martes, 20 de abril de 2021

La sabiduría



Un sabio es aquel que tiene un profundo conocimiento en una materia, ciencia o arte. Se trata de alguien equilibrado, que muestra prudencia y vence con éxito los contratiempos que la vida le vaya planteando, usando su experiencia para su bienestar y a favor de los demás. La sabiduría no se consigue en poco tiempo… la vida va aumentándola. No hay atajos para llegar a ella. No se entiende por sabiduría emplear los conocimientos para acumular riquezas. El dinero, por sí solo, si no tiene un fin concreto, más que la simple acumulación, tampoco garantiza la felicidad.
Los errores tienen una doble lectura o, más bien, son un arma de doble filo. Sirven para hundirnos y, al mismo tiempo, sirven de aprendizaje para aprender y llegar al éxito. Hay infinidad de casos de gente que ha sufrido una gran decepción, se han metido en malos negocios y han remontado brillando con luz propia.
Confuncio decía que hay tres formas para obtener la sabiduría: La primera es por la reflexión, que es la más noble y segura; la segunda es por imitación, la más sencilla, copiando un modelo eficiente, y la tercera por experiencia, que es la más amarga, aunque resulte la más fructífera. Acumular sabiduría es la más preciada de las virtudes.
Decía mi abuelo ‘muriendo y aprendiendo’… nunca acabamos de aprender. La vida es demasiada corta para alcanzar todos los conocimientos. Recuerdo que una vez un ingeniero me dijo: “en estos momentos que estoy conociendo realmente los entresijos de la ingeniería es cuando me llega la hora de la jubilación”. Y tristemente es así: un arte, una ciencia, una profesión… son tan ricos que para conocerlos, dominarlos y amarlos hacen falta muchos más años de los que dispone el ser humano.
La sabiduría no se encuentra sólo en las universidades o en centros culturales; siempre he dicho que la universidad simplemente sirve para facilitarte un título y poder desarrollar una profesión, pero nadie sale de la universidad lo suficientemente preparado como para poder desenvolverse con total seguridad. Allí puede desarrollarse mejor, pero también puede surgir en lugares humildes e iletrados, ¿quién no ha disfrutado de una conversación con un anciano y ha visto en sus palabras experiencia y sabiduría? ¿Hay alguien que podría decir que Sancho Panza, a su manera, no era un sabio?
Sabiduría, inteligencia, perspicacia, inquietud mental… da lo mismo, todas las virtudes son buenas, lo importante es querer hacer cosas vertiendo todas nuestras energías en llevar a cabo acciones que, a nuestro juicio, sean importantes. Pero usando siempre el sentido común y la reflexión, porque si nos equivocamos podemos perder oportunidades que nos ofrezcan trabajo y éxito.

9 comentarios:

Leo dijo...

Creo que es el artículo más sabio que has publicado. La universidad debería servir para ayudar a crear más talentos, no creerse "dioses" inhumanos. Es inaudito lo que se venden por ser reconocidos. Ser un buen maestro requiere un examen de humildad desconocido. Y es que, los grandes talentos quieren pasar desapercibidos.

Marino Baler dijo...

Estoy de acuerdo con tu comentario, sobre todo en la parte de la universidad. Yo, cuando salí de ella, me creía el rey del mundo y tuve que poner los pies en el suelo porque, de lo contrario, las 'bofetadas' me hubieran seguido cayendo como gotas de lluvia.

Benja dijo...

Según yo lo veo, la humildad es una parte importante de la sabiduría.

Leo dijo...

Es la parte más importante de la sabiduría Los grandes nunca quieren ser vistos. Créeme. Son personas implicadas con descubrir para llegar a un fin equitativo.
Muestran interés por descubrir no por ser descubiertos.

Marino Baler dijo...

¿Y qué es la humildad? Yo, a veces, hago mía la frase de Manuel Azaña (escribí sobre ella el 25 de mayo de 2019):
“Pero, ¿cree su Señoría que a mí me estorba? No, a mí no me estorba nadie, señor Lerroux, por dos razones: en primer lugar, porque yo, en el fondo, tengo de mi raza el ascetismo, todas las cosas de la vida las tengo ya echadas a la espalda hace muchísimos años y habiendo gozado de casi todas me son absolutamente indiferentes. En segundo lugar, porque tengo el demonio de la soberbia y a un hombre soberbio nadie le estorba”

No me gusta que me tomen por idiota. Cuando me cruzo con gente que me habla con aires de superioridad saco ese demonio de la soberbia. Es decir, si alguien que es un ignorante intenta pasarme por encima, ¿por qué no tengo yo que ponerlo en sus sitio?

Benja dijo...

La humildad es una virtud moral contraria a la soberbia y a la prepotencia. Esto no quiere decir, que tengamos que permitir que nos humillen o nos insulten. Ni tampoco tenemos que ser sumisos y acachar la cabeza ante las injusticias.

Leo dijo...

Es realmente agotador. Procuras dar todo lo que está en tus manos enseñando y, por supuesto, recibiendo información, pero, para mí es entonces cuando llega el momento en el que te tratan como si la humildad fuera de ignorantes. Ahí, es cuando a mí se me acabaron las `teclas´ y rebato (digo bien la palabra) lo que es justo.

Alba dijo...

Sabiduría, es una palabra enorme... Lo digo por que cuantos nos darían lo que fuera por tener sabiduría y entendimiento en lo que aún falta descubrir.
Para mí la sabiduría no es sólo aquella que se obtiene por el estudio de algo o de alguna ciencia, no, para mi la mejor sabiduría es la que se adquiere por la experiencia. He leído lo que pusiste Marino y me llamo mucho la atención que por haber estudiado una carrera te creías un ser superior, yo creo que es algo que nos pasa a todos cuando obtenemos un título universitario y que golpe más fuertenos damos al enfrentarnos con la realidad.
Para mi las personas más sabias son los adultos mayores, aquellos que en sus rostros se ve la huella de una vida superada.
Decía mi abuela, " el que escucha consejos llega a viejo" y es que ella tenía la sabiduría que le había dado sus 80 años y el ver pasar muchas cosas y personas que le habían aportado a su vida.

Marino Baler dijo...

Yo creo que siempre hay que saber a quien se tiene delante, para saber si hay que actuar con humildad o con soberbia.
La gente mayor tiene esa sabiduría adquirida por los años que se llama experiencia. La experiencia es lo que ha hecho que sepan tomar decisiones. Una vez leí que la experiencia es la suma de los fracasos... A veces debemos aprender a base de decepciones, dolorosa forma.