sábado, 12 de diciembre de 2015

La duda de los cínicos



Ya en el origen de la palabra son cínicos. Derecha, del latín dextra, es decir, diestra, recta y correcta; izquierda del latín sinistra, es decir, siniestra, aviesa y malintencionada. Ya en la Biblia se habla de un Dios que en el Juicio Final coloca a los justos a su derecha y a los pecadores a su izquierda. Por ello, en las portadas románicas, a la derecha del Pantocrátor están los salvados y a la izquierda los condenados. La influencia cristiana en nuestra cultura explica que, hasta hace poco, el que un niño escribiera con la izquierda se consideraba malo per se, por lo que el maestro con castigos trataba de corregirlo, afortunadamente esta circunstancia hoy ya no se tiene en cuenta. Por otra parte, la denominación derecha e izquierda, desde el punto de vista político, surge en la Revolución Francesa de acuerdo con el lugar que ocupaban las diferentes fuerzas políticas en la Asamblea Nacional Constituyente. Hechas estas disquisiciones introductorias, quiero ahondar en mi visión sobre la derecha española, algo que ya he hecho en algunas ocasiones, pero que por mi última entrada parece ser que he herido alguna sensibilidad… y es que la derecha tiene la piel muy fina.
La derecha es egoísta, quiere privilegios, cree que su manera de comportarse debe ser seguida por los demás y carente de empatía e insolidaria hacia los débiles. Es prepotente, se cree superior, en la misma proporción que su ignorancia. Es cínica, no duda en criticar la bolsa o la banca a pesar de que se beneficia de ellas y en despotricar de las subvenciones públicas, pero no de las que recibe su propia empresa. Es partidaria del sálvese quien pueda, por lo que está en contra del Estado de bienestar. Demoniza la alternativa, por ello habla de ‘experimentos con gaseosa’. Tiene una concepción antropológica pesimista, por lo que considera al hombre como un lobo para el hombre.
Siendo la que se beneficia de la crisis monopoliza el descontento popular con rebuscados argumentos, lo que menos importa es que sean verdad. No tolera que gobiernen los otros, cuando es así, para desalojarlos y lleguen los suyos, se sirve del ‘todo vale’. Necesita siempre un enemigo, que es la izquierda aviesa y canalla. La corrupción solo la ve en el ojo ajeno, pero cuando la propia es incuestionable la tolera sin grandes problemas. Y por encima de todo, es patriota hasta la médula, aunque es un patriotismo de cartón piedra, de envolverse en la bandera y besarla con pasión, de entonar el Himno Nacional, de festejar la fiesta del 12 de octubre -sin saber qué se celebra, si es la Fiesta de la Hispanidad, la de la Raza, de España, de la Virgen del Pilar-, de presenciar desfiles militares -cuando lo hace la Legión con el macho cabrío es ya el éxtasis--, o descorchar botellas de champán con el triunfo de ‘la Roja’. El verdadero patriotismo es querer los mejores hospitales, colegios, asilos y autopistas para tus conciudadanos, lo que se consigue pagando los impuestos y no depositando el capital en los paraísos fiscales.
Lo anterior son calificaciones generales. Es decir, el manual del buen facha. Ahora bien, dentro de las derechas hay varios especímenes. La derecha comodona, la que se considera de rancio abolengo, esa que dice que ‘nadie le ha regalado nada’. La que defiende a machaca martillo a la familia, a la Iglesia y a la Nación; aunque pasan de la familia, lo que diga la Iglesia se lo pasan por el forro y la Nación se la sopla. Otra derecha sería la capitalista, la oportunista, la que está porque en algún sitio tendría que estar, la que tuvo antes el carné del partido que el DNI, la que dependiendo de la intención de votos puede, o no, defender el aborto y la homosexualidad, consumir drogas y cree que la competitividad es la medida de la justicia social.
Finalmente está la derecha que reza. Aquí abunda la hipocresía. Esta derecha, de misa, comunión, Jornadas Mundiales de Juventud, misas multitudinarias, de lujosos trajes en las procesiones, envía sus hijas a abortar a Londres, admite en sus medios de comunicación los anuncios de contactos sexuales, visita burdeles, tiene negocios de preservativos y, por supuesto, monopoliza el discurso de la moral auténtica.
Por todo ello, no es difícil entender porqué nadie dice que es de derechas; alguien de izquierdas nunca se esconderá por definirse así, mientras que la derecha siempre dirá que ‘es de centro’ para esconder sus vergüenzas, insisto, cínicos. Aquí es donde entra Ciudadanos… y al que le pique que se rasque. Yo soy de izquierdas y no me avergüenzo por decirlo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo contigo Marino con la derecha que pintas. Hoy día la izquierda en España es tan capitalista como la derecha y están cometiendo los mismos errores…para mí no hay diferencia y es más de lo mismo. Han criticado a la derecha de una forma bastante brutal y ahora cuando gobiernan hacen lo mismo.Solo hay que ver los ingresos que tienen estos anti capitalistas. Me llama la atención que estén saliendo anti franquistas más que rebollons o setas en el otoño. Pero si uno se preocupa de saber los antepasados de estos antifranquistas de bote, te das cuenta qué padres, abuelos u otros familiares han sido falangistas o del régimen. Pero bueno, sabemos cómo funciona esto y subirse al carro ganador es muy español. También podíamos hablar de estos de la izquierda que gobiernan y que contratan a dedo…siempre de los suyos"naturalmente",y enchufan a familiares y amigos en puestos de la Administración. Y que en vez de preocuparse del pueblo que les ha elegido, se dedican a acabar con todo lo que representa la iglesia o aniquilar a la derecha. Cuando un cambio de ideología en un Ayuntamiento o gobierno tenía que ser lo más normal en una democracia…aqui se convierte en una caza de brujas.

