martes, 14 de abril de 2015

También era martes



Tal día como hoy de 1931 se proclamó la II República, también era martes hace 84 años. Una proclamación que tuvo lugar en medio de una gran agitación social y política en nuestro país.
Todos los años se hace necesario reivindicar la importancia de este día, en medio de una grave situación social provocada por unas élites corruptas, representadas fundamentalmente en los dos partidos que se han ido turnando en el gobierno del Estado Español desde la Transición, pero también en una banca cuyas leyes ‘regulatorias’ se hacen a su medida y en un gran capital abocado a una carrera sin fin donde las únicas opciones que parecen contemplarse son, o seguir arrasando el medio ambiente y sometiendo a los pueblos hasta extremos que no se habían visto en décadas, o su autodestrucción como sistema social.
Avanzamos a paso acelerado hacia situaciones de miseria generalizada, ante las cuales la Monarquía, como ha hecho casi siempre, se posiciona del lado de quienes nos han conducido a este escenario, negando el drama de esta crisis-estafa. Usando, en cambio, el mismo discurso de la élite política corrupta y de la clase empresarial dominante. Todo ello lleva a que el descrédito entre la población hacia la institución monárquica y hacia la figura del Rey sea creciente, a pesar incluso del ‘recambio’ de Juan Carlos I por su heredero al trono Felipe VI, uniéndose además los casos de corrupción que salpican a la Familia Real y a su entorno.
El 14 de abril se sigue conmemorando porque este mismo día, en 1931, se puso la primera piedra de un sistema político donde el pueblo español eligió democráticamente por última vez su Jefatura de Estado y porque la II República supuso una experiencia de desarrollo progresivo de empoderamiento popular, cuando se pusieron en práctica medidas avanzadas socialmente que nunca se habían visto hasta la fecha y que aún hoy muchas de ellas no han sido superadas, e incluso se ha retrocedido en varias. La experiencia fue interrumpida bruscamente por el golpe militar del general Franco, con el apoyo logístico y militar del nazismo alemán y el fascismo italiano (Hitler y Mussolini), cercenando por décadas los sueños y aspiraciones de varias generaciones de españoles y españolas.
Pero no sólo hay que entender la celebración del Día de la República como un recordatorio emocionado de lo que fue, y más aún pudo ser, una etapa fundamental de la historia de España, sino como la puesta en marcha de un proceso que pueda ser compartido por la mayoría social hacia la consecución de la III República. No es esta el mero hecho de acabar con la monarquía hereditaria, sino un proyecto de democratización radical de todas las estructuras políticas, económicas y sociales que incluyen una serie de valores, principios y fines, como el avance hacia una democracia participativa donde la ciudadanía sea responsable directa de las decisiones fundamentales; la vigilancia democrática y pública de los mercados y de la economía en general; la universalización e incondicionalidad del derecho a Vivienda, Trabajo, Sanidad, Servicios Sociales, Educación y Cultura; el respeto a las libertades fundamentales de cada persona; un nuevo modelo productivo no basado en la especulación ni en la degradación del medio ambiente; una banca pública; el rechazo de la guerra como paradigma de resolución de conflictos (que además no los resuelven) entre las naciones y entre los pueblos; la absoluta laicidad del Estado; etc.
En resumen, hoy se conmemora lo que fue una maravillosa utopía y la esperanza de que llegue una III, esta vez sí, definitiva.

Salud y III República

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