martes, 20 de octubre de 2015

Donde el tiempo pasa cadencioso y sin pensar




Estas fotografías están tomadas desde el puente sobre el río Duero que hay en la calle San Agustín, una de las entradas a Soria. Salvo unos metros de diferencia podría decirse que están tomadas desde el mismo punto; es el mismo tiempo, llueve; es el mismo mes, octubre, y es la misma estación, otoño. La única diferencia entre ambas son los años, doce. La primera es de un fin de semana de octubre de 2003, la segunda de un fin de semana de octubre de 2015. La casualidad del destino ha querido que en éste, como en aquél, también lloviera.
Ya lo conté en esta entrada. ¿Qué queda de aquello? En mí nada… solamente recuerdos… recuerdos que ahora mismo se hacen presentes mientras que escribo estas líneas.
Por un momento me veo en 2003 haciendo la fotografía. Giro la cabeza y a mi izquierda estoy yo, ahora, en 2015, haciendo lo mismo; ¿qué podría haberme preguntado hace doce años si se hubiera dado esta circunstancia? Creo que la respuesta es obvia; cualquier cosa que preguntaríais vosotros si tuvierais la posibilidad de que alguien os hablase a ciencia cierta sobre vuestro futuro. Resulta demasiado evidente.
Creo que lo más sensato hubiera sido decirle al de 2003 que se mantuviera silente y sería yo, el de 2015, quien hablaría dándole algunos consejos, al igual que don Quijote a Sancho Panza cuando iba a tomar posesión de su gobierno en la ínsula de Barataria. No le contaría nada, no le diría que ocurriría, ya que, de lo contrario, probablemente, nada de esto podría ser real, quien sabe si ni siquiera este blog. Por lo tanto, ¿qué podría decirle?... se me ocurre, por ejemplo… que pasara más tiempo con ciertas personas dándoles más besos y abrazos… que fuera más cerebral y no tan sentimental… que viviese el momento que poco a poco se va haciendo futuro… que algunas cosas solamente pasan una vez y ya no vuelven… que alguna que otra vez dijera ‘lo siento’… o gritase ‘te amo’… que arriesgase más… que no tuviera miedo… que… que… que…
Cuando hice la fotografía me asaltó el mismo pensamiento que he reflejado en esta entrada y giré la cabeza... pero no vi a nadie. ¿Significa eso que no estaré en Soria un fin de semana de octubre de 2027? No puedo decirlo. La primera fotografía corresponde a los días del 24 al 27 de octubre de 2003, concretamente la tomé la tarde del domingo… la segunda me he adelantado por unos días… es posible que mi yo, dentro de doce años, vaya a Soria un fin de semana de octubre que llueva… y puede que nos encontremos allí los tres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Volver a un sitio donde hemos estado hace años puede ser bueno o malo según el momento. Yo por ejemplo; cuando estoy deprimido y no hago más que pensar que la vida es una m…vuelvo a los sitios que he sido feliz y eso me reconforta mucho. Pero entonces miro a mí alrededor y veo que ya no queda nada de aquello…solamente mis recuerdos. Un saludo

Marino Baler dijo...

Lo malo de volver a los sitios en los que has sido feliz es que quizá no lo vuelvas a ser, me explico. Muchas veces se está en un sitio pensando en lo feliz que se ha sido creyendo que eso es la realidad y no es así. Yo, por ejemplo, hay sitios en los que he sido feliz y no creo que podría vivir ahora, ya que las circunstancias y, lógicamente, las personas han cambiado. Simplemente voy de paso.

Saludos.