Leo dijo...

Yo busco el bien común, diría que aunque fuese empresaria buscaría que todos mis trabajadores fuesen mis cómplices y compartir todos los beneficios, nada me haría más feliz que ver disfrutar a todo el mundo de tener la oportunidad de vivir dignamente y feliz.
La izquierda, a veces, dice ser de esa clase de personas que pelea, que se esfuerza con ilusión por un mundo mejor, ya sabes Maikel, siempre hay vagos incompetentes infiltrados en ser una especie "nueva" que definiría en vez de los vividores de lujos de la derecha, los conformistas vividores.
Pienso que la honradez se lleva en el corazón, y el compromiso por compartir la felicidad y la lucha es mi bandera.
Desgraciadamente existen pocas banderas que quieran disfrutar juntos del bien común.
Por cierto, a alguno con este artículo le tiene que estar saliendo humo por las orejas. A mí, personalmente me encanta, creo que lo clava... no me extiendo más... ahora bien... solamente añadir, luego viene Soraya Sáenz de Santamaría en plan sensible, como si no supiera que su grupito de derachas busca floreros y con esos ojos de babosetes humillan a sus flores.... a veces, hay que ser fuerte, para, que las flores luzcan por sí solas.

Anónimo dijo...

"pero que por mi última entrada parece ser que he herido alguna sensibilidad… y es que la derecha tiene la piel muy fina". Espero que esto no sea por mi Marino. Nos conocemos años de participar en foros y blogs y sabes que yo acepto las críticas, ademas tampoco soy tan de derechas como para ofenderme. En cuanto a tu entrada. Creo que retratas a una derecha de otra época, que habrá gente que añora ese pasado…puede ser,pero es una mínima parte.
Leo, el primer objetivo de un empresario es el beneficio económico propio, y una manera de ganar más es; pagando poco y exigiendo mucho a sus trabajadores/as. Creo que una vez ya lo conté: Trabajaba en una empresa donde los propietarios eran dos socios, uno facha y con retrato de Franco en el despacho, más tarde lo quitó porque a los clientes no les hacía ninguna gracia. El otro comunista…yo me reía cuando me lo decía “vamos que no me lo creía” todo un capitalista, hasta que me enseñó el carnet del partido. Trataba a los trabajadores a patadas, exigía más horas de trabajo de lo que teníamos en los contratos y convenios…horas que no pagaba.Incluso tenía sin contrato a algunos compañeros,y cuando nos negábamos a tragar…no nos pagaban. Al final acabamos en los tribunales y la empresa acabó cerrando, fue una época muy mala y que no me gusta mucho recordar. Por suerte luego todo cambio y me han ido bastante bien las cosas, pero a mí me enseñó algo muy importante esa etapa negra de mi vida. Que el dinero no tiene color, ni ideología y tampoco familia. Al final no importa si se es de izquierdas o derechas, lo que importa es ser una buena persona y no pensar solo en uno mismo.

Marino Baler dijo...

Maikel: una cosa es ser de izquierdas y otra cosa parecerlo. Me explico. Cada vez que el PSOE dice que es de izquierdas me sorprendo. Está claro que no lo son, viven a la sombra de lo que posiblemente fueron en unos orígenes y que perdieron por Felipe González, aunque a algunos nos costó darnos cuenta.
En este país no ha gobernado la izquierda en periodo democrático y eso es un hecho, ya que una izquierda de manual jamás hubiera hecho lo que ha hecho el PSOE. Bajo mi punto de vista, el 'más izquierdoso' fue Zapatero... y tuvo la mala suerte de la crisis esconómica.
La entrada no te aludía a ti, como bien dices hemos coincidido desde hace años en otros foros y sé de tu buena disposición al diálogo y a las buenas formas; iba por otras personas a las que no les ha sentado muy bien verse reflejadas o que las describa tan fielmente.

Anónimo dijo...

Es que el cambio que a ti te gustaría me da la impresión que es inviable en España. Ni siquiera fue posible con el partido comunista cuando era tan fuerte…al final siempre acaban subiendose al carro del capitalismo.

Marino Baler dijo...

Maikel: el capitalismo puede que sea necesario, pero en la misma medida necesita control.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo que hay que controlar a toda esta chusma que nos ha llevado a esta situación.Porque al final detrás del capitalismo hay personas…por llamarles algo.