lunes, 13 de octubre de 2008

El día... ¿de qué fuerzas?




Ayer, el Día de la Hispanidad, fue también el desfile de las Fuerzas armadas. Como nunca me han gustado las cabalgatas y no he visto nunca ninguna entera esta vez no iba a ser distinto. Pero claro, ya está la televisión para recordarnos a todos que tenemos un valeroso ejército que sería la envidia de Felipe II y sus invencibles tercios si pudieran verlo.
Estoy en contra de todo lo que significa el ejército. Por principios me hice objetor de conciencia. Recuerdo que cuando se lo dije a mi padre, con 15 años, se montó una buena discusión. Probablemente porque la objeción era algo desconocido y se tenía la idea de ser una especie de anti - sistemas. Además mi padre, antes, pensaba que en la mili se aprendía el respeto. Precisamente por eso del respeto no quería hacerla. Por respeto a mí mismo. Me parecía algo denigrante tener que cuadrarte y firme delante de un tío solamente porque tuviera estrellitas en el pecho. Así pues al final me hice objetor y todos tan contentos.
Por ello ayer, cuando en el telediario vi desfilar al ejército delante del demócrata franquista, o sea Campechano I, no pude más que recordar esos hermosos pasajes del Quijote en el que don Quijote y Sancho observan desde una loma como se acercan dos manadas de carneros a encontrarse y al primero le parecían dos ejércitos y al segundo lo que realmente eran, o sea, manadas de borregos.

 ¡Vuélvase vuestra merced, señor don Quijote, que voto a Dios que son carneros y ovejas las que va a embestir! ¡Vuélvase, desdichado del padre que me engendró! ¿Qué locura es esta? ¡Mire que no hay gigante ni caballero alguno, ni gatos, ni armas, ni escudos partidos ni enteros, ni veros azules ni endiablados! ¿Qué es lo que hace?, ¡pecador soy yo a Dios!
[...]


¿No le decía yo, señor don Quijote, que se volviese, que los que iba a acometer no eran ejércitos, sino manadas de carneros? —

Pues sí. Cada vez que veo al ejército desfilar no puedo dejar de acordarme de este capítulo de la inmortal obra. Quizás esa misma comparación quería hacer el gran Cervantes.
Recuerdos y sentimientos aparte estoy en contra del ejército como tal. Me parece una institución inútil, inservible y que no tiene ningún cometido. Quizás algunos digan que sirve para defendernos por si nos invaden pero ¿defendernos de quién? Si hacemos un repaso a lo largo de la historia vemos que el ejército nunca ha repelido ninguna invasión. Nuestro ejército siempre ha sido usado para invadir otros países o para ir en contra del propio pueblo. Hagamos memoria:
España, antiguamente no tenía una estructura como país tal y como sucede en la actualidad. Las invasiones eran frecuentes y cada uno defendía su parte de territorio como podía así pues los cartagineses, romanos y árabes pasaron por nuestras tierras sin que ningún ejército pudiera defendernos de ellos.
Más tarde, en los últimos 500 años, nuestros ejércitos sirvieron para conquistar y atacar otros países, por lo tanto el matiz defensivo se pierde.
La última vez que fuimos invadidos fue durante el periodo napoleónico y fue el pueblo el que echó al invasor no el ejército que apenas existía.
Por otra parte nuestro ejército, cuando ha tenido que actuar en nuestras fronteras lo ha hecho siempre en contra del pueblo como por ejemplo las Comunidades y Germanías en el siglo XVI, durante las Guerras Carlista, en el siglo XIX y durante la Guerra Civil en el XX. Siempre contra los propios españoles y no contra un enemigo extranjero.
Por ello es ilógico pensar que en plenos siglo XXI y con la cantidad de elementos armamentísticos que hay para sustituir a un ejército en caso improbabilísimo de invasión, el ejército haría algo. No creo que para recuperar un islote como el de Perejil sea necesario tan gran derroche de medios.
Pero bueno, quizás algunos crean que es necesario por el prestigio, la defensa y toda la parafernalia que eso conlleva, aunque por otra parte ¿Quién sabe? Quizás vuelvan los tiempos en los que no se ponía el sol y haya que volver a recurrir a nuestros flamantes tercios.

1 comentario:

Luis López dijo...

En el día nacional yo me quedo en la cama igual, pues la música militar nunca me supo levantar.