martes, 11 de agosto de 2015

Argamasilla de Alba


Hace unos días estuve en Argamasilla de Alba (Ciudad Real). Era la segunda vez, ya había pasado por allí hace unos años y me había quedado con la sensación de que tenía que volver. Argamasilla (nombre por el que se la suele nombrar), se encuentra en el centro de la región natural de La Mancha; no puedo decir que es una región que conozca demasiado, solamente de pasada, por lo tanto no podría ser muy fidedigno en la descripción que pudiera hacer. No obstante, me da la sensación que es una zona seca con veranos muy calurosos e inviernos muy fríos. Lo del calor lo puedo atestiguar, ya que las dos veces que he estado ha sido en verano y lo del frío me da la sensación por el tipo de construcciones que se pueden ver en las que predominado mucho la piedra.
Pero, centrándonos en Argamasilla, mi paso por esta población se debe a que allí, según la tradición, estuvo encarcelado Miguel de Cervantes, por unas irregularidades que, supuestamente, había cometido siendo recaudador de impuestos. La supuesta cárcel es una cueva subterránea, que se puede visitar, y que se encuentra en la conocida como Casa de Medrano, en lo que podría ser el casco antiguo de la ciudad. Hasta aquí, más o menos, todo podría decirse que son acontecimientos históricos que ocurrieron y que no tenemos porqué discutir.

Ahora bien, el sentido de esta entrada viene motivado porque, según dicen algunos antiguos eruditos, Argamasilla es ese lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse Cervantes en la novela más grande de la literatura universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.


Como era lógico, asistí a visitar la cueva de Medrano y al salir estuve hablando acerca del tema quijotesco con la muchacha encargada de la venta de entradas . Ella estaba convencida de que sí y me dio algunas razones que, según ella, no dejan lugar a dudas (permitirme que no las copie, ya que se pueden encontrar fácilmente por internet). Yo, sin querer entrar en mucho debate y tras una interesante charla de diez minutos acerca de la novela del Quijote en general y, en particular, de los posibles personajes en los que se inspiró Cervantes que, por supuesto, la muchacha decía que eran del pueblo y que están en un cuadro que existe en una iglesia del pueblo, me ceñí al libro: “En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”. Para mí está claro. Si Cervantes, el autor, no puso el nombre del lugar, ¿quién se puede otorgar el suficiente derecho como para decir que se refería a Argamasilla de Alba? Esto no es algo científico que se pueda comprobar mediante medios empíricos. Las llamadas ‘teorías de la conspiración’ han existido y existirán y si los lugareños quieren creerlo que lo crean, yo me ciño a la primera frase de la novela y, para mí, lo que escribió Cervantes no admite lugar a la duda. Cuando estudiaba en la universidad, conocí a un chico que era de Quintanar de la Orden, cerca de Argamasilla, y él presumía de ser de la patria auténtica de don Quijote. Serán cosas de encantamiento. Por cierto, hablando de encantamientos… es paradójico que en lo que se supone que es la antigua aldea de don Alonso Quijano el Bueno, yo me comprase el Quijote apócrifo de Avellaneda. Hace tiempo que iba detrás de ese libro y para mí fue una gran sorpresa encontrarme con él.


Sea o no, la verdad es que la ciudad no acaba de transmitirme ese espíritu quijotesco que supongo que se debería respirar. Es fácil encontrar estatuas de personajes del Quijote que más bien parecen colocados forzosamente que de forma natural. Pero a mí no me transmitió ese universo cervantino del que debería estar contaminado el lugar. Quizá sea porque en este caso sea algo racional y la cabeza me reafirmaba en mi idea mientras que mi corazón palpitaba mientras paseaba por un parque y me encontraba con estatuas de la novela .






También es posible que, como he dicho al principio, sea una tierra que no conozco y deba volver más veces, quizá en otras estaciones, para percibir ese sentimiento que otras veces no he sentido. Sea lo que sea, estoy seguro que volveré. Caminar y mezclarme en el universo quijotesco y entablar una conversación con el mismo Cervantes bien merecen la pena, quién sabe... quizá algún secreto pueda contar.


3 comentarios:

Maikel Urrutia dijo...

Yo he estado varias veces en las Lagunas de Ruidera y la verdad que no recuerdo si he pasado alguna vez por este pueblo. Pero Hay varias teorías sobre dónde se comenzó a escribir el Quijote: en Argamasilla de Alba, Castro del Río (Córdoba) o Sevilla.
Tampoco se sabe cuál es el lugar de la Mancha, del que no quiere acordarse. Pero Cervantes es premeditadamente impreciso, como dice en el prólogo: "por dejar que todas las villas y lugares de La Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenerle por suyo..." Un saludo.

Anónimo dijo...

Yo estuve hace unos años en ese mismo lugar, en esa cueva museo carcelario, en ese patio de corralas con bustos de personajes del Quijote y me encantó. La gastronomía también muy buena. Has probado los calamares manchegos Marino??? Un abrazo

Marino Baler dijo...

Maikel: yo pienso lo mismo que tú. Si Cervantes no lo quiso especificar sus razones tendría. Solamente podemos visitar los lugares que cita, de hecho hay una ruta que está compuesta por Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, El Toboso y Alcázar de San Juan. Espero poder hacerla en algún momento.

Saludos.

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Anónimo: sí, todo sigue igual que cuando estuviste. ¿Los calamares manchegos? Ir a La Mancha a comer calamares es de ser un poco inocente... En esta ocasión comí algo más típico como huevoz, chorizo y patatas en una terraza.

Un saludo.