patria donde corre el Duero por entre grises peñas, y fantasmas de viejos encinares, allá en Castilla, mística y guerrera, Castilla la gentil, humilde y brava, Castilla del desdén y de la fuerza".
Yo conocí Huelva, y hoy reconozco que con prejuicios infundados que no me permitían ver más allá. La disfruté pero no llegué a entenderla, me sorprendió y me fascinó, ese Río Tinto, Moguer, San Juan del Puerto, el monasterio de la Rábida. Hoy lo veo, lo recuerdo y lo siento como algo que tendría que haber aprovechado más. No sé, dicen que hay segundas oportunidades, es posible que la mía pronto aparezca.

Sobre Maximiliano hay quién dice que no murió ese fatídico día, sino que logró huir. Es probable que algún día se atreva a hacerlo. Es probable.

Anónimo dijo...

Cuando un libro o una lectura nos proyecta en la mente el escenario descrito y nos movemos en él, sin duda que estamos ante un aporte de calidad.

Algo supe de las minas de Río Tinto...allá llegó el fútbol a España mediante la fundación del Recreativo de Huelva; pero también estaba la explotación del patrón inglés como sucedía con el salitre en el Norte chileno (instigando guerras, incluso).

Para que te empapes de una historia similar, he de recomendarte Santa María de las Flores Negras, del chileno Hernán Rivera Letelier; así también, musicalmente, la Cantata Santa María. Y si algún día puedes visitar las oficinas salitreras que aún quedan en pie, volverás a la historia de un glorioso Norte.

Saludos afectuosos, de corazón.

Marino Baler dijo...

Luis Alejandro; Estás en lo cierto con eso del Recreativo, de hecho fueron los ingleses, si no recuerdo mal, los que crearon ese club.
Desconocía esa historia de Santa María de las Flores Negras, gracias por la recomendación y no dudes que lo buscaré.

Un saludo.

MAYTE dijo...

No conocía el libro pero lo buscare y leeré.
Cuando estuve en Huelva no pude ir ha visitar las minas porque estaban apartadas de mi ruta, me hubiera gustado verlas, la próxima vez que vaya, las visitare, forma parte de nuestra historia.

Saludos.