domingo, 30 de agosto de 2009

La fin

La fin, una excelente balada que pertenece al disco El tiempo de las cerezas, cantado a dúo entre Nacho Vegas y Enrique Bunbury.

Me apetecía escucharla esta noche. Sentado en el sofá, no sé cuantas veces lo he hecho ya. Podría haber elegido otra, pero quería esta.

Sí. Y,


Y podría volver,
y podría decir que las cosas van bien allá por Norteña,
y omitir que allí
una extraña mujer me enseñó que no hay bien que por mal no venga.


Norteña, un lugar imaginario, que no lo es. Tiene sol, playa, poesía y también una mujer, no extraña. Eso es Norteña.


Desde ese día aquella melodía se aferra a mi alma,
arrancarla resulta imposible,
pues resuena con la perfección de un recuerdo terrible.


Se ve, se huele, se siente. Recuerdo real, transformado en presente. Es Alma, toda en conjunto, no algo etéreo que no se pueda definir.


Y aunque yo preguntaba ella siempre callaba
o decía "no quieras saber de mi vida, no me hagas hablar,
que si bebo es para olvidar".


Mi vaso, otra vez, vuelve a estar vacío…


7 comentarios:

myself dijo...

Preciosa canción Marino, yo la desconocía pero me ha encantado.
Ultimamente siento un poco de pena en tus escritos y como ya te comente que me pondría al día he comprobado que la pena la llevas en el corazón.
Te deseo que vuelvas a reencontrarte con esa Alma que tienes un poco perdida, las rupturas no son buenas, a veces es bueno beber para olvidar aunque piensa que esto también pasara.
Un beso

Marino Baler dijo...

Gracias por tus palabras. No me gusta hablar de mí, al menos directamente, pero supongo que hay veces que me pueden más los sentimientos que la razón.
"Todo pasa y todo queda", como dijo el poeta, por eso hay que aprender a ello.

Un beso.

MAYTE dijo...

No conocía esa canción, es preciosa.
Beber para olvidar no es la solución, porque cuando vuelves a la realidad te encuentras con dos problemas, el que tenias y un fuerte dolor de cabeza... hay que mirar lo que daña a la cara e intentar olvidar, el tiempo todo lo cura.

Besos.

Marino Baler dijo...

Realmente es preciosa. Tiene una voz desgarrada que hace que puedas imaginarte la situación. Creo que, una de las moralejas de la canción, es que el tiempo todo lo cura.

Besos.

Anónimo dijo...

También he notado como Myself tu tristeza amorosa en las últimas entradas.
Consuélate con que el dolor de amor es un placer, amargo, como la mermelada de naranja amarga, pero sabroso.
¿Sueno masoquista? jeje.
Si te decides a quitarte las penas. Ya sabes, me llamas y nos tomamos unas cervecitas.
Besos.

Marino Baler dijo...

Jo, entonces es que disimulo muy mal. Siendo valenciano ¿qué te voy a contar de las naranjas?
Lo tengo pendiente. Cuando vuelva en un par de semanitas te llamaré.

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Y Bunbury viene a Chile, por cierto...en un mes más tocará por acá (aunque las entradas están algo caras para mi bolsillo).

Tiene un aire a Sabina, aunque algo más oscuro. Es complicado el tema de la nostalgia...nunca se sabe cuándo cerrar la puerta y, si lo hacemos, si nos arrepentiremos después. El olvido no ha de forzarse...llega solo en la medida de que miramos hacia adelante (aunque cueste). Pecho al futuro.

Saludos afectuosos, de corazón.