Estoy convencido que a nadie le gusta trabajar. El ser humano, antropológicamente hablando, se siente más cómodo tumbado, sin hacer nada, que en movimiento, haciendo un esfuerzo. Puede que a unos les guste el trabajo que hacen, pero si pudieran elegir, probablemente, preferirían no tener que hacerlo. No obstante, también habría que señalar que hay, lógicamente, unos trabajos más cómodos y agradables que otros.
Esto mismo también se podría trasladar al ámbito estudiantil; a nadie le gusta estudiar. Muchos estudiantes ni siquiera entienden por qué tienen que hacerlo y lo consideran algo aburrido y sin sentido. No obstante, creo que muchos estudiantes no entienden que estudiar es un trabajo. Me explico. Cualquier trabajador en empresa privada o pública tiene unas responsabilidades con las que cumplir, unas obligaciones y un rendimiento que ofrecer, de lo contrario tiene unas consecuencias para él mismo y para la función que desempeña (al menos en lo privado… en lo público es otra cosa de la que hablaré en otra ocasión); ¿alguien se imagina que un ingeniero de una multinacional de automóviles no presentase los proyectos “porque no le ha dado tiempo”? ¿Alguien se imagina que un bombero no llegase a tiempo a un incendio “porque no se había enterado”? No es difícil imaginar las consecuencias para estos dos profesionales.
Pues bien, para un estudiante no hay consecuencias por la omisión de su trabajo más allá que la del suspenso. Porque sí, un estudiante es un trabajador. Tiene la obligación de estudiar y de cumplir unos objetivos… aprender. El trabajo del estudiante es el más cómodo que hay, ya que el horario se lo pone uno mismo y tener un horario libre en tu profesión es lo más bonito que puede haber en el mundo laboral.
No obstante, en la época estudiantil eso no se ve así y se vive la vida con una ligereza y una total omisión de obligaciones que roza y en ocasiones sobrepasa la línea del pasotismo. ¿Qué quiero decir con esto? Muy sencillo. Uno es consciente de sus propias limitaciones y sabe el tiempo que necesita para estudiar algo, simplemente es dedicarle las horas necesarias para ello. Se puede ser muy bueno en matemáticas y con dos un par de horas ser suficiente para resolver unos ejercicios, o se puede ser muy bueno en literatura y con un par de horas aprender los románticos del siglo XIX. Cada cual lo sabe. Ahora bien, lo que es inconcebible es estar delante de un libro 5 horas y no aprovechar el tiempo.
Entiendo que estudiar no es fácil y puede tener su dificultad pero, por el contrario, tiene la ventaja de poder dedicarle el tiempo que uno considere necesario. Lástima que algunos no sepan aprovechar la oportunidad de estudiar teniendo posibilidad de hacerlo.
Quizá, mi visión de lo que es estudiar difiere mucho de lo que opinan los profesionales que se dedican a la educación. Este es un tema que, con alguien a quien aprecio mucho, ha sido motivo de ‘divergencia de opiniones’; otro día hablare sobre ello.
3 comentarios:
Cuando iba al cole me parecía aburrido y no me gustaba nada estudiar. Pude ir a la Universidad y me negué en redondo. Así que hice formación profesional y siempre me he preguntado a donde podría o no haber llegado...nunca lo sabré. Ahora intento estudiar lo que entonces no quise, además me encanta estudiar y me arrepiento de no haberlo hecho entonces...supongo que es la edad.
Maikel, a mí cada vez me cuesta más estudiar. No sé... antes me sentaba porque tenía la obligación de hacerlo, supongo que esa es la diferencia entre hacerlo por una obligación que va con la edad y una obligación voluntaria (aunque sea contradictorio).
Yo creo que es la ilusión lo que me motiva para haber vuelto a coger los libros. Primero, quiero llegar a lo máximo en lo que estoy estudiando. Luego quiero hacer el acceso a la universidad para mayores de 25 años. Y si consigo acceder, me gustaría estudiar Filología Valenciana. Es mi sueño y depende de muchas factores que lo consiga. Pero creo que uno se tiene que marcar una meta...luego ya veremos.Saludos
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