Después del Día de Navidad todo son felicitaciones sobre el nuevo año. “Feliz Año Nuevo” es lo que más se escucha. En ocasiones me sorprende la simplicidad de la gente como se aferra a un cambio de fecha para llenarse de esperanza y pensar que la porquería en la que está sumido este país pueda cambiar del 31 de diciembre al 1 de enero.
Será porque no tengo el optimismo de Pangloss, ese personaje que moldeó Voltaire en su novela Cándido. No, dejémonos de tonterías porque, como decía Julio Iglesias, “La vida sigue igual”. Vamos a estar, cuanto menos, igual o peor que este año que termina. Es como una espiral, siempre girando sobre sí misma en un recorrido cíclico.
Decía Rajoy que llegando al otoño la cosa iba a mejorar. Este tío ya miente a largo plazo, ¿quién en su sano juicio va a creerse las palabras de Mariano teniendo en cuenta todo lo que ha mentido hasta la fecha? No diré sus innumerables embustes porque son sobradamente conocidos. Además, según la OCDE, este próximo año nada hace pensar que la cosa vaya a mejorar.
No se pude confiar en los políticos por mucho que digan. No podemos confiar en unos políticos que son el tercer problema para la gente, según las encuestas, y no podemos confiar en unos políticos que son los más corruptos de la Europa occidental, con unos niveles de corrupción comparables a Botswana, ese país que el Borbón ha hecho tan famoso.
Los únicos que pueden cambiar esto son las gentes de a pie, pero tampoco tengo demasiada fe. Para que aquí cambiara la situación, de verdad, solamente haría falta una cosa: que la gente pase hambre, hambre de verdad. Sí, cualquiera me podría decir que ya hay gente que lo pasa mal y yo soy consciente de ello, detrás de cada puerta de cada casa se esconde un drama y todos conocemos, por desgracia, este tipo de situaciones. Ahora bien, si en este país de 45.000.000 de habitantes, la situación de miseria la pasaran 30.000.000 ó 35.000.000 de personas… algo cambiaría.
Todos nos hemos apretado el cinturón y si antes te tomabas un café todos los días ahora te lo tomas cada tres o cuatro y la familia que no llega tiene a padres o abuelos que les echan una mano. Yo no me refiero a eso. Me estoy refiriendo a no tener comida, a ir a un supermercado y no poder comprar o a que el panadero o el carnicero ya no te fíen porque le debes la compra de tres días atrás. Luego ir a casa y no poder alimentar a los tuyos; entonces sí que cambiarían las cosas porque cuando alguien ya no tiene nada más que perder que la libertad, porque ya lo ha perdido todo, incluso la esperanza, en ese momento da lo mismo.
Pero mientras eso no se dé yo no veo solución. Quizá el ímpetu que tenía en años interiores por hacer algo ahora se ha desvanecido. Las ansias y las ganas por cambiar cosas se me han esfumado poco a poco. He perdido la ilusión. Tengo muchos compañeros que se han ido al extranjero, gente preparada, posiblemente la mejor que generación que ha tenido este país. Otros se van después de fiestas y algunos ya tenemos el pasaporte en la mano. Ahí os quedáis; para mí la vida pronto dejará de seguir igual. Pero, a pesar de todo, ser todo lo felices que podáis. Os lo deseo de corazón.
2 comentarios:
Estoy contigo en todo lo que dices.
Por tanto solo me queda desearte lo mejor, y que estés donde estés la vida te sonría y te vaya bien.
Deseo que el 2013 sea un buen año para ti!!!!
Un beso y suerte.
Todos nos hemos apretado el cinturón para reducir nuestros gastos al mínimo y poder sobrevivir"menos los políticos".
La gente en España esta demostrando una gran generosidad con los que menos tienen,algo que los políticos tendrían que aprender.
La gente necesita creer que el año que viene sera mejor que este,por eso desearemos a todo el mundo un prospero y feliz año nuevo,aunque en nuestro interior no no lo creamos,pero al fin y al cabo la esperanza es lo ultimo que se pierde.
Todo el mundo tiene miedo y mucho a esta situación,la gente no se mueve por miedo a que si se arma una buena va se peor y también por que la mayoría piensa,que se haga lo que se haga la situación no va a cambiar.
Un saludo
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