martes, 6 de abril de 2010

El Caudillo Campeador



Cuenta una de las leyendas de esta España tan dolorida que, un tal Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, venció en una batalla después de muerto. No puedo evitar hacer un paralelismo sobre este hecho, entre el guerrero castellano y el proclamado “Centinela de Occidente”, teniendo en cuenta la situación actual. Máxime si recuerdo aquellos versos que, a modo de loa, le dedicó el hermano del poeta, Manuel, y que decían lo siguiente:

Caudillo de la nueva Reconquista,
Señor de España, que en su fe renace,
sabe vencer y sonreír, y hace
campo de pan la tierra de conquista.


Con una estrofa es suficiente. ¡Ay Manuel! que lejos quedan aquellos tiempos de la etapa parisina.

Si alguien lo duda es que no vive en este país. La famosa Transición no fue sino una operación de supervivencia de un régimen dictatorial que, a cambio de que jamás recordaran sus crímenes, concedía una pseudodemocracia que el propio tirano había designado. Solamente por nombrar judicialmente aquellos crímenes, a un juez, se lo quieren quitar de en medio ominosamente. ¿Quiénes? Los epígonos del franquismo, como es lógico.

Me estoy refiriendo a Baltasar Garzón, ese al que llaman “Juez Estrella”, un apelativo que entiendo perfectamente; los genios siempre se han tenido que distinguir nominalmente de la mediocridad. Ahí está el caso de O Rei Pelé, o incluso cuando han cometido alguna irregularidad han sido elevados a los altares como “La mano de Dios” de Diego Armando Maradona.

Se habla mucho de la ley de amnistía durante la opereta de la transición, pero que a nadie se le olvide que fue una ley firmada con una pistola en la sien. Y que a nadie se le olvide, tampoco, que nuestro gobierno – del que por cierto cobran los jueces – ha firmado convenios internacionales mediante los cuales los crímenes contra la humanidad nunca prescriben y durante la dictadura franquista, se cometieron estos tipos de crímenes. Países como Alemania, e incluso Argentina, han condenado a aquellos culpables de dictaduras atroces y crímenes contra su propio pueblo. Y no ya porque lo hayan hecho otros países, simplemente por dignidad y vergüenza. Pero como eso son dos males de los que no se adolece, en España se corrió un velo.

Es evidente que Garzón es fruto de una persecución, desacreditándole, arruinando su carrera y apartándole de la Audiencia Nacional por haber osado pretender que la justicia lo fuera verdaderamente al llamar al franquismo por su nombre. Cree ese franquismo irredento, intacto, demócrata de toda la vida cuando la convino, que consigue el objetivo que le asegura, como mínimo, otros setenta años de preeminencia y, en consecuencia, de tiranía.

Tanto susto se llevó ese franquismo, luego de décadas de disfrutar de la desmemoria y de creer que se iría absolutamente de rositas, cuando Garzón intentó llevar a la justicia lo que por necesidad imperante debería estar siempre en ella, la execración y persecución del delito, que no ha encontrado reparo en despojarse, con su reacción, de la máscara. Todos a una, es decir, todas las familias del régimen, toda esa España que nunca desnazificada sino antes al contrario se han atrincherado contra ese juez que representa, el sentimiento democrático de la mayoría.
A este juez, se le podrá acusar de muchas cosas, entre otras de haberse querido meter en política. Bueno, prefiero un juez como ministro de justicia, que un par de iletrados como Pepiño Blanco o Celestino Corbacho al frente de los ministerios de fomento y trabajo, respectivamente. Porque ¿alguien me puede decir que estudios y preparación tienen estos últimos? Si es que la persecución a Garzón no tiene sentido, se mire por donde se mire. Un juez metido a político ¡Ooohhh! No voy a poner ejemplos "reales", para defenfer a Garzón. Mientras que unos se dignifican por sí solos, los otros se envilecen.

La justicia se ha perdido en un laberinto. La Falange, Manos Limpias y los corruptos del caso Gürtel están encantados de la vida, encantados de haberse conocido y eso, solo eso, ya sería suficiente para hacer las maletas y largarse de aquí para siempre. Que se queden ellos con este cortijo llamado España.

Y termino como empiezo. Esta es la batalla que ha ganado el Caudillo Campeador después de muerto, al igual que su émulo. Pero al menos la del Cid, ha pasado a la historia como una gran gesta, esta lo hará como una gran vergüenza. A mí que no me miren.

3 comentarios:

Felipe Medina dijo...

Mariano,muy buena entrada.La Transición,como bien dices,se firmó con una pistola en la sien y así salió lo que salió.

El criminal,el asesino,sigue ganando batallas después de muerto con la ayuda inestimable del PPPSOE que se han cargado de un plumazo la jurisdicción universal.

Los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles según la Carta de Derechos Humanos,sólo que en este país como sin enterarse.

El franquismo está intrincado en la judicatura porque no hubo limpieza.

Mi total apoyo a Garzón


VERDAD,JUSTICIA y REPARACIÓN

¡Salud y República!

Casteee dijo...

Muy buena entrada, me ha parecido curiosa la comparación.

La política y la justicia actual es un circo.

Los políticos lo único que les interesa es llenarse sus bolsillos.

Referente a la justicia a la vista está y por un juez que intenta ser justo lo quieren apalear.

No hay que olvidar en pasado, pero tampoco vivir en el.

Besos

Anónimo dijo...

Holà, por favor, quisiera saber quién pinto este retrato de Franco. Quiero estudiarlo en clase. Gracias !